Soledad en la vejez ¿Realidad inevitable o decisión personal?

Diversos estudios relacionan el fenómeno de la soledad en la vejez con las transformaciones sociales en las últimas décadas.

La forma en la que interactuamos en el terreno social y personal ha evolucionado con el paso de los años. Modelos familiares tradicionales evolucionan a formas mucho más diversas de organización que responden de manera más adecuada a las necesidades de la vida moderna. Una de estas tendencias en crecimiento es la de vivir sin pareja, ya sea por elección propia o como resultado de una separación (Klinenberg, 2012). Son muchos los factores que pueden desencadenar que una persona viva su vejez sin un compañero o compañera, pero; ¿Qué implicaciones tiene la soledad para aquellas personas que han llegado a la tercera edad sin una pareja?

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Vivir sin pareja y sus motivos ¿Una tendencia al alza?

Comencemos con aquellas personas que no planearon estar solas – o al menos en un principio-. Existe una tendencia ascendente en el número de divorcios, siendo países europeos como Bélgica (71%), Portugal (68%), Hungría (67%), República Checa (66%) y España (61%) quienes lideran los primeros puestos (Levowitz, Shibu, 2019). Este fenómeno tiene como consecuencia lógica que cada vez más personas de mediana y tercera edad, se encuentren en soltería y en riesgo de pasar la vejez en soledad.

Según la antropóloga Fisher, luego de realizar un interesante estudio (Fisher, 2004) sobre el amor y los vínculos de pareja en los seres humanos, concluyó que este incremento en las separaciones no está relacionado de manera exclusiva con la evolución de la cultura y sus reglas.

De tal forma, otras investigaciones (Levowitz & Shibu, 2019) sugieren que cambios como una mayor independencia económica por parte de las mujeres, o la priorización de la vida laboral por encima de la vida familiar estarían contribuyendo a materializar el divorcio, como el final inherente a la relación sentimental.

Pero el divorcio no es la única razón de esta tendencia creciente hacia la soledad. Cada vez más personas están solas por voluntad propia. El sociólogo estadounidense Erik Klinenberg explica que existen cuatro razones principales por las cuales la soledad se presenta en la vejez:

  1. La entrada masiva de la mujer al mercado laboral en las últimas décadas les ha ofrecido independencia económica, haciendo que el matrimonio no sea económicamente imprescindible. Por ello pueden retrasarlo de manera indefinida, salir de uno que no les interese, o directamente no formalizar un matrimonio.
  2. La revolución en las comunicaciones y la tecnología ha permitido que vivir sin pareja sea una experiencia cada vez menos solitaria.
  3. La ordenación urbana ha configurado espacios y barrios enteros en donde vivir solo o sola está totalmente aceptado socialmente, creándose una subcultura de gente soltera.
  4. Las personas son más longevas – sobre todo las mujeres – lo que provoca que muchas personas mayores sobrevivan a sus parejas, teniendo que vivir años, e incluso décadas, sin pareja.

Considerando estos hechos como cambios difícilmente reversibles en el proceso de evolución de nuestra sociedad, es pertinente preguntarnos:

¿Están las personas solteras de hoy destinadas a vivir una vejez en soledad?

Al estudiar la literatura sobre este fenómeno, La Doctora Louise C. Hawkley de la Universidad de Chicago se encontró ante la teoría de que las personas mayores están cada vez más solas; viviendo en este momento una auténtica “crisis de soledad”.

Para determinar la existencia y el grado de afectación de este supuesto problema, encabezó una investigación (Hawkley, Wrobleswsk & Kaiser, 2019) dónde comparó a dos grupos de adultos nacidos en diferentes periodos del Siglo XX. De 1920 a 1947 y de 1948 a 1965, realizando tres observaciones en el tiempo con una diferencia de 5 años (2005 a 2006, 2010 a 2011 y 2015 a 2016). En dichas intervenciones analizó el nivel de soledad reportado, logros educativos, estado civil y su relación con miembros de la familia y amistades. De esta forma, encontró que en ambos grupos, el sentimiento de soledad disminuyó entre las edades de 50 a 74 años. No obstante, aumentó en la edad de 75, sin diferencias entre ambos grupos.

Ante estos resultados, la Doctora Hawkley explicó que el estar en mejores condiciones de salud, y mantener mejores relaciones sociales con su pareja y amistades disminuía el sentimiento de soledad. Del mismo modo, la pérdida gradual de estas condiciones precipitaban el sentimiento de soledad.

Primeras conclusiones intergeneracionales

Esta investigación y otras similares desmienten y afirman, al mismo tiempo, la creencia popular que se tiene en torno a la vejez y la soledad. Es cierto que el sentimiento de soledad aumenta con la vejez, pero es falso que en cada generación las personas mayores se sientas más solas (Hawkley, Wrobleswski, Kaiser, 2019). Esto implica que nuestros padres no se sienten más solos que nuestros abuelos o que nuestros bisabuelos en su momento, pero igualmente sintieron soledad.

Conscientes de ello, es necesario preguntarnos: ¿De dónde viene entonces la percepción extendida de «epidemia de la soledad en la vejez» ? La respuesta a esta cuestión es más simple de lo que pudiéramos pensar.

Según el Informe de Envejecimiento de la Población Mundial emitido por la ONU (Organización de las Naciones Unidas), desde el año 2000 hasta el año 2015, hubo un incremento a nivel global en la población de mayores de 60 años del 47%. Pero eso no es todo, particularmente la población mas envejecida – mayores de 80 años – creció un 77%.

Si tomamos en cuenta los resultados de la Doctora Hawkley -incremento de la percepción de la soledad en los últimos años- en el contexto de los datos aportados por la ONU, la realidad indica que las personas mayores no están particularmente más solas que antes, sino que hay más cantidad de personas mayores a consecuencia del envejecimiento poblacional.

La diferencia entre ‘vivir solo’ y ‘estar solo’

Frente a las críticas que recibe la decisión de vivir sin la compañía de nadie, Klinenberg hace una distinción importante entre vivir solo o sola, es decir, vivir en solitario y autocuidarse a sí mismo, y el estar solo que implica vivir la percepción de aislamiento social o sentirse emocionalmente solo, desamparado o vacío.

La primer opción, como ya lo hemos visto, puede ser una alternativa atractiva con considerables ventajas. El autor destaca que las personas que viven solas tienden incluso a socializar más con amistades y vecinos que las personas que están casadas. Además, pone de manifiesto que actualmente vivimos en una época de “hiperconexión” o “sobreconexión” en donde los medios de comunicación y tecnológicos nos mantienen en contacto todo el día. Por ello, tener un espacio propio nos ayuda a mantener una barrera entre el mundo exterior y nuestro propio espacio (Klinenberg, 2012).

En relación con el sentimiento subjetivo o la percepción intrapsiquica de soledad en la vejez, podemos concluir junto con la doctora Hawkley y sus colegas que; aunque es una emoción que se presenta como inherente a la etapa final de la vida, esta es consecuencia de factores que están, por lo menos en cierta medida, en manos de la propia persona. La conjunción de variables como el nivel de actividad diaria, el estado de salud o la calidad en la relación con su familia y amistades (Hawkley, Wrobleswski, Kaiser, 2019) permitirían concluir que sentir soledad no es una sentencia ineludible en la última etapa de nuestra vida.

Referencias:

  • Fisher, H. (2004). Por qué amamos: Naturaleza y Química del Amor Romántico. Santa Fe, Bogotá: Taurus Pensamiento. Recuperado de altersexual.files.wordpress.com
  • Hawkley, L., Wrobleswski, K., Kaiser, T. (2019) Are U.S. older adults getting lonelier? Age, period, and cohort differences. Psychology and Aging 2019.
  • Klinenberg, E. (2012). Going Solo: The Extraordinary Rise and Surprising Appeal of Living Alone. Estados Unidos de America, Penguin.
  • Levowitz, S., Shibu, S. (2019) Divorce isn’t a failure, therapist say. In fact. It could mean the marriage was a success. Business Insider. Recuperado de www.businessinsider.com
  • United Nations. Department of Economic and Social Affairs Population Division (2015) World Population Ageing 2015, New York, Estados Unidos de America.
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.