El presente artículo, que analiza las diferencias entre la danza de las abejas, como forma de comunicación, y el lenguaje humano, tiene como objeto realizar un acercamiento a los problemas de lingüística, a partir de la propuesta teórica del lingüista francés Émile Benveniste.
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La danza de las abejas en la comunicación animal
A continuación, se explicará la diferencia entre la comunicación animal y el lenguaje humano, tomando como base una investigación que se realizó con abejas; ya que, se ha observado que tienen un modo particular de comunicarse. Aparte de la prodigiosa organización de sus colonias, sus actividades diferenciadas y coordinadas, su capacidad de reaccionar colectivamente ante situaciones imprevistas, hacen suponer que tienen la aptitud de intercambiar verdaderos mensajes dentro de la colmena (Benveniste, 1997).
La atención de los observadores se ha dirigido al modo en que las abejas son advertidas cuando una de ellas descubre una fuente de alimento. En una investigación se observó a una abeja recolectora, que, en su vuelo halla una disolución azucarada que sirve de cebo. A continuación la prueba y mientras se alimenta, el experimentador la marca para poder diferenciarla con las otras abejas. Más tarde, vuelve a la colmena e instantes después, se ve llegar a un grupo de abejas en busca del alimento, pero entre ellas no figuraba la abeja marcada; por lo tanto, tuvo que haber emitido un mensaje a sus compañeras con informes precisos, puesto que, sin que estuviera la abeja que lo descubrió en un principio, las otras pudieron llegar al lugar (Benveniste, 1997).
Este fascinante problema representó un desafío durante mucho tiempo para los observadores e investigadores de la época. Pero Karl Von Frisch -etólogo austríaco- fue quien estudió y descubrió el mecanismo que seguían las abejas, motivo por el cual fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1973 (Benveniste, 1997).
Los descubrimientos de karl Von Frisch
El investigador austríaco observó en una colmena transparente el comportamiento de la abeja que retorna después de descubrir el botín. En medio de la efervescencia con la llegada de la abeja recolectora, las demás abejas la rodean de inmediato para recibir el polen que trae, o ingerir el néctar que regurgita (Benveniste, 1997). Seguida por sus compañeras, la abeja ejecuta danzas. He ahí el momento fundamental del proceso y el acto propio de la comunicación. Según los casos, las abejas realizan dos tipos de danzas diferentes que indicarían, tanto la distancia, como la dirección (Morocho, 2014).

Función de la danza de las abejas
La danza, en sus dos variedades, les sirve para informar a las demás abejas compañeras de sus hallazgos y guiarlas mediante indicaciones relativas a la dirección y la distancia; aunque puede haber ligeras variaciones de una abeja a otra o de una colmena diferente, pero no en la elección de la danza (Aceña, 1990).
- Distancia: Se extrae del número de figuras trazadas. A mayor número de giros, menos distancia y viceversa.
- Dirección: En los giros, según se incline a la derecha o izquierda respecto al sol, indica el ángulo.
(Aceña, 1990)
Las abejas son capaces de producir y comprender un mensaje que encierra varios datos. Registran la posición y la distancia, pueden almacenar esa información en su memoria y transmitirla por medio de la danza, teniendo así, la capacidad de formular e interpretar un signo que remite a cierta realidad (Benveniste, 1997).
El mensaje que se infiere de la danza de las abejas
El mensaje que se extrae de la danza de las abejas gira en torno a:
- Información, para el resto de abejas, sobre la existencia de una fuente de alimento.
- Datos sobre la distancia.
- Datos sobre la dirección.
(Benveniste, 1997).
El procedimiento tras la danza de las abejas
Ponen en juego un simbolismo verdadero -aunque algo rudimentario-, por el cual los datos objetivos son traspuestos a gestos formalizados que incluyen elementos variables y de ‘significación’ constante. Por lo demás, la situación y la función son las del lenguaje, en el sentido de que el sistema es válido en el interior de su comunidad -la colmena- y cada integrante de esa comunidad puede emplearlo o comprenderlo en los mismos términos (Benveniste, 1997).
Diferencias entre la comunicación de las abejas y el lenguaje humano
- La comunicación de las abejas se produce por medio de la danza, sin intervención ‘vocal’, por consiguiente, hay lenguaje sin voz.
- La comunicación de las abejas requiere de percepción visual, por ende; no se puede emitir de noche, cosa que en el lenguaje humano no sucede, ya que no necesariamente necesitamos información visual para poder comunicarnos.
- Las abejas no conocen el diálogo, su comunicación se centra solamente en el intercambio de datos objetivos, a modo de coordenadas, por lo que, su mensaje no puede ser reproducido por otra que no hubiera visto por sí misma las cosas que la primera anuncia en la colmena.
- El ‘lenguaje’ de las abejas no es susceptible de analizar; el lenguaje humano sí, ya que cada enunciado se reduce a elementos que se pueden combinar libremente por medio de la combinación de lexemas y morfemas.
- En el lenguaje humano puede existir un diálogo -bidireccional-, a diferencia de solo transmitir una experiencia objetiva como sucede con las abejas. La manifestación lingüística se puede emplear libremente y sin límites dentro de sus reglas, y puede haber una dialógica.
- Aunque el lenguaje humano tiene un número de morfemas bastante reducido, permite un número considerable de combinaciones en donde nace la variedad del mismo.
- El lenguaje humano puede crear más allá de lo que observamos, un ejemplo de esto serían las obras de ciencia ficción, que transmiten contenidos que van más allá de la realidad que percibimos.
(Benveniste, 1997).
Conclusión
El modo de comunicación empleado por las abejas no se podría considerar, como tal, un lenguaje. Se trata más bien de un código de señales, debido a la fijeza del contenido, la invariabilidad del mensaje, la relación con una sola situación, la naturaleza indescomponible del enunciado y su transmisión unilateral. Pero no por esto deja de ser significativo, ya que, a pesar de que sea únicamente un código, es una de las formas de ‘lenguaje’ que se han conseguido descubrir en el reino animal.
Referencias:
- Benveniste, E. (1997). Problemas De Lingüística General I. México: Siglo XXI, 1971, pp. 56-62
- Aceña, J. M. (1990). El sistema de comunicación de las abejas. Didáctica. Lengua y Literatura, volumen (2), número (19). revistas.ucm.es
- Morocho, D. A. (2014). Los trazos generados en los movimientos de la abeja, una propuesta escultórica elaborada en materiales naturales. Estudios sobre Arte Actual, número (2). dialnet.unirioja.es