Los beneficios psicológicos de los videojuegos

Más allá de las controversias y prejuicios sin aval científico, existen numerosas evidencias de los beneficios psicológicos que ofrecen los videojuegos.

Mucho se ha hablado de los efectos negativos que tienen los videojuegos en el comportamiento y el cerebro de las personas; tanto de niños y niñas, como en personas adultas. Lamentablemente, de alguna forma, cuando ocurre alguna catástrofe individual, se establece una relación entre el consumo de videojuegos y la violencia; ignorando los beneficios psicológicos de los videojuegos. 

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¿Los videojuegos provocan conductas violentas?

De acuerdo con Etxeberria (2011), determinados informes confirman que “la exposición a videojuegos violentos se relaciona directamente con conductas, pensamientos y actitudes agresivas; al tiempo que disminuyen los comportamientos prosociales y de empatía hacia las víctimas”. Además, estudios realizados por Anderson y Warburton (2011), afirman que en Estados Unidos, en los últimos 20 años, el tiempo de uso de videojuegos en menores ha pasado de 4 a 20 horas semanales; presentando, muchos de estos, un contenido violento.

Esto quiere decir que, de acuerdo con las investigaciones, jugar a videojuegos con un alto contenido de violencia, puede incrementar conductas agresivas. Sin embargo, también se han realizado varias investigaciones que han demostrado que el uso de videojuegos; tanto en consolas, como en computadores y celulares, tiene un efecto positivo, como es su uso en actividades educativas, terapéuticas y formativas (Etxeberria, 2011). Por su parte, Aguiar y Farray (2003; citado por Ledo et al, 2016), sostienen que los videojuegos favorecen la psicomotricidad, la autonomía, la iniciativa y los reflejos.

Algunos beneficios psicológicos de los videojuegos

En el ámbito de la educación, se ha observado que los niños, niñas y adolescentes desarrollan tolerancia a la frustración y perseveran para alcanzar los objetivos; solucionando problemas y experimentando con diferentes alternativas hasta alcanzar las metas propuestas (Gentile and Gentile, 2008; citado por Anderson y Warburton, 2011).

De acuerdo con Kirsch (2010; citado por Anderson y Warburton, 2011), el uso de videojuegos contribuye con el manejo del dolor durante procedimientos médicos. Por su parte, varios autores encontraron que existen múltiples videojuegos que favorecen la coordinación y la cognición espacial. Incluso, se utilizan simuladores de vuelo en el entrenamiento de cadetes de la fuerza aérea en algunos países y la NASA (Green & Bavelier, 2006, Okagaki & Frensch, 1994; Bailey et al 2010; citado por Anderson y Warburton, 2011).

También cabe resaltar que, aunque anteriormente se mencionó que los videojuegos violentos pueden disminuir la empatía y la conducta prosocial; también se ha encontrado evidencia que aquellos videojuegos que tienen un componente cooperativo, favorecen conductas prosociales a corto y largo plazo, pudiendo llegar a disminuir pensamientos antisociales (Anderson y Warburton, 2011).

Más allá de los beneficios psicológicos citados del consumo de videojuegos, no podemos olvidar la contribución de los videojuegos en la prevención de la obesidad y la promoción de ejercicio y la actividad física. Actualmente existen muchas videoconsolas y juegos, cuyo objetivo es el movimiento grueso (Moncada y Chacón, 2012).

Los videojuegos y los beneficios en el aprendizaje

Gómez del Castillo (2007, citado por Ledo et al, 2016), propuso una clasificación de cuatro aspectos que se ven favorecidos por el uso de videojuegos como potenciadores del aprendizaje:

  1. Aspectos cognitivos: atención al detalle, memoria, reconocimiento espacial y perceptual, razonamiento abstracto y lógica, comprensión de lectura, incremento del léxico, resolución de problemas, planeación de estrategias, razonamiento inductivo, velocidad de procesamiento, atención, entre otros.
  2. Destrezas y habilidades: autoevaluación y autocontrol, motivación, tolerancia a la frustración, habilidades motrices finas y gruesas, velocidad de respuesta, curiosidad, creatividad, coordinación ojo-mano.
  3. Socialización: aumento de la autoestima, habilidades sociales (incluso en personas dentro del espectro autista), compromiso, interacción no jerárquica, cooperación.
  4. Alfabetización digital: herramientas de aprendizaje temático.

Los videojuegos como herramientas terapéuticas

Hasta este punto, hemos hablado únicamente de los beneficios psicológicos de los videojuegos comerciales. Sin embargo, diferentes compañías han estado desarrollando videojuegos dirigidos a población con alguna alteración o trastorno -cognitivo, psiquiátrico, del neurodesarrollo, etc.-. La empresa Ranj desarrolló un juego llamado ‘Plan-It Commander‘ dirigido específicamente para ayudar a niños, niñas y adolescentes con déficit de atención. Por otro lado, un videojuego creado por Narcís Parés llamado ‘Pico´s Adventure‘ facilita la comunicación y el desarrollo de habilidades sociales en niños y niñas dentro del espectro autista. En esta línea, también tenemos ‘Second Life‘, diseñado para adolescentes y adultos con trastornos del espectro autista, ayudándoles a desarrollar y practicar las habilidades sociales para la vida real.

Conclusiones

Podemos afirmar que los videojuegos no tienen por sí mismos un efecto directo sobre el cerebro, sino que dependería del acceso que se tenga a estos, y el uso que se les dé. Los videojuegos, generalmente, tienen una clasificación que indica la edad recomendada y los contenidos que pueden ser problemáticos -violencia, consumo de sustancias, pornografía, etc.-. Por lo tanto, es responsabilidad de los padres y madres seleccionar los videojuegos más acordes con la edad de sus hijos e hijas; supervisarlos mientras juegan y complementar el uso de las videoconsolas con otras actividades saludables, empleando los videojuegos como un apoyo en el desarrollo de habilidades.

Finalmente, con relación a las noticias reportadas en el pasado que vinculan el uso de videojuegos con comportamientos violentos, es conveniente aclarar que, para que una persona sea violenta, no basta con que juegue videojuegos violentos, también influye su red de apoyo -familia y padres-, estado emocional y psicológico, acceso a educación y satisfacción de las necesidades básicas, entre otras características sociodemográficas.

Referencias:

  • Anderson, C. A. y Warburton, W, A. (2012). The impact of violent video games: An overview. In W. Warburton & D. Braunstein (Eds.) Growing Up Fast and Furious: Reviewing the Impacts of Violent and Sexualized Media on Children, (pp. 56-84). Annandale, NSW, Australia: The Federation Press.
  • Etxeberria, F. (2011). Videojuegos violentos y agresividad. Pedagogía Social. Revista Universitaria, 18, 31-39. 
  • Ledo, A. I., Gandara, J. J., García, I., y Gordo, R. (2016). Videojuegos y Salud Mental: De la adicción a la rehabilitación. Revista Iberoamericana de Psicosomática, 117, 72-83.
  • Moncada, J. y Chacon, Y. (2012). El efecto de los videojuegos en variables sociales, psicológicas y fisiológicas en niños y adolescentes. Retos. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación, 21, 43-49. 
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.