Psicofisiología de las emociones: piel, pupilas, sudor…

Sudoración, escalofríos, pupilas dilatadas o cambios en el ritmo cardíaco son algunos de los signos que estudia la psicofisiología de las emociones. El lenguaje de tu cuerpo.

Aunque a veces no resulta sencillo identificarlo, nuestro cuerpo manifiesta físicamente nuestras emociones ¿Puedes describir cómo se siente en tu cuerpo la felicidad, la tristeza o la rabia? La psicofisiología se encarga de explorar cómo se manifiestan las emociones a nivel corporal. Para esto, se han diseñado estrategias de registro y medición de respuestas orgánicas como la dilatación de las pupilas, la sudoración, el ritmo cardíaco, entre otras.

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Objetivos de la psicofisiología de las emociones

La psicofisiología es una rama de la ciencia que integra la psicología y fisiología, ubicada en el grupo de las neurociencias y centrándose en el estudio de las emociones. Esta disciplina pretende estudiar las relaciones entre las respuestas fisiológicas –incluyendo respuestas del sistema nervioso, el aparato circulatorio y las hormonas–, y la conducta. Dentro de sus principales objetivos se encuentran (Paladines, 2017):

  • Identificar y explicar las relaciones entre las diferentes funciones psicológicas – atención, conducta, sensopercepción, etc.- y correlato su orgánico –sistema nervioso y sistema endocrino-.
  • Describir la naturaleza de la transformación de los estímulos sensoriales en información neuronal.
  • Construir teorías que permitan explicar y predecir comportamientos, desde una mirada biológica.

Técnicas de estudio sobre la psicofisiología de las emociones

Para estudiar las emociones y sus respuestas orgánicas, la psicofisiología utiliza diversas técnicas que se pueden clasificar en (Paladines, 2017):

  • Psicológicas: Comprenden la observación, la entrevista y los test psicométricos. En estas fuentes se recurre principalmente a la percepción intrapsíquica del sujeto y a lo que se puede observar y medir en entornos relativamente naturales.
  • Químicas: Principalmente evalúan los cambios a nivel de las sustancias químicas segregadas por el organismo. Esto se puede realizar in vivo, in vitro o con tejido procesado.
  • Anatómicas: Se enfocan en las estructuras morfológicas macroscópicas y microscópicas, así como los procesos de degeneración celular espontánea y lesiones a propósito – modelos animales-.
  • Imágenes diagnósticas: Por medio de las técnicas de imagenología se puede realizar la toma de neuroimágenes estructurales –TAC, RMN- y funcionales –SPECT, PET, RMNf -.
  • Eléctricas: Permiten la medida de la actividad eléctrica –EEG– y la medición de los cambios generados por medio de estimulación eléctrica.

Medidas de conductancia de la piel

Una de las técnicas qué más se usan en psicofisiología es la de la conductancia de la piel, dado que está respuesta puede ser un gran indicador de las emociones de los individuos. También es denominada como la medición de la actividad eléctrica de la piel o respuesta galvánica de la piel, pero en términos sencillos, hace referencia al incremento en la conductividad en la piel, gracias al sudor. Diversos estudios por medio de esta técnica han demostrado que la medida de la actividad electrodérmica puede ser funcional para la medición de emociones como la ira y el miedo, además de permitir determinar niveles de arousal y atención; sin embargo, hay una amplia discusión frente a su efectividad y utilidad, pues es una medida de un alto nivel de sensibilidad, lo cual dificulta una adecuada discriminación de los resultados (Mojica-Londoño, 2017).

El estudio de las emociones en los ojos

Otra de las medidas relevantes en el estudio de las emociones por medio de la psicofisiología es la respuesta pupilar. Hacia mediados de los años 60, Hess (1972, citado por: XXX) propuso la hipótesis de la contracción – aversión. Según esta, frente a estímulos desagradables las pupilas tienden a contraerse, mientras que ante estímulos deseables o interesantes, las pupilas se dilatan.

Aunque algunos estudios soportan estas hipótesis, posteriormente fue difícil replicar los resultados, por lo que se concluyó que las respuestas pupilares no están directamente ligadas con la valencia del estímulo, sino con la intensidad afectiva que generaba; y que todos los estímulos novedosos suelen generar una dilatación pupilar. Asimismo, actualmente se sabe que ningún estímulo, con excepción de la luz, hace que se contraiga la pupila; por lo tanto se evalúa el incremento en el tamaño y se correlaciona con la intensidad afectiva que genera el estímulo (Duque y Vázquez, 2013).

En cuanto al estudio de la psicopatología, se encontró que las personas con depresión presentan un mayor diámetro pupilar ante palabras de contenido negativo, resultados similares en personas sanas a quienes se les ha privado de sueño (Siegle y colaboradores, 2001, citado por Duque y Vázquez, 2013). Por su parte, en niños dentro del espectro autista, se encontró un menor nivel de procesamiento de información visual en comparación con niños sin neurodivergencias, lo cual se evidenció en un menor tamaño de la pupila (Martineau et al., 2011, citado por Duque y Vázquez, 2013).

El estrés, el corazón y la psicofisiología

Si se entiende el estrés como un desbalance en la homeostasis del organismo, el estrés psicosocial se refiere a alteraciones en las áreas social, familiar, interpersonal, etc., que amenazan la homeostasis emocional del individuo. Desde la psicofisiología, uno de los objetivos de estudio incluye la prevención de enfermedades secundarias a un desbalance en las emociones. En el caso de la salud cardiaca, se ha encontrado que el estrés está asociado con un incremento en la presión cardiaca, un incremento en el ritmo cardiaco, vasodilatación musculoesquelética, y activación del sistema inmune, lo cual comprende un factor de riesgo elevado para enfermedades cardiovasculares.

Indicadores psicofisiológicos de la mentira

Además de las emociones básicas, la psicofisiología también se ha interesado en estudiar cómo se manifiestan algunos de los comportamientos más humanos. En el caso de la mentira –declaración con intención de engañar– se han realizado varios estudios debido a su importancia en los procesos forenses y judiciales. Es así como nace la psicofisiología forense, la cual recopila y analiza datos fisiológicos por medio de instrumentos como polígrafos, mecanismos de evaluación de la dilatación pupilar, resonancias magnéticas funcionales entre otros (Pérez, et. al, 2018).

Por medio de estos estudios se ha encontrado que, cuando una persona se siente amenazada en relación con la veracidad de su testimonio, se activa un mecanismo de defensa en el que se puede observar enrojecimiento del rostro, temblor en las extremidades superiores y sequedad en la boca. Además, se presenta un aumento en el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria, sudoración, incremento en el tono muscular, entre otros. Adicionalmente, se ha concluido que genera malestar y se puede acompañar de emociones como ansiedad, miedo e ira (Pérez, et. al, 2018).

Conclusiones

Es evidente cómo el rango de acción de la psicofisiología es muy amplio, y cómo en el área de las emociones es útil no solamente a nivel de investigación, sino también en ámbitos de la prevención como es el caso de las enfermedades cerebrovasculares. A nivel de la práctica forense también se han hecho avances importantes; sin embargo, estos van muy de la mano con los avances en ciencia y tecnología, pues han sido estos los que han permitido observar los cambios fisiológicos con mayor exactitud.

Referencias:

  • Duque, A., y Vázquez, C. (2013). Implicaciones clínicas del uso del tamaño pupilar como indicador de actividad psicológica: una breve revisión. Clínica y Salud, 24, (1), 95-101. Recuperado de: scielo.isciii.es
  • Mojica-Londoño, A. G. (2017). Actividad electrodérmica aplicada a la psicología: análisis bibliométrico. Revista Mexicana de Neurociencia, 18 (4), 46-56. Recuperado de: www.medigraphic.com
  • Paladines, F. (2017). Psicofisiología general. Quito: Editorial Universitaria Abya-Yala.
  • Perez, L., Pérez, E., Pizarro, J. A., y Pérez, E. (2018). Indicadores neuroendocrinos y psicofisiología de la mentira. Revista Biomédica GUENDA, 1 (2), 13-17. Recuperado de: revistaguenda.com.mx
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.