Los seres humanos somos capaces de enfrentar problemas novedosos gracias a que podemos realizar predicciones sobre el resultado de distintas posibles soluciones. Cuando dichas predicciones giran en torno a las conductas, sentimientos y pensamientos de las y los individuos que nos rodean, es posible hablar de un tipo de cognición social al que algunos autores denominan “teoría de la mente”.
La teoría de la mente es un concepto que nació en el ámbito de la primatología, para luego ser adoptado por diversos investigadores que vieron en él una posible forma de explicar los trastornos del espectro autista (Baron-Cohen, Leslie, Frith, 1985). En la actualidad, esta noción teórica se ha transformado en la base de diferentes trabajos de investigación, los cuales estudian su supuesto papel en el desarrollo intelectual normal de los seres humanos, así como en la etiología de ciertas patologías (Tirapu, et.al 2007; García, 2008).
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¿Qué es la teoría de la mente?
Por teoría de la mente se entiende la habilidad para comprender y predecir la conducta, conocimientos, intensiones, sentimientos y creencias de los demás. Se dice que una persona tiene una teoría de la mente cuando ésta atribuye estados mentales a sí misma y a los demás. Se le denomina “teoría” por dos razones: en primer lugar, porque ésta es un sistema de inferencias sobre facultades que no son observables; además, puede ser utilizada para realizar predicciones sobre el comportamiento de los otros; es decir, es posible basarse en ella para formular hipótesis sobre los demás (Premack, Woodruff, 1978).
La teoría de la mente implica la existencia de un subsistema cognitivo compuesto por un soporte conceptual y mecanismos de inferencia específicos; los cuales se utilizarían para predecir e interpretar la conducta (Rivière, et.al 1994). Además, esta facultad es considerada una habilidad heterometacognitiva, ya que hace referencia a cómo un sistema cognitivo logra conocer los contenidos de otro sistema cognitivo diferente de aquel en el que se lleva a cabo dicho conocimiento (Tirapu, et.al 2007).
La teoría detrás de la “teoría de la mente”
La teoría de la mente ha sido estudiada por diversos autores en distintos campos de la psicología, la psicopatología y la neurología. Debido a ello, han surgido distintas explicaciones y descripciones de su posible naturaleza, composición y origen.
Por un lado, existe un grupo de estudiosos que considera que la teoría de la mente es parte de un sistema cognitivo general y unitario, cuyas partes actúan en conjunto para resolver cualquier tipo de problemas. En contraposición a esto, se encuentran las teorías modulares, que piensan que la mente se encuentra integrada por sistemas independientes y especializados que actúan frente a actividades y problemas específicos (García, 2008). Esta última consideración es la más popular entre los estudios más recientes sobre la teoría de la mente. Paradójicamente, esta división de los procesos mentales en facultades independientes, transforma el concepto de teoría de la mente en un término arbitrario que englobaría distintas funciones cognitivas, y no una sola habilidad.
Por otro lado, la adquisición y evolución de la teoría de la mente como parte del proceso normal de desarrollo intelectual del ser humano, también ha sido un tema estudiado ampliamente. En este sentido, existe una marcada tendencia a considerar que la teoría de la mente es una facultad innata, o que al menos, se encuentra relacionada con cierta predisposición hereditaria, propia de nuestra especie. De esta forma, se han distinguido fases significativas en el desarrollo cognitivo infantil, donde se adquiriría y maduraría nuestra capacidad para representar las actitudes e intenciones de las personas que nos rodean (Baron-Cohen, Leslie, Frith, 1985; Leslie, 1994).
Teoría de la mente y el estudio del autismo
Como ya se comentó, el autismo y los trastornos del desarrollo fueron el primer escenario donde la teoría de la mente fue relacionada con el desarrollo cognitivo del ser humano. En este sentido, se observó que los niños en el espectro autista tienen una particular dificultad para teorizar sobre la mente de los demás. Debido a ello, se formuló la hipótesis de que las personas autistas carecían, por alguna razón, de la facultad para desarrollar una teoría de la mente. Situación que explicaría su dificultad para explicar y predecir el comportamiento de los demás (Baron-Cohen, Leslie, Frith, 1985; Leslie, 1994).
Esta teoría sobre una supuesta “ceguera de la mente” es justificada por el aparente déficit en la capacidad de empatía mostrado por las personas autistas; el cual, a su vez, es explicado por una posible lesión o deficiencia orgánica en las estructuras neurológicas responsables de dicha función (Baron-Cohen, Leslie, Frith, 1985; Leslie, 1994).
Procesos involucrados en la teoría de la mente
Las teorías modulares sobre la teoría de la mente la describen como una facultad integrada por diferentes procesos. En este sentido, distintos investigadores se han dado a la tarea de identificar y separar las habilidades metacognitivas específicas que integran dicha dimensión. Entre las más estudiadas se encuentran las siguientes:
- Reconocimiento facial de emociones y expresión a través de la mirada.
- Deducir lo que los otros creen y las acciones que emitirán en consecuencia de ellas.
- Capacidad para expresar y comprender la ironía.
- Mentir y reconocer mentiras.
- Sensibilidad a las “faux pas” o meteduras de pata (comentarios o acciones inadecuadas o impropias de acuerdo al contexto).
- Emitir juicios morales.
- Sentir y mostrar empatía.
(Tirapu, et.al 2007).
Es importante destacar que todos estos procesos fueron analizados con diferentes técnicas de exploración a nivel neurológico, con el fin de determinar las estructuras cerebrales precisas relacionadas con la llamada teoría de la mente. No obstante, los resultados son tan diversos en este sentido, que es difícil concretar respuestas definitivas sobre este tema.
Crítica al modelo propuesto por la teoría de la mente
Un hecho que se destaca al comparar este tipo de estudios, es que la gran variedad de estructuras nerviosas que se han encontrado involucradas con esta dimensión, sugiere que dichos procesos se manifiestan en distintos niveles. Esto podría significar que el término “teoría de la mente”, alude a una gran cantidad de facultades que bien podrían ser estudiarse mejor de forma independiente, y no como parte de una sola dimensión hipotética (Tirapu, et.al 2007).
De igual forma, la pluralidad de procesos involucrados sugiere la existencia de diversas habilidades de diferente naturaleza; lo que ha llevado a los investigadores a clasificarlas en distintas formas. Por ejemplo, por su carácter cognitivo o emocional, o bien, por el tipo de problemas al que responden (Tirapu, et.al 2007; Gómez, 2010). Esta situación, de nuevo dificulta el estudio de la teoría de la mente como una dimensión unitaria.
Finalmente, es importante señalar que la descripción de los trastornos del espectro autista como una especie de “ceguera cerebral”, donde el cerebro presenta lesiones o irregularidades que impiden la generación de una teoría de la mente; explica solo algunas de las manifestaciones que este tipo de afecciones presentan. Además, tales hipótesis no se encuentran satisfactoriamente respaldadas por evaluaciones de tipo neurológico. Debido a ello y a las objeciones anteriores, es muy importante ser prudentes al integrar el concepto de teoría de la mente dentro de la etiología del autismo.
Referencias
- Baron-Cohen, S., Leslie, A., Frith, U. (1985). Does the Autistic Child Have a Theory of Mind? Cognition, volumen (21), número (1). researchgate.net
- García, E. (2008). Neuropsicología y Educación: De las Neuronas Espejo a la Teoría de la Mente. Revista de Psicología y Educación, volumen (1), número (3). pp. 69-89. eprints.ucm.es
- Gómez, I. (2010). Ciencia Cognitiva, Teoría de la Mente y Autismo. Pensamiento Psicológico, volumen (8), número (15), pp. 113-124. dialnet.unirioja.es
- Leslie, A. (1994) Pretending and believing: issues in the theory of ToMM. Cognition, volumen (50). researchgate.net
- Premack, D., Woodruf, G. (1978). Does the chimpanzee have a theory of mind? The Behavioral and Brain Sciences, volume (1), número (4). cambridge.org
- Rivière, A., Sotillo, M., Sarriá, E., Núñez, M. (1994). Metarrepresentación, intencionalidad y verbos de referencia mental: un estudio evolutivo. Estudios de Psicología, volumen (51), pp. 23-32. researchgate.net
Tirapu, J., Pérez, G., Erekatxo, M., Pelegrin, C. (2007). ¿Qué es la teoría de la mente? Revista de Neurología, volumen (44), número (8). psi.uba.ar