5 sesgos cognitivos que cometes diariamente

¿Seguro que cada decisión que tomas es consecuencia de un proceso completamente racional? Este artículo sobre sesgos cognitivos está escrito para ti.

Tradicionalmente, se pensaba que el ser humano era capaz de tomar decisiones de forma eficiente utilizando los recursos intelectuales que su capacidad racional le brindaba. De esta forma, las personas podrían evaluar las distintas alternativas que un problema les plantea y elegir las soluciones de mayor beneficio y menor pérdida. Sin embargo, esta concepción de la cognición humana ha sido desmentida por distintos hallazgos de la psicología experimental. Las averiguaciones sugieren que, al tomar decisiones y emitir juicios, los seres humanos rara vez recurrimos a un análisis racional. Por el contrario, nos dejamos influir por factores aparentemente irrelevantes y fallamos al considerar la evidencia (Blanco, 2017). Lo que es más sorprendente es que esta tendencia a cometer sesgos cognitivos se presenta de manera sistemática, es decir; la gente falla ante el mismo problema cometiendo el mismo error.

A estos errores sistemáticos en nuestra forma de pensar que afectan nuestras elecciones y predisponen nuestras opiniones se les conoce como sesgos cognitivos (Jamail, 2019). Estos son fenómenos psicológicos complejos surgen para compensar las limitaciones en nuestra capacidad de procesamiento de toda la información disponible. Son el resultado de los ‘atajos mentales’ para hacer elecciones de forma rápida o tomar decisiones cuando se cuenta con información limitada. También están relacionados con el efecto que las emociones tienen en nuestra forma de percibir y procesar el mundo que nos rodea. Este efecto nos brinda una sensación de seguridad y pertenencia que nos permite soportar los cambios acontecidos en nuestro entorno (Blanco, 2017).

A través de distintos estudios se han identificado más de 200 sesgos cognitivos diferentes. Algunos son más comunes que otros, y muchos se relacionan entre sí. Analizando sus características es posible identificar los sesgos cognitivos más frecuentes en nuestra vida diaria.

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1. Sesgo de confirmación

Es la tendencia a preferir la información que está de acuerdo con nuestras creencias o hábitos, descartando aquellos datos aparentemente en contra de nuestras convicciones o que no nos favorecen (Jamali, 2019).

Este tipo de sesgo es muy fácil de observar de manera cotidiana y se encuentra en la base de casi todo debate político o religioso. Su efecto puede notarse claramente en los procesos electorales de cada país, donde los seguidores de los distintos partidos políticos parecen vivir en mundos distintos donde las noticias solo favorecen a su candidato y destruyen a su oponente. Sin importar la solidez de la evidencia en contra de uno u otro bando, los hechos no son vistos de forma objetiva o imparcial, sino que se presentan como una prueba más de que el lado que se ha elegido es el correcto.

Un ejemplo menos polémico del sesgo de confirmación puede observarse cuando el capítulo final de una serie de televisión exitosa provoca división entre su comunidad de fanáticos. Mientras que una parte lo puede considerar una conclusión justa, la otra se siente traicionada al no obtener el cierre que se quería. En cualquier análisis posterior del episodio, se advierten notar dicotómicamente aciertos o fallas cometidas por la productora, según sea el posicionamiento personal acerca del mismo.

Este sesgo ha sido relacionado tanto con una necesidad del ego por protegerse ante posibles amenazas y daños, como con una estrategia que permite cohesionar información desconocida (Jackson, 2019).

2. Efecto Barnum/ Forer

Este sesgo se presenta cuando juzgamos cierto un discurso sobre nosotros porque elegimos sólo aquellas partes que si se nos aplican (Jamali, 2019).

Uno de los ejemplos más claros de este sesgo se da con los horóscopos, dónde se publica una serie de afirmaciones generales atribuibles a la mayoría de las personas con las que la gente se identifica. De esta forma, los creyentes piensan que estas declaraciones se aplican solo a ellos. Su nombre proviene de la frase “un tonto nace cada minuto” atribuida al showman P. T. Barnum (Vohs, 2016). Este efecto es utilizado por médiums, magos de feria, mentalistas y adivinadores para convencer sobre una facultad especial para conocer aspectos personales sobre los demás, aun cuando sus afirmaciones pueden ser aplicadas a cualquiera.

3. Error de atribución fundamental

Es la tendencia de explicar la conducta de los demás por características propias y no por factores externos (Jackson, 2019). Se presenta sobre todo cuando observamos a alguien desconocido infringir las reglas. Nuestra primera reacción es atribuir características negativas a esa persona sin reflexionar si existe otra explicación para su falta.

Podemos ver un ejemplo claro de esto cuando observamos a alguien acelerar su coche en el tránsito. Es muy probable que pensemos que esa persona es irresponsable, al poner en riesgo su seguridad y la de los demás en la calle. Es probable que dicho individuo tenga una emergencia médica o deba llegar a una cita de trabajo o incluso sea víctima de un delito; pero nuestra primera reacción es concluir que este es solo una mala persona.

Este sesgo puede estar asociado a una capacidad limitada para interpretar el mundo por parte de nuestro cerebro. El teorizar sobre explicaciones externas sobre un evento implica un uso complejo de recursos, que la mente simplemente desea ahorrarse. Si analizáramos todas las posibles causas de una situación extraordinaria, nos veríamos abrumados por la información y no podríamos reaccionar.

4. Bandwagon effect

Es la tendencia a sostener una idea, creencia o preferencia por el hecho de que muchos más la tienen. Es uno de los sesgos más evidentes y frecuentes en la vida cotidiana. Además, es posible verlo en casi todas las expresiones de la moda (Blanco, 2017). Aceptamos algo como verdadero o aceptable porque lo vemos ejecutado por los demás, sin realizar un juicio de valor propio o dejando que nuestra opinión se vea sesgada por las preferencias de la sociedad. Así, nos vemos involucrados en tendencias y estilos que no elegimos pero que seguimos para poder encajar.

Un ejemplo de este sesgo cognitivo con un impacto más profundo, podemos observarlo en las distintas dictaduras que se han vivido en distintos países. La población adopta las actitudes y actividades de sometimiento que son impuestas por los regímenes, terminando siendo aceptadas por la mayoría. El grado de fanatismo, conformidad y servilismo asumido por quienes han vivido este tipo de gobiernos puede ser visto con sorpresa por personas ajenas a estos periodos. No obstante, es aquí donde podemos ver el valor que este recurso tiene como una forma de enfrentar y entender una realidad complicada.

5. Sesgo de autoridad y rankismo

El sesgo de autoridad es la tendencia a confiar de forma inmediata en una persona de autoridad, mientras que el rankismo corresponde a asumir que una persona de rango o puesto superior tiene una capacidad de decisión igualmente alta (Jackson, 2019). Estos sesgos cognitivos se presentan sobre todo en el ámbito organizacional y tienen efectos directos en el desarrollo de las organizaciones.

Es muy común que los empleados de una empresa acudan a su jefa o jefe en busca de respuestas, asumiendo que este no solo tiene la obligación sino la capacidad para formularlas y darlas. Sin embargo, en muchos casos, los individuos en puestos y cargos altos padecen la misma falta de recursos y las mismas dudas que sus subalternos. Un problema común en este tipo de situaciones se presenta cuando este sesgo se repite de nivel en nivel; de forma que cada individuo consulta con su respectivo superior de forma que nadie brinda una respuesta o se hace responsable de las consecuencias de estas.

Estos sesgos cognitivos pueden corresponder a la necesidad del individuo de dar un sentido a una estructura organizacional de la que es parte (Jackson, 2019). Sin embargo, en términos prácticos, minan su capacidad creativa y limitan sus recursos al percibir el ámbito institucional que integran como un organismo vertical, de función estática y reactiva.

Conclusiones

Como hemos podido observar, los sesgos cognitivos influyen en la forma en que las personas hacen uso de la información; condicionando desde la ropa que usan diariamente, hasta su dinámica personal, social, interpersonal y laboral. Estos pueden dar lugar a búsquedas selectivas, atención selectiva, interpretación selectiva e incluso a memoria selectiva. Sin embargo, estos sesgos cognitivos no son necesariamente malos, pues se articulan como atajos que nos ayudan a pensar más rápido, a emitir juicios disponiendo de recursos limitados e incluso a interpretar la realidad objetiva de una forma más ágil y económica -desde el punto de vista de los recursos cognitivos-.

Conocerlo estos sesgos cognitivos nos ofrece la oportunidad de entender de manera más profunda la forma tan compleja en que los seres humanos procesamos la información que recibimos del mundo y los factores que intervienen en el proceso de tomar de decisiones. Por desgracia, el conocerlos no nos garantiza el poder evadirlos, los sesgos cognitivos son hábitos enraizados de forma muy profunda en nuestra naturaleza. De hecho, el suponer que se tiene control de un recurso mental por el solo hecho de saber de él, es en sí un sesgo cognitivo (G. I. Joe Falacy). Al final, solo nos queda desarrollar un sentido de empatía hacia las demás personas al entender que toda postura ideológica y decisión es mucho más compleja que una simple elección racional.

Referencias:

  • Blanco F. (2017) Cognitive Bias, Universidad de Deusto, Bilbao, España, [Documento PDF] DOI: www.researchgate.net
  • Jackson, S. (2019) Cognitive Bias and Decision Making, Burnham Systems Los Angeles [Documento PDF] DOI: www.researchgate.net
  • Jamali, H. (2019) The battle against cognitive bias, School of Information Studies Charles Sturt University [Documento PDF] DOI: www.researchgate.net
  • Vohs, K. (2016) The Barnum Effect, Encyclopædia Britannica, inc. Website: https://www.britannica.com/technology/measurement
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.