El análisis funcional de la conducta

El análisis funcional de la conducta es una herramienta esencial que permite evaluar pormenorizadamente la conducta problema.

El análisis funcional de la conducta es una herramienta con la que contamos los psicólogos y psicólogas de enfoque cognitivo conductual, para plantear de forma organizada y secuencial, todos los aspectos de una conducta problemática. Para realizarlo, se tiene en cuenta la historia clínica del sujeto, los autoinformes e informes de los familiares, los resultados de pruebas estandarizadas y cuestionarios, así como las conclusiones que se pueden obtener por medio de la observación clínica. A continuación, te contamos cuáles son sus componentes principales y cómo se elabora.

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¿Qué es el análisis funcional de la conducta?

Este término proviene de las bases conductistas de acuerdo con las cuales se buscaba establecer la relación de funcionalidad entre los estímulos y las respuestas. Estas relaciones suelen ser causales, de alta importancia y controlables, lo cual permitirá no solamente comprender la conducta, sino establecer el mejor proceso de intervención (Labrador, Cruzado y Muñoz, 2006).

Características

Algunos autores indican que las relaciones de funcionalidad observadas cuando se delimita una conducta, tienen unas características fundamentales, dentro de las que se encuentran (Carrillo, Marinho, y Caballo, 2003):

  • Se explican desde la probabilidad, en lugar de ser deterministas.
  • No son permanentes, varían en el tiempo, y a veces su relación cambia.
  • No son excluyentes entre sí, la relación entre dos variables no impide que estas se relacionen con otras variables.
  • Las variables funcionales pueden ser macro, como la raza o la edad, o micro como por ejemplo la frecuencia de la crítica social.
  • Es necesario, aunque no suficiente, que las variables causales precedan siempre a la respuesta.
  • Los acontecimientos privados, como pensamientos o sentimientos, pueden ubicarse en diferentes áreas del análisis funcional de la conducta; pueden ser la conducta objetivo, la causa o las consecuencias.
  • En el ambiente natural puede haber muchas causas que generen la conducta problema, por esta razón, puede ser difícil identificar las variables clínicas a trabajar.
  • El análisis funcional de la conducta puede ser limitado, principalmente, porque muchas de estas relaciones funcionales son difíciles de comprobar.

Pasos iniciales para realizar un análisis funcional

Cuando se presenta alguna conducta objetivo o problema clínico, sin importar si lo manifiesta un individuo o un grupo, en términos generales el procedimiento se lleva a cabo de la siguiente manera (Carrillo, Marinho, y Caballo, 2003; Heaweáimoku, et. al, 2013):

  • Recolección de la información: En este caso, se debe determinar cuáles son los mejores medios para recopilar la información. Esta debe ser suficiente para establecer con claridad tanto la conducta blanco, como las relaciones entre los estímulos y las respuestas. Para esto, lo recomendable es realizar una entrevista clínica en profundidad al paciente, con apoyo de familiares o cuidadores -con el fin de confirmar información y obtener datos desde otro punto de vista-; seleccionar las pruebas más apropiadas que permitan complementar la información y, a ser posible, recoger información en el entorno natural del paciente –casa, colegio, trabajo, etc.-.
  • Delimitación del problema: Cuando se realiza un análisis funcional de la conducta, se debe establecer con claridad cuál es el problema blanco que se desea trabajar. Es fundamental realizar esto de una forma completa y descriptiva, sin caer en categorías diagnósticas. Lo recomendable es utilizar una clase de comportamientos, delimitándolos específicamente a las respuestas del paciente. Por ejemplo, en lugar de delimitar el problema como ‘alcoholismo’, lo recomendable es describir brevemente el problema; en este caso sería ‘consumo excesivo de alcohol en los fines de semana, en entornos ociosos’.

El análisis debe incluir

Una vez se ha recolectado la información suficiente, y se tiene clara cuál es la conducta blanco, el paso siguiente es identificar (Carrillo, Marinho, y Caballo, 2003; Heaweáimoku, et. al, 2013):

  • Respuesta: Hace referencia a la descripción de las características topográficas de la respuesta. Se deben tener en cuenta todos los canales de respuesta del individuo: verbal/cognitivo, motor/conductual y fisiológico.
  • Establecimiento de antecedentes: Implica describir los eventos inmediatamente anteriores a la respuesta. Estos eventos pueden ser estímulos externos, internos, intraverbales o sociales. Deben tener una estrecha relación con la respuesta.
  • Establecimiento de consecuentes: En este caso, se deben identificar y describir los eventos inmediatamente posteriores a la respuesta. Nuevamente, estos pueden ser estímulos externos, internos, intraverbales o sociales. Deben tener una estrecha relación con la respuesta.
  • Establecimiento de relaciones: Las relaciones se establecen entre antecedentes/respuesta y respuesta/consecuentes. Pueden ser de tipo reflejo por condicionamiento clásico, o de tipo discriminativa, por condicionamiento operante. Son estas relaciones las que en cierta medida nos van a indicar por qué se mantiene el problema, y cuáles serían las mejores estrategias para eliminar la relación y disminuir la aparición de la conducta blanco.

El análisis funcional como estrategia de intervención

Finalmente, aunque no se encuentra directamente dentro del análisis funcional de la conducta, este nos permite tomar las decisiones frente al tipo de intervención más adecuado. Además, se puede considerar como una línea de base para, una vez realizada la intervención, comparar los resultados de esta y determinar si el proceso fue o no exitoso.

Iniciar un proceso terapéutico sin tener la cantidad de información suficiente, puede ser contraproducente y agravar la sintomatología. En general, un buen análisis funcional de la conducta se puede considerar como uno de los pilares de la intervención, favoreciendo la calidad de vida del paciente y su familia.

Referencias:

Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.