La dictadura de la felicidad: Cuando ser feliz es una obligación

Si no se te permite estar triste o sencillamente indiferente, es muy probable que seas víctima de la nueva 'dictadura de la felicidad'.

Actualmente, la búsqueda de la felicidad se ha convertido en el objetivo estrella que parece perseguirnos con ahínco y sin descanso. En la publicidad, los medios y las redes sociales, todo el mundo sonríe y parece feliz, o al menos más feliz que tú. A consecuencia de lo anterior, se ofertan gran variedad de libros, cursos, merchandising y técnicas que prometen ofrecer el secreto del bienestar y la realización personal. Ante esta situación, es prudente cuestionarse si es adecuad dejarse llevar por esta creciente oleada hacia la ‘felicidad artificiosa’ -y normalmente ligada al consumo-. No obstante, mucha gente que se embarca en la cruzada por la felicidad termina en una situación peor a cómo empezó (Gruber, Mauss, Tamir, 2011). Y es que, si la felicidad se convierte en una obsesión que nos genera más insatisfacción que bienestar, podemos haber sucumbido ante la ‘dictadura de la felicidad’.

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El estudio del bienestar

A pesar de que la felicidad es una entidad deseada y perseguida, realmente pocas personas tienen claro lo que este constructo es en realidad. La felicidad ha sido objeto de estudio durante siglos, sin embargo, no existe un consenso claro de lo que este fenómeno implica. Para su estudio, la ciencia del comportamiento ha asociado el concepto de felicidad con el bienestar subjetivo que las personas experimentan en su vida; así como los factores que influyen en este sentimiento.

Su investigación se centra en tres grupos de teorías:

  • Biológicas: Estudian el origen biológico y genético de la felicidad. Intentan explicar por qué algunas personas son más felices que otras.
  • De la satisfacción de metas: Piensan que las personas están más satisfechas con sus vidas en la medida que sus necesidades, deseo y metas son satisfechos.
  • Del estado mental: Se centra en proceso cognitivos y de la atención.

La felicidad en la historia

Perseguir la felicidad no es un tema exclusivo de nuestra era. Mucho antes de la ‘dictadura de la felicidad’, el ser humano ya buscaba una vida plena y placentera. Podemos afirmar que el anhelo de la felicidad se remonta al momento en el que adquirimos la capacidad de reflexionar sobre nuestra propia existencia. La filosofía, la literatura y la teología están llenas de obras que buscan encontrar la fórmula que llevaría a nuestra especie a ser feliz. La gran diferencia es que, hoy en día, esta es una preocupación del individuo común.

En épocas anteriores, la vida del sujeto común y corriente se sometía a las preocupaciones de un mundo más hostil y simple. De tal forma que, necesidades básicas como obtener comida, refugio y seguridad para la persona y su familia, eran la mayor prioridad. Esto significaba, que se disponía de menos tiempo para reflexionar sobre el grado de satisfacción que la vida brindaba.

La felicidad: meta común de la persona contemporánea

En la actualidad no se vive precisamente en un estado de prosperidad; ya que existen desigualdades estructurales y problemáticas mucho más complejas que en siglos pasados. No obstante, las tareas mundanas resultan mucho más asequibles que antaño y los adelantos en tecnología y medicina nos ofrecen una existencia más amable, cómoda y longeva. A esta situación, se une la creciente cantidad de información disponible sobre la vida y cultura de los demás. Este acceso al conocimiento de la vida del resto de personas nos muestra un punto de referencia y comparación para nuestras propias experiencias.

Este panorama pone a disposición del individuo actual el tiempo y los medios suficientes para reflexionar sobre su propia existencia. Mientras que la versión idealizada de la vida, proyectada por los medios y las redes sociales, crea la ilusión de que la felicidad es la normalidad. Como consecuencia, cualquier emoción que se aleje de esta fantasía es percibida como anormal, inferior o patológica. De ahí que acuñemos el concepto de ‘dictadura de la felicidad’.

Buscando frenéticamente ser feliz

De esta forma, la persona actual se ve inmersa en una búsqueda interminable de un constructo que se presenta con muchas caras, pero cuya esencia se desconoce. Sentimientos como la tristeza, la desilusión y el aburrimiento, todos normales en el transcurso cotidiano de la vida, se consideran hoy males que deben ser erradicados. Se anhela un estado de perpetua exaltación y satisfacción, inalcanzable para cualquier individuo (Diener, Oishi, Tay, 2018). Por tanto, todo apunta a que tras la ‘dictadura de la felicidad’ se esconde un constructo más cercano a la euforia; que nos tratan de vender como ‘felicidad’, a través de múltiples formatos y soportes.

La búsqueda de la felicidad como objetivo

Buscar la felicidad no es necesariamente algo malo. Reservar tiempo para realizar las cosas que más nos agradan o planificar situaciones que nos divierten son una buena fuente satisfacción y bienestar. El problema surge cuando esto se realiza con la expectativa de que estas acciones tienen que hacernos felices, ya que esto puede llevarnos a un estado de desilusión que disminuya la satisfacción obtenida (Gruber, Mauss, Tamir, 2011).

Felicidad en exceso

Otra problemática observada que los estudios desvelan, es el hecho de que el exceso de ‘felicidad’ puede ser contraproducente. Entre otros hallazgos, se ha encontrado que las personas que experimentan grandes cantidades de felicidad tienden a ser menos creativas y a tomar más riesgos. Estas investigaciones han relacionado el estado de excitación asociado a estar feliz, con la fase maniaca del estado bipolar. Personas con esta patología, tienden a ser más osadas con su integridad física y sus posesiones, asumiendo situaciones de mayor riesgo. Pero aún en personas que no tienen un desorden psiquiátrico, los expertos consideran que demasiada felicidad puede ser negativa (Gruber, Mauss, Tamir, 2011).

Ser feliz haciendo felices a los demás

Obsesionarse con obtener la felicidad es un camino que puede agotar los recursos físicos e incluso materiales de quienes que lo emprenden. Es muy común buscar la realización personal en objetos y posesiones que prometen la satisfacción de nuestros más profundos deseos. También en aquellos otros que garantizan darnos la posición o prestigio que asociamos con una vida exitosa y feliz. Sin embargo, investigaciones demuestran que las personas que dejan de concentrarse en su propio bienestar y buscan ayudar a los demás, se sienten, irónicamente, más felices.

Un ejemplo de ello es la investigación realizada por la Universidad de Columbia Británica que descubrió que las personas que gastan su dinero en otras personas obtienen mayor satisfacción que aquellas que solo gastan en ellas mismas (Dunn, Aknin, Norton, 2008).

Este efecto puede observarse también a nivel social. Un estudio realizado por la Universidad Umeå en Suecia, descubrió que aquellos países que ofrecen incentivos y apoyo a estudiantes de la clase trabajadora tienen una ciudadanía más feliz (Högberg, 2019). 

La felicidad de relacionarnos

La búsqueda de la felicidad se presenta en muchos casos como una competencia contra el resto -la batalla por ser más feliz que el otro-. Esto se ve claramente en las redes sociales, donde cada cual se esfuerza por evidenciar que su vida es mejor que la de las demás personas. Sin embargo, estudios han concluido que la mejor forma de incrementar la felicidad es dejar de preocuparse por ser feliz y comenzar a invertir energía en nutrir los lazos sociales que tenemos con otras personas (Gruber, Mauss, Tamir, 2011). La ‘dictadura de felicidad’ promueve el individualismo, mientras que los estudios la relaciona la felicidad con lo colectivo y la conducta prosocial.

Prueba de esta afirmación es el estudio realizado por la Escuela Médica de Harvard, donde participaron 5000 sujetos durante 20 años. En él se descubrió que cuando una persona logra ser feliz, inicia una reacción en cadena en su red de amistades. Esta no solo afecta a sus amigos y amigas, sino que tiene repercusión en los amigos de sus amigos, y en los amigos de los amigos de sus amigos (Fowler, Christakis, 2008).

Analizando todo lo anterior, nos damos cuenta de que la búsqueda de la felicidad no siempre conlleva un camino luminoso. Por el contrario, las circunstancias particulares en las que se articula nuestra sociedad la han transformado en una obligación que, paradójicamente; puede contribuir a nuestra desdicha. La idea de ser felices se ha vuelto una obsesión. No obstante, si nos alejamos de ella y giramos la mirada hacia los demás, tal vez tengamos una oportunidad auténtico bienestar y orgullo por nuestra vida; pudiendo escapar de la ‘dictadura de la felicidad’.

Referencias:

  • Diener, E., Oishi, S., Tay, L. (2018) Advances in subjective well-being research. Nat Hum Behav, Volumen 2, pp.253–260. Recuperado de doi.org
  • Dunn, E., Aknin, L., Norton, M. (2008) Money Buys Happiness When You Spend On Others, Study Shows, University of British Columbia.
  • Fowler, J., Christakis, N. (2008) Dynamic spread of happiness in a large social network: longitudinal analysis over 20 years in the Framingham Heart Study. British    Medical Journal.
  • Gruber, J., Mauss, I.,Tamir, M. (2011) A Dark Side of Happiness? How, When, and Why Happiness Is Not Always Good. Perspectives on Psychological Science.
  • Högberg, B. (2019) Educational policies and social inequality in well-being among young adults. British Journal of Sociology of Education, volumen 1 Recuperado de 10.1080/01425692.2019.1576119
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.