Psicoanálisis y terapia psicodinámica: Diferencias y similitudes

Aunque muchos los consideran parte de una misma corriente, el psicoanálisis y la terapia psicodinámica tienen diferencias notables.

Dentro del ámbito clínico, es común que el psicoanálisis y la terapia psicodinámica sean vistas como parte de una sola dimensión; o incluso, como términos sinónimos. No obstante, existen diferencias muy notables entre estas dos disciplinas. Las razones de esta confusión van más allá de su origen y principios comunes. En primer lugar, tanto el aspecto teórico como metodológico de ambos modelos psicoterapéuticos carecen de evidencias empíricas que los respalden; por lo que muchos críticos se han conformado en desestimar estas doctrinas en conjunto, sin profundizar demasiado en los detalles que las distinguen. Además, la terapia psicodinámica ha evolucionado en diversas formas a lo largo del tiempo, constituyéndose en una gran variedad de enfoques que se alejan, ignoran o reinterpretan los principios del psicoanálisis tradicional en distintos grados y formas; lo que dificulta discernir los límites entre los numerosos modelos.

A continuación, se desarrollarán algunos de los aspectos que delimitan estas dos posturas que, aunque íntimamente conectadas, tienen diferencias importantes.

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¿Qué es el psicoanálisis?

El psicoanálisis es una disciplina fundada y desarrollada por Sigmund Freud. Esta puede definirse en distintos niveles. Por un lado, es un método de investigación que pretende evidenciar el significado inconsciente de las palabras, actos o producciones imaginarias de una o un individuo. También puede describirse como un método psicoterapéutico que, basado en el estudio de los supuestos contenidos inconscientes, interpreta la resistencia, la transferencia y el deseo expresados en un proceso analítico. Además de ello, también se denomina psicoanálisis al conjunto de teorías psicológicas y psicopatológicas que sistematizan los datos obtenidos por los métodos antes mencionados (Laplanche, Pontalis, 2004).

Esta doctrina se destaca por poner atención especial a la anormalidad, interpretando los conflictos intrapsíquicos y otros factores psicológicos como análogos a los procesos de enfermedad. De esta forma, las conductas problemáticas son vistas como síntomas de dichos procesos (Bernstein, Nietzel, 1982).

El psicoanálisis parte del supuesto de que las manifestaciones patológicas de una persona, así como todas sus actividades psíquicas, se encuentran naturalmente compuestas, y son, en último término, mociones pulsionales. No obstante, las y los individuos ignoran o saben muy poco de estas motivaciones elementales. De esta forma, el psicoanálisis puede ser descrito de forma muy general como el trabajo mediante el cual se pretende traer a la consciencia de una o un paciente, lo que esta o este ha reprimido (Laplanche, Pontalis, 2004).

En relación al desarrollo del psicoanálisis como disciplina psicoterapéutica, es necesario puntualizar ciertos puntos. En primer lugar, la teoría psicoanalítica evolucionó con el tiempo, siendo objeto de constantes revisiones y modificaciones por el propio Freud. No obstante, no existen evidencias científicas concluyentes que respalden ni los principios teóricos de esta doctrina, ni la efectividad de su metodología. Por lo tanto, muchos especialistas consideran al psicoanálisis una pseudociencia.

¿Qué es la terapia psicodinámica?

En términos muy generales, la terapia psicodinámica puede ser definida como la psicoterapia basada en las teorías de Sigmund Freud, o una de sus ramificaciones, cuyo objetivo es ayudar al cliente a comprender sus motivos inconscientes y, a menudo, a buscar los orígenes infantiles de los conflictos y dificultades psicológicas actuales (Matsumoto, 2009). Una gran distinción frente al psicoanálisis proviene del hecho de que su inspiración en este, varía desde un apego profundo a dicha doctrina, hasta un alejamiento significativo de sus preceptos principales. En este sentido, la terapia psicodinámica puede ser considerada como un conjunto de posturas terapéuticas que, en algún grado, se relacionan con la teoría psicoanalítica. Debido a ello, no existe un acuerdo general sobre qué corrientes realmente pertenecen a la postura psicodinámica.

A pesar de esta falta de claridad conceptual, es posible mencionar ciertos puntos en común que comparten la mayoría de las terapias psicodinámicas:

  • Consideran que la conducta humana y su desarrollo es determinada por dimensiones intrapsíquicas.
  • Suponen la existencia de contenidos y procesos inconscientes.
  • Los orígenes de la conducta normal y patológica se establecen en las primeras etapas del desarrollo.
  • La evaluación y tratamiento de cualquier problema debe basarse en el análisis de los aspectos sutiles de la actividad intrapsíquica.
  • Suelen fomentar la exploración y expresión de la gama completa de emociones.
  • Exploran activamente la evitación de pensamientos y sentimientos angustiosos.
  • Buscan identificar y explorar temas recurrentes y patrones en los pensamientos, sentimientos y conductas de las y los pacientes.
  • Hacen énfasis en el rol de las experiencias en la temprana infancia.
  • Se enfocan en las relaciones interpersonales.
  • La propia relación entre terapeuta y paciente es objeto de estudio y herramienta terapéutica.
  • Exploran las fantasías.

(Bernstein, Nietzel, 1982; Barber, Solomonov, 2016; Georgievska, 2019).

Del psicoanálisis a la terapia psicodinámica

Como ya se ha comentado, las raíces del enfoque psicodinámico se encuentran en las ideas de Sigmund Freud. No obstante, a lo largo de los años, diversos autores han desarrollado distintos modelos terapéuticos que, aún cuando reinterpretan y rechazan parcialmente los conceptos del psicoanálisis, son considerados parte de la terapia psicodinámica. En este sentido, existen dos puntos principales que caracterizan este tipo de variaciones: la insatisfacción con el papel central que desempeñaban los instintos inconscientes en la motivación, y el mayor reconocimiento de la influencia que ejercen las variables sociales y culturales sobre la conducta humana (Bernstein, Nietzel, 1982). De esta manera, tenemos a profesionales como Erik Erikson, quien desarrolló una secuencia de etapas psicosociales, en contraposición del esquema psicosexual de Freud; a Alfred Adler, que centró su estudio en la inferioridad y no en el instinto; o a Otto Rank, quien daba mayor peso al llamado trauma de nacimiento.

Distintas caras de la terapia psicodinámica

Basados en estas y otras revisiones y reinterpretaciones de la teoría psicoanalítica, surgieron distintas posturas que son consideradas parte de la terapia psicodinámica. Entre las más importantes, podemos mencionar las siguientes:

  • Psicología del Yo: busca ayudar a las y los pacientes a resolver conflictos internos, desarrollando la fuerza del Yo, con el fin de que este pueda mediar las necesidades del ello y el superyo.
  • Relaciones objetales: sostienen que la personalidad se forma en virtud de la relación entre la niña o el niño y el amor de objeto, es decir, la madre.
  • Teoría del apego: afirma que la personalidad de las y los individuos se forma en virtud de la relación temprana con el cuidador primario.
  • Psicología del self: propone que la motivación básica de los seres humanos no es satisfacer las pulsiones sexuales y agresivas, sino mantener su autoestima.
  • Psicoterapias interpersonales: postulan que la personalidad se desarrolla desde las relaciones interpersonales con otros, y no por la lucha entre distintas instancias psíquicas.
  • Terapias de corto plazo: en ellas el terapeuta toma una posición más activa, define con el paciente un foco para la terapia y formula metas específicas que son alcanzables en un período corto de tiempo.
  • Psicoterapia de apoyo-expresiva: propone el uso de técnicas expresivas y de apoyo derivadas de la tradición psicoanalítica, como las interpretaciones y el uso de la transferencia como herramienta terapéutica.

(Barber, Solomonov, 2016).

Es importante señalar que la gran variedad de corrientes que constituyen la rama psicodinámica dificulta que se pueda precisar la validez de esta postura. No obstante, es posible afirmar que la gran mayoría de estos modelos, carecen de evidencias científicas claras que los soporten. Esto, debido a diversas irregularidades en los estudios que las analizan (Bernstein, Nietzel, 1982).

Los diferentes objetivos del psicoanálisis y la terapia psicodinámica

La principal diferencia entre el psicoanálisis y la terapia psicodinámica radica en sus objetivos. Mientras que el primero busca conocer el origen de los problemas y explicar el funcionamiento personal inconscientemente determinado; la segunda se enfoca en cambiar los síntomas incapacitantes y atender las necesidades estructurales de las y los sujetos que no son consideradas adecuadas. En este sentido, el enfoque psicodinámico tiene un objetivo más práctico y centrado en problemas reales (Maganto, Ávila, 1999).

De igual forma, el principal objeto de estudio del psicoanálisis es bastante claro: el inconsciente. Por otro lado, las distintas modalidades de la terapia psicodinámica se centran en otro tipo de dimensiones. Por ejemplo, los mecanismos del yo, las relaciones interpersonales o las funciones cognitivas (Barber, Solomonov, 2016).

Aunque la terapia psicodinámica se preocupa por explorar la subjetividad, sus distintos modelos no se limitan a la esfera de los contenidos inconscientes. Por el contrario, van más allá, considerando que las personas son más complejas que simples seres gobernados por sus instintos y su pasado (Georgievska, 2019).

Diferencias entre los métodos del psicoanálisis y los de la terapia psicodinámica

Otra diferencia fundamental entre el psicoanálisis y la terapia psicodinámica radica en sus modelos de intervención.

En el psicoanálisis se requiere que el paciente diga cualquier cosa que le venga a la mente sin vacilación o censura; de forma tal que, gradualmente, transfiera los sentimientos relacionados con estas asociaciones libres al terapeuta. El analista estudia estos comentarios y supera la resistencia a las interpretaciones del cliente utilizando las energías de la transferencia, que finalmente ayudan al paciente a rehacer las decisiones emocionales que lo han mantenido funcionando como si el presente fuera una repetición del pasado (Matsumoto, 2009).

De esta forma, el psicoanálisis pretende comprender la composición de las formaciones psíquicas altamente complicadas, referir los síntomas a las mociones pulsionales que los motivan y señalar a las y los pacientes en sus síntomas la intervención de motivaciones pulsionales hasta entonces ignoradas por ellos (Laplanche, Pontalis, 2004).

Por lo general, la técnica analítica exige un proceso largo e intenso, donde el analista pone en juego sus herramientas de interpretación, fuera de la vista de su paciente (Bernstein, Nietzel, 1982).

En contraste, la terapia psicodinámica se caracteriza por ser mucho más flexible, tanto a nivel teórico como metodológico:

  • La actitud del clínico con su paciente es más activa, directiva y focalizada.
  • La duración del trabajo terapéutico es indeterminada, ajustándose a los objetivos escogidos.
  • El paciente puede estar sentado frente al terapeuta.
  • La asociación libre puede ser sustituida por una conversación normal.
  • Es posible combinar la terapia con otros tipos de intervención. Como el uso de fármacos.
  • Aun cuando considera la historia individual de las y los pacientes, se concentra en los problemas actuales y en sus posibles soluciones.
  • Se utilizan estrategias de otros enfoques.

(Bernstein, Nietzel, 1982; Maganto, Ávila, 1999).

Coincidencias y diferencias entre el psicoanálisis y la terapia psicodinámica

El psicoanálisis y la terapia psicodinámica se encuentran tan estrechamente relacionadas, que incluso muchos de sus seguidores las consideran parte de una misma corriente. Debido a esto, es necesario exponer algunas diferencias puntuales en aquellos aspectos que tienen en común.

  • Tanto el psicoanálisis como la terapia psicodinámica toman en cuenta la existencia de procesos intrapsíquicos, como elementos determinantes en el desarrollo de la conducta, las afecciones psicológicas y la personalidad. No obstante, el primero estudia los fenómenos inconscientes, mientras que los enfoques de la segunda pueden considerar, además, procesos conscientes y dimensiones externas a la subjetividad del paciente.
  • Ambas disciplinas identifican en las primeras etapas del desarrollo el origen de la mayoría de los problemas psicológicos y conductuales. Sin embargo, muchos enfoques psicodinámicos centran su atención en la resolución de problemas actuales concretos, explorando la biografía de sus pacientes de manera dirigida.
  • Tanto el psicoanálisis como la corriente psicodinámica consideran la existencia de mecanismos de defensa. No obstante, el primero analiza su efecto en la constitución psíquica de los individuos, mientras que la segunda los interpreta como sistemas que pueden ser manipulados, o incluso utilizados durante la terapia.
  • Mientras que para el psicoanálisis la vida instintiva y pulsional tiene mayor dominio en la conducta de las personas; las corrientes psicodinámicas consideran, además, la participación de otros factores, como la voluntad, el deseo de autonomía o las relaciones interpersonales.
  • La asociación libre, la utilización de sueños y el análisis de la transferencia y la resistencia son herramientas fundamentales para el psicoanálisis en el estudio de los contenidos inconscientes. Por otro lado, la terapia psicodinámica reinterpreta y utiliza estos medios junto con otras estrategias para cumplir objetivos específicos actuales.

(Bernstein, Nietzel, 1982; Barber, Solomonov, 2016; Georgievska, 2019).

El psicoanálisis y la terapia psicodinámica frente a la ciencia

Es necesario destacar que no existe evidencia científica suficiente que respalde la teoría, la práctica o la efectividad del psicoanálisis y la terapia psicodinámica. En este sentido, son muy pocas las investigaciones empíricas y cuantitativas que validen estas dimensiones, por lo que muchos profesionales e instituciones consideran las corrientes psicodinámicas como alternativas terapéuticas dudosas, y al psicoanálisis como una pseudoterapia (Bernstein, Nietzel, 1982; Georgievska, 2019).

Por lo general, los pocos estudios que investigaron estas disciplinas no incluyen grupos de control, utilizan muestras de pacientes reducidas, o no realizan comparaciones directas con otros tipos de estrategias terapéuticas (Bernstein, Nietzel, 1982); por lo que no constituyen pruebas suficientes.

Ante esto, algunos defensores del psicoanálisis argumentan que la metodología de esta corriente es demasiado compleja, multifacética y subjetiva para ser evaluada a través de métodos cuantitativos. Debido a ello, ubican su disciplina dentro del terreno de la filosofía o la hermenéutica (Sánchez-Barranco, Sánchez-Barranco, Sánchez-Barranco, 2005; Georgievska, 2019). Lo que, en cualquier caso, no acredita al psicoanálisis como una ciencia clínica.

Por su parte, la gran variedad de modelos que incluye la terapia psicodinámica y la poca claridad en su conceptualización, obstaculizan el estudio de la efectividad de esta postura. Un ejemplo de ello, son aquellos trabajos de metaanálisis que comparan los hallazgos de distintos estudios en los que se utilizan diferentes manifestaciones del modelo psicodinámico para comprobar la utilidad de toda la corriente (Georgievska, 2019). Este tipo de estrategia pretende dar fuerza a estudios con resultados poco concluyentes, esperando que su sumatoria sea tomada como una prueba definitiva.

De esta forma, es posible observar que una de las similitudes más importantes entre el psicoanálisis y la terapia psicodinámica es su falta de solidez científica. Al menos, bajo los principios de las ciencias naturales.

Referencias:

  • Barber, J., Solomonov, N. (2016). Teorías psicodinámicas. Handbook of Clinical Psychology, volumen (2). psi.uba.ar
  • Bernstein, D., Nietzel, M. (1982). Introducción a la psicología clínica. Ciudad de México, México. McGraw-Hill. academia.edu
  • Georgievska, E. (2019). La eficacia del psicoanálisis y la terapia psicodinámica. Revista del Centro Psicoanalítico de Madrid, número (36). centropsicoanaliticomadrid.com
  • Laplanche, J., Pontalis, J. (2004). Diccionario de Psicoanálisis. Paidós. [Documento PDF].
  • Maganto, C., Ávila, A. (1999). El diagnóstico psicodinámico: aspectos conceptuales. Clínica y Salud, volumen (10), número (3), pp. 287-330. journals.copmadrid.org
  • Matsumoto, D. (Ed.) (2009). The Cambridge Dictionary of Psychology. Cambridge University Press. web20kmg.pbworks.com
  • Sánchez-Barranco, A., Sánchez-Barranco, P., Sánchez-Barranco, F. (2005). El psicoanálisis ¿Qué tipo de ciencia es? Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, número (96). scielo.isciii.es

R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.