Adicción al tabaco: Abordaje y dimensión del tabaquismo

La adicción al tabaco está detrás de la muerte de 8 millones de personas al año, por consumo directo, y de 1,3 millones, por consumo indirecto.

Actualmente, el tabaquismo es considerado una epidemia a nivel mundial. El consumo de tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos, mientras que 1,2 millones son fumadores pasivos. La adicción al tabaco es un problema de salud pública que acaba con la vida de más de la mitad de las personas que lo consumen (OMS, 2019).

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Por ello, los diferentes gobiernos del mundo y la OMS han adoptado diversas medidas para combatir el tabaquismo:

  • Investigación y monitoreo del número real de personas fumadoras a través de encuestas.
  • Advertencias sanitarias gráficas en los paquetes, con imágenes y mensajes impactantes.
  • Prohibición total o parcial de la publicidad del tabaco.
  • Creación de impuestos específicos al tabaco.

(OMS, 2019).

Estas acciones están respaldadas por numerosos estudios y han demostrado su eficacia en la práctica. Sin embargo, por sí mismas son insuficientes para combatir un problema cuya raíz reside en el individuo. El tabaquismo es considerado una adicción, y como tal, obedece a factores más profundos que la influencia del ambiente sobre los sujetos. Por ello, transformar el medio es solo una solución parcial, ya que el dejar de fumar debe surgir como una elección voluntaria por parte del fumador o fumadora.

Adicción al tabaco y la importancia del componente psicológico

La adicción al tabaco es un fenómeno que involucra tanto factores fisiológicos como psicológicos. Es bien sabido que la nicotina es la sustancia química alrededor de la cual gira el apego físico que ‘engancha’ a los fumadores a depender del tabaco. Sin embargo, existen investigaciones que destacan el elemento psicológico por encima del orgánico.

En una serie de estudios realizados por el departamento de psicología de la Universidad de Tel Aviv, se encontró que variables como la gratificación oral, la sensación de placer y el componente de socialización que brinda el fumar, tienen un papel más importante en el tabaquismo que la dependencia química a la nicotina. De esta forma, el fumar sería considerado un hábito, cuyo tratamiento requeriría un plan de atención psicológica, más que una estrategia exclusivamente médica o farmacológica (Tel Aviv University, 2010).

Adicción al tabaco y emoción

Las emociones juegan un papel muy importante en la dependencia al tabaco. Una persona cuyo estado anímico se encuentra alterado es mucho más vulnerable a desarrollar adicción al tabaco. En una serie de estudios realizados por la Escuela Harvard Kennedy, se encontró que la tristeza es un detonador especialmente potente en el uso de sustancias adictivas. Superando por mucho a otras como el enojo, el desagrado o la vergüenza. Las investigaciones consideran que esto puede deberse a que la tristeza provoca un impulso motivacional implícito para restablecer el equilibrio o reemplazar una pérdida a través de algún tipo de estimulante o atenuante químico (Dorison et.al 2019).

Muchas personas fumadoras utilizan el tabaco como un medio para regular su estado de ánimo. Desafortunadamente, aunque fumar mejora el ánimo a corto plazo, a la larga produce un declive en el mismo (Mathew, et.al 2016).

Adicción al tabaco y depresión

La existencia de algún tipo de trastorno mental puede ser un factor que facilite el desarrollo de la adicción al tabaco y que dificulte su tratamiento. Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Pennsylvania y el Hospital Northwestern Memorial en año 2016, encontró que las personas que sufren depresión experimentan síntomas más agudos al dejar de fumar. Estas manifestaciones van desde un estado de ánimo bajo, hasta dificultad para involucrarse en actividades gratificantes; o tener problemas para recordar y procesar la información. Aunado a esto, las personas con depresión tienen menos recursos para manejar dichos síntomas, por lo que recurren a la nicotina de los cigarrillos para mitigar el problema. Esto explicaría por qué las personas deprimidas tienden a recaer más rápido que los individuos sin un trastorno del ánimo (Mathew, et.al 2016).

Tabaquismo y estrés

El estrés es una de las principales razones por las que las personas acuden al tabaco y no pueden dejarlo. Según la Doctora Sherry McKee, directora del Laboratorio de Farmacología Conductual de la Escuela de Medicina de Yale, las personas que quieren dejar de fumar suelen argumentar que no encuentran el momento adecuado para hacerlo, ya que siempre existen situaciones en sus vidas que les generan estrés. Estos individuos utilizan el tabaco como una forma de mitigar los síntomas de ansiedad que les genera la vida diaria, entorpeciendo sus intentos de dejar de fumar y conduciéndolos a constantes recaídas. Cabe agregar que, según estudios realizados por la misma Doctora McKee, esta situación es más frecuente en mujeres que en hombres (APA, 2014).

Dificultades en el tratamiento psicológico del tabaquismo

El abordaje psicológico de la adicción al tabaco, se encuentra con muchos y variados obstáculos que entorpecen el desarrollo de un plan adecuado de tratamiento.

Por un lado, existen problemas prácticos relacionados con la situación socioeconómica que rodea a los fumadores en distintos puntos del mundo. El 80% de las personas que consumen tabaco viven en países de ingresos medianos o bajos, donde los recursos económicos son insuficientes para desarrollo de programas de atención efectivos por parte de las instituciones encargadas de la salud pública (OMS, 2019).

Además, existen trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad y el estrés que potencian el consumo de sustancias y obstaculizan el dejar de consumirlas. Aunado a esto, encontramos que no existen evidencias suficientes, ni concluyentes de la eficiencia de las distintas terapias psicológicas que aseguran ayudar a los fumadores a abandonar el tabaquismo (Gantiva, Guerra, Vila, 2015).

Existe un factor que es reconocido por numerosos expertos en esta problemática, como una de las principales fallas en el diseño de estrategias terapéuticas para el combate del tabaquismo. Esta es, la falta de especialización de los diseños de intervención a poblaciones específicas. Ya que existen grupos que son más vulnerables que otros, o que recurren al tabaquismo por razones diferentes.

Un ejemplo de ello son los hallazgos de la Doctora McKee, quien distingue que los hombres, por lo general, recurren al tabaco en busca del refuerzo que les brinda la nicotina, mientras que las mujeres suelen hacerlo para regular emociones negativas y combatir el estrés (APA, 2014).

Por otro lado, algunos estudios como el realizado por la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, han analizado las diferencias que existen entre fumadores que padecen distintos desordenes psiquiátricos, resaltando la necesidad de diseñar distintos modelos de intervención para cada uno (APA, 2010).

Algunos ejemplos de intervención en la adicción del tabaco

A pesar de la gran cantidad de trabajos de investigación que la psicología y la psiquiatría han realizado en torno al tabaquismo, existen pocas evidencias sólidas que favorezcan un modelo de intervención sobre otro. Esta situación genera gran desconfianza entre las y los fumadores que quieren abandonar el hábito, lo que, a su vez, opaca la labor de los profesionales de la salud mental en el terreno de la lucha contra el tabaquismo.

Existen muchos intentos de intervención provenientes tanto de enfoques psicoterapéuticos reconocidos como de pseudoterapias. Sin embargo, es posible destacar algunos esfuerzos serios que han sustentado sus resultados dentro de estudios científicos formales:

  • Terapia cognitivo conductual. Este enfoque terapéutico es uno de los más utilizados en el ámbito institucional. Existen estudios que incluso lo han combinado con tratamientos farmacológicos con éxito. Ha mostrado su eficiencia en el tratamiento de poblaciones vulnerables y minorías (APA, 2010).
  • Intervención motivacional. Es una técnica de intervención directa que busca cambiar la percepción de los fumadores hacia el tabaco. Abarca desde procedimientos cognitivos como el diálogo socrático y la entrevista motivacional, hasta procedimientos conductuales como diversas técnicas de auto-regulación del comportamiento (Gantiva, Guerra, Vila, 2015).
  • Conversaciones informativas con pares. Es una estrategia utilizada en adolescentes y jóvenes adultos. Aunque simple, explota la empatía generada por los fumadores hacia ponentes de su edad. Además, se centra en la situación específica que viven las y los jóvenes fumadores, quienes se identifican como ‘fumadores sociales’ y no adictos, desarrollando estrategias adecuadas hacia ellos (Saw, et.al 2017).

Tabaquismo y profesionales de la salud mental

Como se ha podido observar, el tabaquismo es un problema de talla mundial cuya resolución es literalmente un asunto de vida o muerte. Muchas son las acciones que distintas organizaciones públicas y privadas realizan diariamente para combatir esta epidemia y concientizar al público de los riesgos del tabaquismo. El trabajo de los y las profesionales de la salud mental radica en encontrar modelos de intervención específica que permitan a aquellas personas fumadoras que quieran renunciar al tabaco, obtener el tratamiento psicológico necesarios para superar la adicción al tabaco y salvar sus propias vidas -y la de las personas de su entorno, expuestas al tóxico-.

Referencias:

  • American Psychological Association. (2010). Quitting smoking especially difficult for select groups. ScienceDaily.
  • American Psychological Association. (2014) Speaking of psychology – smoking. ScienceDaily. Repucerado de: www.sciencedaily.com
  • Dorison, C., Wang, K., Rees, V., Kawachi, I., Ericson, K., Lerner, J. (2019) Sadness, but not all negative emotions, heightens addictive substance use. Proceedings of the National Academy of Sciences, volumen 117, número 2, pp. 943-949.
  • Gantiva, C., Guerra, P., Vila, J. (2015) From appetitive to aversive: Motivational interviewing reverses the modulation of the startle reflex by tobacco cues in smokers not ready to quit. Behaviour Research and Therapy, DOI: 10.1016/j.brat.2015.01.006
  • Mathew, A., Hogarth, L., Leventhal, A., Cook, J., Hitsman, B. (2016) Cigarette smoking and depression comorbidity: systematic review & proposed theoretical model. Addiction, DOI: 10.1111/add.13604
  • Organización Mundial de la Salud (2019) Tabaco. Datos y Cifras. OMS: Sitio Web Mundial, Recuperado de: www.who.int
  • Saw, A., Steltenpohl, C., Bankston, K., Tong, E. (2017) A Community-Based “Street Team” Tobacco Cessation Intervention by and for Youth and Young Adults. Journal of Community Health, DOI: 10.1007/s10900-017-0435-3
  • Tel Aviv University. (2010). Smoking mind over smoking matter: Surprising new study shows cigarette cravings result from habit, not addiction. ScienceDaily.
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.