Ciencia para niños y niñas: estimulando la vocación

Si estimulamos la vocación científica entre los niños y niñas de hoy, estaremos impulsando el desarrollo de la ciencia para el día de mañana.

Gracias a la automatización del mundo actual y el avance en la tecnología y las telecomunicaciones, generar y adquirir conocimiento está cada vez más al alcance de todos y todas. Y los niños y niñas no puede quedar aparte en esta construcción de la ciencia, pues son ellos, con sus ideas efervescentes y la creatividad de la juventud, los que dentro de algunos años ocuparan el lugar de los grandes científicos y científicas. Sin embargo, para que esto ocurra, es importante que nos aproximemos a los más pequeños desde ya, y de una forma que, además de ser clara, sea atractiva y les motive a continuar por el camino de la investigación y el aprendizaje. A continuación te presentamos algunas ideas que puede servir para estimular en nuestros niños y niñas la vocación científica.

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Los niños y niñas, haciendo ciencia desde la cuna

Si entendemos la construcción del pensamiento científico, desde la necesidad de entender el mundo que nos rodea por medio de la experimentación, definitivamente, los niños y niñas hacen ciencia desde la cuna. Acorde con sus capacidades, y el nivel de desarrollo en el que se hallen, miran el mundo buscando entenderlo, y sus actos responden a la pregunta de «qué pasaría si…?«. Sin embargo, a pesar de esta tendencia a experimentar, el pensamiento científico no va a progresar por si solo; debe ir de la mano con una guía que potencie el aprendizaje (Furman, 2016).

Ciencia para niñas y niños desde la edad preescolar

Para hablar de ciencia con niños y niñas en edad preescolar, es fundamental que se tenga en cuenta su desarrollo cognitivo, de modo que se facilite la construcción de conocimientos, a medida que avanza el proceso educativo (Trujillo, 2001). Incluso sin ningún tipo de orientación, los más pequeños constantemente están experimentando, como forma de conocer el mundo y de resolver problemas dentro de este. Adicionalmente, en esta etapa, el modelamiento -por parte de padres, madres y docentes- puede ser la estrategia más efectiva para fomentar el aprendizaje (Trujillo, 2001).

En relación con esto, Bruner (1988, citado por Trujillo, 2001), afirma que es posible enseñar cualquier contenido -incluida la ciencia- a un niño o niña de cualquier edad, de manera efectiva y ética.

El colegio: abandono a la experimentación o promotor del pensamiento

Cuando los niños y niñas entran al colegio, su deseo por hacer ciencia de forma empírica tiende a desvanecerse, y por el contrario, se les incita a memorizar la información que proveen los libros y los docentes. La dificultad de esta metodología radica en que se pierde el interés proactivo por descubrir y crear, frustrado el deseo de investigar; esto convierte al niño o niña, en un sujeto pasivo en su proceso de aprendizaje (Trujillo, 2001).

Sin embargo, cuando se estimula el pensamiento científico, las investigaciones han demostrado resultados positivos. Hacia los 7 años de edad, los niños y niñas ya están en capacidad de distinguir entre experimentos bien y mal formulados, ante problemas simples. Adicionalmente, ya están en capacidad de entender la diferencia entre un experimento para responder una pregunta y uno para producir un efecto. Incluso, ya están en capacidad de interpretar evidencias y revisar hipótesis, así como de argumentar sus respuestas (Furman, 2016).

Factores a tener en cuenta en el aprendizaje de ciencia en niños y niñas

Intentar que un pequeño aprenda de la misma forma que los hacemos los adultos es un error que al día de hoy, continúa presentándose en algunas aulas y hogares. Las largas conferencias, el uso del tablero o pizarra, y la evaluación de memoria, cohíben el espíritu científico. A continuación, algunos factores que influyen en el aprendizaje (Trujillo, 2001).

  • Etapa de desarrollo: De acuerdo con la teoría del aprendizaje de Piaget, entre los 5 y 6 años de edad, los niños y niñas se encuentran en una etapa preoperacional o de pensamiento intuitivo. Este se caracteriza por dificultades para imaginar las consecuencias de sus acciones, a menos que hayan experimentado o lo hayan visto. En resumen, para el aprendizaje de la ciencia en niños y niñas, son necesarios los estímulos físicos y la experimentación. A medida que crecen, la formación del pensamiento abstracto, les permite entrar en el mundo de las ideas.
  • Estatus del modelo: Los infantes y adolescentes tienden a imitar a personas que perciben como competentes, prestigiosos y poderosos. Es modelamiento constituye la primera herramienta del aprendizaje; los niños y niñas van a tender a imitar, tanto en el ámbito de ciencia como en otros aspectos, a aquellas personas adultas que logren captar su interés.
  • Consecuencias vicarias: Además de seguir modelos adultos, los niños y niñas también suelen entrar en un patrón de comparación con sus pares, que puede llevarlos a motivarse a hacer ciencia. Frente a esto, quien guíe el aprendizaje, debe garantizar que todos estén expuestos a experiencias científicas basadas en la ética.

El papel de la familia en la estimulación de la vocación científica

El hogar es el ambiente primario de aprendizaje, por lo menos durante los primeros años de vida. Cuando un niño o niña comparte alguno de sus experimentos con sus padres o familiares, se debe reforzar el pensamiento desde la ciencia. Adicionalmente, los padres pueden (Trujillo, 2001; Furman, 2016):

  • Orientar el consumo de información de carácter científico y experimental, acorde con la etapa en la que se encuentre el niño o niña. Programas de televisión, animados o no, constituyen una buena fuente de aprendizaje.
  • Experimentar, bajo la supervisión y el acompañamiento de los padres y madres, no solamente fortalece el pensamiento científico, sino que además, estrecha vínculos.
  • Fomentar el aprendizaje vicario, presentándoles material en el que se vea a niños y niñas trabajando en actividades relacionadas con la ciencia y la experimentación.

¿Qué se espera del docente?

En el aula el maestro o maestra es la persona con mayor autoridad. Se espera que los y las docentes modelen la actitud científica, desde el entusiasmo por el área que estén enseñando. Asimismo, el docente debe guiar y acompañar a los niños y niñas en el proceso de experimentación y construcción del conocimiento desde la ciencia. Para que estas actividades sean exitosas, se recomienda:

  • Utilizar temas actualizados, haciendo uso de los recursos más modernos posibles.
  • Los experimentos deben ser llamativos, pero a la vez de corta duración, teniendo en cuenta el tiempo de sostenimiento atencional de los niños y niñas.
  • En caso de utilizar algún tipo de sustancia, además de ser seguras para los menores, estas deben ser de fácil acceso, preferiblemente, materiales que tenemos en casa.
  • Para que el aprendizaje se consolide, y se mantenga la actitud de adquirir conocimientos, se debe reforzar de forma constante.
  • Fundamentar los aprendizajes por medio del método científico, puede ser una estrategia muy útil. Se puede organizar el experimento de modo que se presente como un problema a resolver, se formulen hipótesis, se experimente y finalmente se concluya con base en la información obtenida.

(Trujillo, 2001)

Como hablar de ciencia con niños y niñas

Muchas veces, en un afán por construir conceptos de forma rápida y estructurada, la enseñanza se limita al aprendizaje de conocimientos fragmentados, que poco pueden ser relacionados con la realidad o el diario vivir. Es como aprender acerca de cada uno de los órganos del cuerpo humano, pero sin llegar a comprender, cómo funcionan en conjunto. De manera opuesta, en las clases de tecnología se enseña sobre los usos de los diferentes artefactos, pero se priva de la posibilidad de diseñar o modificar lo existente (Herman, 2016).

La recomendación es ‘jugar al juego completo’. Brindarle a los niños y niñas el conocimiento de las partes, su funcionamiento individual, pero así mismo, orientarlos a una función creadora, en la que esos conceptos se puedan integrar, para dar respuesta a un problema. Se recomienda entonces enfatizar en:

  • Aprendizaje activo: Las dificultades o problemas motivan a concentrarse y seguir intentando. Simplemente entregar el conocimiento no motiva, los lleva a esa pasividad mencionada previamente.
  • Creación y pensamiento crítico: Fomentar que los niños desarrollen y comuniquen sus propias ideas, así como el desarrollo de estrategias para hacer las cosas.
  • Juego y exploración: Los niños y niñas se van a motivar a hacer ciencia, cuando experimenten e investiguen con elementos de su entorno e interés personal.

(Furman, 2016)

A pesar que parece muy complejo, fomentar la vocación científica y el interés por la ciencia en niños y niñas no es tan difícil. El pilar principal es permitirles explorar y solucionar sus problemas día a día, orientándoles y acompañándoles en el proceso, pero en especial, reforzando cada logro.

Referencias:

  • Furman, M. (2016). Educar mentes curiosas: la formación del pensamiento científico y tecnológico en la infancia: documento básico. XI Foro Latinoamericano de Educación. Buenos Aires: Santillana. Recuperado de: repositorio.minedu.gob.pe
  • Trujillo, E. (2001). Desarrollo de la actitud científica en niños de edad preescolar. Anales de la Universidad Metropolitana, 1 (2), 187-195. Recuperado de: dialnet.unirioja.es
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.