Disfunción eréctil psicológica o psicógena

La disfunción eréctil psicológica o psicógena responde a factores afectivos y comportamentales, llegándose a presentar en la mitad de los casos de ansiedad generalizada.

Existen múltiples causas de la disfunción eréctil, que abarcan desde el componente fisiológico hasta dificultades psicológicas. Cuando esta situación se presenta, es fundamental indagar en profundidad para establecer con certeza la causa, para así poder brindar al paciente el tratamiento adecuado. A continuación, recogemos los aspectos más relevantes sobre la disfunción eréctil psicológica.

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La disfunción eréctil

Las dificultades para generar y mantener una erección forman parte de los trastornos sexuales más estudiados. La relevancia que se le da a la disfunción eréctil, independientemente de si la causa es física o psicológica, radica en la importancia que universalmente se ha atribuido a la capacidad para llevar a cabo, de forma natural, la función reproductiva (Cabello, 2008; Coutinho, 2020).

Según el National Institutes of Health Consensus Development Panel on Impotence, la disfunción eréctil se define como la incapacidad de conseguir o sostener una erección suficiente como para mantener relaciones sexuales de manera satisfactoria (Cabello, 2008).

Por su parte, en el DSM5, la disfunción eréctil se encuentra en el apartado de disfunciones sexuales, bajo el nombre de trastorno eréctil; debiendo presentarse por lo menos durante seis meses, generando malestar clínicamente significativo en el individuo, así como (APA, 2014):

  • Debe presentarse entre el 75 y 100% de las ocasiones
  • Generando incapacidad o dificultades para conseguir una erección durante la actividad sexual
  • Dándose dificultad para mantener la erección
  • Presentándose reducción en la rigidez de la erección

Adicionalmente, no se puede considerar disfunción eréctil si las dificultades se encuentran en el contexto de un trastorno psiquiátrico o psicológico de base, al consumo de sustancias o a otra afección médica (APA, 2015).

Prevalencia, desarrollo y curso de la DE

Mientras entre el 13 y el 21% de los hombres entre 40 y 80 años reporta frecuentes dificultades con la erección, entre el 40 y 50% de hombres entre 60 y 70 años indica tener problemas significativos. Adicionalmente, un 20% de la población masculina refiere temer presentar dificultades eréctiles durante su primera experiencia sexual (APA, 2014). Se desconocen los datos en personas transgénero y transexuales, aunque se sabe que algunos de los medicamentos utilizados para transicionar puede afectar el desempeño sexual.

En cuanto al curso de la disfunción eréctil, en especial cuando la causa es psicológica, en la mayoría de los casos se presenta remisión espontánea; sin embargo, en otros casos se requiere una atención psicoterapéutica apropiada (APA, 2014).

Clasificación de la DE

Hasta hace algunos años, se consideraba que entre el 75 y 95% de los casos de disfunción eréctil tenían una causa psicológica, aunque recientes estudios han confirmado que muchos de los casos, adicionalmente, tienen un correlato fisiológico. Por esta razón, la disfunción eréctil ahora se clasifica en (Cabello, 2008; Pomerol, 2010):

  • Psicológica o psicógena: La disfunción eréctil psicológica estaría causada por factores como la ansiedad, depresión, traumas, aspectos contextuales, la exposición a estresores, etc.
  • Orgánica: La disfunción eréctil de etiología orgánica va desde alteraciones de tipo neurológico hasta neurovasculares y estructurales peneanos.
  • Mixta: Se considera disfunción eréctil mixta cuando tiene un origen orgánico y se mantiene por factores psicológicos; y también a la inversa.

Aunque los estudios no son concluyentes, se estima que cada una de estas variantes comprende un tercio de la totalidad de disfunciones eréctiles. Asimismo, otros autores sugieren que, independientemente de cuál sea la causa de la disfunción, en todo caso de disfunción eréctil hay una alteración psicológica (Cabello, 2008).

La importancia de la multidisciplinariedad en el abordaje de la DE

Independientemente de si la causa es psicológica u orgánica, es fundamental que, tanto en el diagnóstico como para la intervención, se realice desde un enfoque multidisciplinario, dado que, ante un caso de disfunción eréctil, pueden presentarse los siguientes escenarios (Cabello, 2008):

  • Inicio y origen orgánico, con mantenimiento psicógeno, aún cuando desaparece el factor fisiológico.
  • Comienzo y mantenimiento de la disfunción eréctil por causa psicológica, pero que presenta algún posible factor orgánico asociado, evidente en la evaluación.
  • También existe la posibilidad que tanto la causa de la disfunción eréctil, como su mantenimiento sean psicológicas, sin que se presente ningún factor orgánico.
  • Causa orgánica persistente, pero con un agravamiento psicológico.
  • Finalmente, puede darse origen y mantenimiento enteramente orgánico, aunque el paciente con disfunción eréctil puede presentar alteración psicológica secundaria.

La disfunción eréctil desde la perspectiva psicológica

Para autores como Hartmann (1998, citado por Cabello, 2008), la disfunción eréctil de origen psicológico puede dividirse en 3 grupos, en función de la etiología que la desencadena:

  • Factores inmediatos, como la ansiedad de ejecución.
  • Eventos vitales recientes, con algún componente traumático.
  • Vulnerabilidad desarrollada en la infancia o adolescencia.

Asimismo, se considera que la ansiedad de ejecución es el factor desencadenante para la pérdida de la erección, que posteriormente se convierte en un factor mantenedor psicológico de la disfunción eréctil (Cabello, 2008).

Por su parte, desde el modelo de Barlow (1986; citado por Cabello, 2008), si la persona con disfunción eréctil se siente presionada para tener relaciones sexuales satisfactorias por parte de su pareja, reaccionará de forma negativa y su desempeño empeorará.

Adicionalmente, algunas investigaciones sugieren que determinados rasgos de personalidad como una baja asertividad, pasividad y tendencia a la sumisión, pueden ser las causas de cerca de un 23% de los casos de disfunción eréctil de causa psicológica. También se ha observado que se presenta en cerca de un 54% de las personas con ansiedad generalizada (Cabello, 2008; Coutinho, 2020).

Finalmente, se tiene certeza que el estado anímico tiene una influencia directa sobre la respuesta eréctil. En trastornos depresivos, se evidencia una respuesta bidireccional en donde el bajo estado anímico propicia la disfunción eréctil, y esta a su vez, produce más síntomas depresivos (Pomerol, 2010; Coutinho, 2020).

Etiología de la disfunción erectil desde la perspectiva psicológica

Dentro de las más comunes se encuentran (Pomerol, 2010; Coutinho, 2020):

  • Factores predisponentes: Educación restrictiva o ausencia de educación sexual, traumas en la infancia secundarios a maltrato, negligencia o abuso sexual, tabúes religiosos o culturales etc.
  • Factores precipitantes: Situaciones estresantes, dificultades económicas, relaciones sexuales insatisfactorias, miedo a embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual, etc.
  • Factores mantenedores: Escasa o inadecuada comunicación o conflictos con la pareja, ansiedad de rendimiento, creencias sociales, baja autoestima, etc.

La relación de pareja y su influencia en la disfunción eréctil de raíz psicológica

Una de las variables con mayor relevancia que debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar y tratar la disfunción eréctil, es la relación de pareja. Los comportamientos, atribuciones y manejo que tenga la pareja frente a la disfunción eréctil de su compañero, puede actuar como predisponente, precipitante o mantenedor de la disfunción. En este aspecto se deben tener en cuenta los diferentes esquemas de comunicación, las reacciones de la pareja, el manejo de la frustración, y contextos de agresividad y violencia (Cabello, 2008)

Tratamiento para la disfunción eréctil psicológica

Una vez se tenga identificada la causa, y, por lo tanto, si se trata de una disfunción eréctil psicológica o mixta, se determinan cuáles son las causas y mantenedores específicos, con el fin de plantear el tratamiento. Habitualmente, para la disfunción eréctil de origen psicológico, se realiza una terapia sexológica -la cual tiene un éxito de aproximadamente el 75%-. Además de la intervención individual, el trabajo con la pareja y el entrenamiento en habilidades sociales, pueden aportar beneficios significativos (Valero y Bernet, 2015):

Dentro de los tratamientos más estudiados y utilizados para tratar la disfunción eréctil psicológica, se encuentran (Valero y Bernet, 2015):

  • Prohibición del coito y focalización sensorial
  • Privación del orgasmo y focalización sensorial
  • Modelo centrado en el presente y en el estilo de interacción sexual con la pareja
  • Focalización sensorial genital y no genital
  • Terapia de aceptación y compromiso
  • Terapias combinadas -psicología y farmacología-.

Aunque la disfunción eréctil psicológica puede ser una causa de gran malestar en el hombre y su pareja, una vez se tiene conciencia de la causa y se trabaja proactivamente en ella, es posible retomar una vida sexual saludable. En este aspecto, es fundamental que la evaluación y el tratamiento se realice por parte de profesionales cuyas intervenciones estén basadas en la evidencia científica, para así poder garantizar su éxito.

Referencias:

  • Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM 5. España: Arlington
  • Cabello Santamaría, F. (2008). Aspectos psicológicos de la disfunción eréctil. Revista Internacional de Andrología, 6(3), 210–213. sciencedirect.com
    Coutinho, P. J. R., Fernandes, C. S. C. E., Facio, F. N. Jr., & Miyazaki, M. C. O. S. (2020). Characterization and psychological aspects of patients with erectile dysfunction. Psicologia: Teoria e Prática, 22(3), 339–355. pepsic.bvsalud.org
  • Pomerol, J. M. (2010). Disfunción erectil de orígen psicógeno. Arch. Esp. Urol, 63 (8), 599-602. scielo.isciii.es
  • Valero, L., y Bernet, J. (2015). Tratamiento de un caso de disfunción eréctil mediante terapia de pareja y terapia sexual. Escritos de Psicología, 8 (3), 48-57. escritosdepsicologia.es
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.