Los lóbulos frontales y las emociones

Entre otros aspectos específicos, a los lóbulos frontales se les atribuyen funciones relacionadas con el procesamiento de las emociones.

El encéfalo humano es uno de los órganos más relevantes dentro de la composición biológica del organismo. Esta masa nerviosa, formada por miles de millones de células, funciona como un vehículo directivo que regula y administra un importante espectro de funciones fisiológicas, psicológicas y cognitivas que, a su vez, estructuran de manera general el funcionamiento cotidiano de los seres humanos. A través de este artículo, realizamos una introducción funcional sobre los lóbulos frontales, desde el prisma de la neurobiología de las emociones.

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Biología cerebral

La organización orgánica cerebral se compone de multiplicidad de áreas y mecanismos de acción sumamente complejos; dividiéndose en diversas regiones con un alto nivel de características específicas entre sí:

  • Lóbulo temporal: se encarga principalmente de las funciones auditivas y olfativas.
  • Lóbulo parietal: se encuentra por detrás de los lóbulos frontales, solo divididos por medio del surco central. Esta estructura se responsabiliza, principalmente, de funciones de orden visual y motriz.
  • Lóbulo occipital: tiene la primordial labor de procesar los estímulos visuales, en especial en lo que concierne a la identificación de colores, además de jugar un importante rol en el procesamiento de la memoria.
  • Lóbulo frontal: ubicado en la zona más evolucionada filogenéticamente del ser humano, la neocorteza cerebral; se encarga de múltiples funciones relativas al control y la expresión de las emociones, la producción del lenguaje, la regulación de algunas actividades motrices, entre otras.

(Matías, 1999) (González et. al, 2000)

Los lóbulos frontales, motores de las emociones

En concordancia con lo mencionado anteriormente, estas áreas encefálicas desempeñan un papel sumamente relevante para la expresión emocional en los seres humanos. Del mismo modo, los lóbulos frontales, subdivididos en 2 zonas principales, tendrían una interesante relación con los distintos mecanismos de procesamiento de las emociones.

El lóbulo frontal izquierdo

El lóbulo frontal izquierdo cumpliría una función decisiva en lo que refiere a las emociones positivas, trabajando en cooperación con una gran serie de químicos cerebrales tales como la dopamina, serotonina, endorfinas, oxitocina, entre otros más (Gollman et. al, 2005).

La regulación operativa que los lóbulos frontales de la parte izquierda realizan está compuesta por un sin fin de factores que le llevan a funcionar de modo organizado en conjunción con la emotividad humana. Empero, es fundamental destacar que, así como existen zonas cerebrales responsables del procesamiento de las emociones positivas, hay, a su vez, partes del lóbulo frontal que se encargan de estados anímicos mucho más negativos.

Lóbulos frontales derechos y las emociones

En contraposición con la zona izquierda de la corteza prefrontal, los lóbulos frontales derechos cumplen, en cooperación conjunta con la amígdala cerebral, la expresión y regulación de emociones de orden negativo, ya sea que se hable de tristeza, ira, enfado, envidia, soberbia, entre otras similares. De igual forma, grandes cantidades de neurotransmisores están involucrados en dichos procesos, tal es el caso de las hipocretinas, monoaminooxidasas II, e incluso, escasos niveles de sustancias asociadas con las emociones positivas fomentan la generación de trastornos relativos al neurodesarrollo, estados anímicos, del orden psicótico y disruptivos del control de impulsos.

Un claro ejemplo de ello puede encontrarse en el trastorno por déficit de atención, en el cual, el componente biológico principal recae en la baja producción de dopamina. A su vez, de manera similar, según sostienen diversos trabajos, los bajos niveles de serotonina en la esquizofrenia traen consigo numerosos síntomas relativos a delirios y alucinaciones (Gollman et. al, 2005) (Artigas, 2007) (Rezzonico & Meier, 1991).

Cada una de estas funciones, en conjunción con su homólogo biológico, brinda y fundamenta una visión vehemente acerca de la neurobiología de las llamadas aflicciones. No obstante, es pertinente demarcar que existen un número mucho mayor de estructuras, químicos y procesos neuronales que llevan a cabo la expresión emocional, afectiva y sentimental de los seres humanos; a pesar de que, las estructuras prefrontales jueguen un papel protagonista en estos rubros.

Felicidad y tristeza, una dicotomía para la supervivencia

Es elemental pues, aclarar que los procesos emocionales que atraviesan al ser humano son insustituibles y totalmente necesarios para su óptimo desarrollo y evolución dentro de su ciclo vital; cumpliendo una importante función adaptativa. De hecho, es un error muy habitual realizar atribuciones fatalistas de los procesos emocionales considerados negativos, puesto que, estas emociones negativas tienen funciones esenciales para asegurar la supervivencia de la especie.

Referencias:

  • Artigas Pallarés, J. (2007). Atención precoz de los trastornos del neurodesarrollo. A favor de la intervención precoz de los trastornos del neurodesarrollo. Revista de Neurología, 44(S03), S031. neurologia.com
  • Estévez González, A., García Sánchez, C., & Barraquer I Bordas, L. (2000). Los lóbulos frontales: el cerebro ejecutivo. Revista de Neurología, 31(06), 566–567. neurologia.com
  • Matías-Guiu Guía, J. (1999). Neuroanatomía correlativa. Revista de Neurología, 29(12), 1357–1359. neurologia.com
  • Ph.D., D. G. P., Lama, D., Raga, G. D., & Marc, F. (2005). Emociones Destructivas: Como Entenderlas y Superarlas (Tra ed., Vol. 1). Editorial Kairós.
  • Rezzonico, G. F., & Meier, C. (1991). La esquizofrenia como hipótesis. Una vision constructivista del tratamiento de la esquizofrenia. Revista de Psicoterapia, 2(8), 35–48. revistadepsicoterapia.com
Jack Díaz Ponce
Jack Díaz Ponce
Divulgador con experiencia como instructor, facilitador y dinamizador en diversos proyectos. Estudiante de la licenciatura en Psicología y Ciencias del Comportamiento por la UIA-Puebla (México). Diplomado en Psicología Clínica, Psicopatología, Psicodiagnóstico y Tanatología, entre otros.

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Divulgador con experiencia como instructor, facilitador y dinamizador en diversos proyectos. Estudiante de la licenciatura en Psicología y Ciencias del Comportamiento por la UIA-Puebla (México). Diplomado en Psicología Clínica, Psicopatología, Psicodiagnóstico y Tanatología, entre otros.