Hipótesis, teoría y ley en ciencia, diferencias clave

Con la generalización de su uso, desde su incorporación al lenguaje popular, es muy habitual confundir los conceptos de hipótesis, teoría y ley en la ciencia.

Las disciplinas científicas crean su propio lenguaje; no obstante, muchos de sus términos trascienden al lenguaje común. Entre estos conceptos se encuentran las nociones de hipótesis, teoría y ley, las cuales tienen un sentido propio dentro de la ciencia, peros son utilizadas de forma indistinta en la vida cotidiana. La popularización de esta terminología ha provocado una importante distorsión en el significado de estos tres conceptos; misma que no solo afecta al público en general, sino, además, a gran parte de la comunidad científica y profesional que las considera de manera errónea.

Debido a esta situación, se considera necesario revisar estos conceptos de manera detallada. Esto, con el fin de despejar ciertas dudas alrededor de ellos, además de contrarrestar algunas de las falsas creencias que se tiene sobre un grupo de términos tan frecuentemente utilizado y, aun así, tan distorsionado y mal entendido.

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Definición de hipótesis, teoría y ley para la ciencia

Los profesionales de la ciencia utilizan los conceptos de hipótesis, teoría y ley de manera cotidiana. No obstante, en muchas ocasiones, su sentido se ve distorsionado por los diferentes significados que el lenguaje coloquial les brinda. Además, en no pocos casos, estas nociones no se aprenden o comprenden de manera adecuada (Acevedo, 2017); lo que ha ocasionado muchos mitos en torno a su relación, así como confusiones entre estas acepciones. Por lo tanto, es importante definir como cada uno de estos términos se entiende dentro del marco de la ciencia.

¿Qué es una hipótesis para la ciencia?

Una hipótesis se define como una posible explicación para algún fenómeno o afirmación sobre la relación entre determinadas variables, en una situación específica; la cual es sujeto de verificación empírica y criticismo lógico (Matsumoto, 2009).

En el método experimental, la hipótesis es una afirmación científica que puede someterse a prueba y mostrarse como una solución probablemente cierta o no. Esto, sin que las opiniones y creencias del investigador o investigadora interfieran en el proceso de comprobación (Castillo, 2009).

Es necesario destacar que una hipótesis no es un dato, ya que este último es una proposición empírica particular que refiere a experiencias ya efectuadas; mientras que la hipótesis va más allá de la evidencia o información que intenta explicar (Rojas, 2001).

Planteemos un ejemplo:

En una zona rural dedicada a la ganadería y la agricultura, los animales han comenzado a enfermar y morir en el último invierno. En este caso, el número de individuos enfermos y muertos, así como las características del padecimiento constituirían parte de los datos.

Tras la observación detallada del fenómeno y las variables involucradas en este, pueden surgir distintas hipótesis que intenten explicar este suceso. Por un lado, podría sugerirse que los cambios climáticos son los responsables directos o indirectos de la enfermedad. O bien, también podría proponerse que el tipo de pesticidas utilizado en los cultivos está afectando al ganado.

Ambas hipótesis son contrastables, esto quiere decir que son sensibles a la experiencia y, por lo tanto, se pueden poner a prueba a través de la experimentación; lo que resultaría en su comprobación o refutación.

Cabe aclarar que no todas las hipótesis en la ciencia deben ser directamente contrastables, ya que algunas fórmulas no pueden ser ni verdaderas ni falsas (Rojas, 2001).

¿Qué es una teoría para la ciencia?

Una teoría científica es un conjunto de hipótesis y/o leyes relacionadas entre sí en forma deductiva. En ellas, cada miembro del conjunto es un supuesto inicial o una consecuencia de estos (Bunge, 2004).

Su valor para la construcción de la ciencia es muy alto, ya que los datos no tienen sentido sino dentro del contexto de una teoría, por lo que esta ayuda a sistematizar el conocimiento, estableciendo relaciones lógicas entre hipótesis inconexas o diferentes tipos de ley (Rojas, 2001). Sin embargo, ninguna teoría es un retrato de la realidad. Estas solo constituyen modelos ideales que representan sistemas reales (Bunge, 2004).

Las teorías científicas no pueden probarse directamente, ya que se basan en un conjunto de supuestos o axiomas y postulan la existencia de entidades inobservables. Es decir, aluden a una tendencia general, no a casos específicos. Por ello, las y los científicos formulan predicciones o hipótesis concretas a partir de las teorías, para después, comprobarlas frente a datos tangibles (Acevedo, 2017).

Imaginemos, por ejemplo, que en las afueras de una zona boscosa se observan ratones de campo con un pelaje más claro de lo normal. Basado en la teoría de la selección natural, un explorador podría formular la hipótesis de que los sujetos con pelaje oscuro serían más vulnerables a los depredadores en la parte expuesta del lugar; por lo que los ratones de pelaje más claro prevalecerían y se multiplicarían; lo que tras varias generaciones definiría la coloración particular de los individuos en la actualidad.

En este ejemplo, es posible observar la relación que existe entre hipótesis y teoría, dónde la primera se genera a partir de la segunda. Si al poner a prueba dicha hipótesis, esta es corroborada, los resultados del experimento reforzarían la teoría propuesta.

¿Qué es una ley para la ciencia?

Es posible definir las leyes científicas como declaraciones descriptivas de relaciones entre fenómenos observables (Abd-El-Khalick, 2012). El objetivo de la ciencia es llegar a la esencia de las cosas. Por ello, cuando descubre regularidades en la estructura y el proceso del devenir, inserta los hechos singulares en pautas generales llamadas leyes naturales o sociales (Bunge, 2009).

En contra de la creencia popular, las leyes no son inmutables y sus enunciados son transitorios. Por el contrario, estas cambian junto con las cosas mismas que refieren, relacionándose entre sí mediante nuevas leyes. Por ejemplo, las leyes de la economía surgen sobre la base de otras leyes, y cambian en relación con el tipo de organización social y el periodo histórico en el que se presentan (Bunge, 2009).

Es preciso destacar que las leyes no se encuentran a través de la simple observación y registro. Es necesario poner a prueba una serie de hipótesis. En este sentido, es posible afirmar que los enunciados de las leyes no son más que hipótesis confirmadas (Bunge 2009). De igual forma, es necesario aclarar que las leyes tampoco representan una verdad absoluta, solo establecen la relación establecida entre distintos fenómenos, la cual es explicada por una teoría.

Malentendidos sobre la relación entre hipótesis, teoría y ley en la ciencia

Existen diversas confusiones en torno al lugar y función que nociones como las de hipótesis, teoría y ley tienen dentro de la ciencia. Estos malentendidos no son exclusivos del público lego; sino que, en muchos casos, son creencias sostenidas por personas dentro del ámbito científico (Acevedo, 2017).

¿Una relación jerárquica entre hipótesis, teoría y ley?

Uno de los malentendidos más frecuentes en este sentido, es el considerar que existe una relación jerárquica entre estos tres conceptos. En ella, las ideas de la ciencia se desarrollarían inicialmente a partir de hipótesis, para después formar una teoría y finalmente consolidarse en una ley.

Esta noción es falsa, ya que las tres dimensiones poseen un estatus epistemológico diferente. Es cierto que cuando las hipótesis son corroboradas pueden integrarse en teorías o leyes. Pero como ya se ha visto, las hipótesis pueden provenir de, y no dirigirse hacia, una determinada teoría o ley, fortaleciendo o debilitando la validez de estas a través de la experiencia (Rojas 2001).

La finalidad de la hipótesis, teoría y ley es distinta

Asimismo, es necesario destacar que la finalidad de las teorías y las leyes científicas es muy distinta, ya que estas refieren a diferentes tipos de conocimiento. En términos concretos, las leyes son generalizaciones o patrones en la naturaleza, mientras que las teorías son explicaciones de por qué las leyes funcionan de esa manera (Abd-El-Khalick, 2012).

Confundir teoría con hipótesis

Finalmente, cabe señalar que existe una tendencia extendida a llamar ‘teoría’ a una conjetura o especulación sobre un fenómeno concreto, que no ha sido comprobada. Cuestión, que como ya lo hemos desarrollado antes, se acerca más a la noción de hipótesis. Las teorías científicas representan de modo simbólico solo ciertos aspectos reales de un fenómeno, y no puede ser comprobada de manera directa (Bunge, 2004).

Hipótesis, teoría y ley en la pseudociencia

El conocimiento adecuado de las nociones de hipótesis, teoría y ley, y sobre todo su función dentro de la ciencia, es un elemento vital para el desarrollo de la ciencia. Es necesario tomar en cuenta que la ausencia de claridad en este sentido, ha sido aprovechada por disciplinas pseudocientíficas para justificar sus argumentos.

Cuando una hipótesis no puede ser contrastada o refutada, no es científica. Esto significa que cuando una propuesta no es sensible a la experimentación, no puede ser falsada y no aporta conocimiento. Son este tipo de postulados los que comúnmente integran las bases de las pseudociencias, ya que no pueden ser comprobados a través de la experimentación y; por lo tanto, no es posible demostrar su error (Rojas, 2001).

La vaguedad conceptual, también es utilizada por los pseudocientíficos en contra de los avances de la ciencia. Tomemos como ejemplo a los creacionistas que cuestionan la teoría de la evolución, argumentando que, si fuera un hecho científico, sería una ley científica y no solo una teoría (Acevedo, 2017). Desafortunadamente, este argumento ha confundido a más de una persona que no tiene la formación necesaria sobre el verdadero sentido de estos términos.

Los conceptos de hipótesis, teoría y ley en la ciencia dentro de la educación

Como hemos observado, el comprender el significado que tienen términos como hipótesis, teoría y ley dentro de la ciencia, no solo es importante para las personas involucradas directamente con alguna disciplina científica. Es muy común naturalizar el conocimiento que recibimos a lo largo de nuestra vida. Algunas veces lo consideramos parte de una verdad absoluta e inalterable, sin considerar que la ciencia avanza de manera constante y que su desarrollo depende precisamente de poner a prueba el saber que se posee.

Por otro lado, es alarmante la poca claridad que existe en torno a estos conceptos para muchas personas que se encuentran dentro del ámbito científico. Debido a esto, es muy importante integrar una definición precisa de estas nociones en las fases más tempranas de la educación escolar. Solo de esta forma, será posible desarrollar el repertorio conceptual necesario para entender el peso de todo el bagaje cultural y científico que constituye la formación académica; desarrollando con ello, una visión crítica e informada de la información que recibimos día con día.  

Referencias:

  • Abd-El-Khalick, F. (2012). Examining the sources for our understandings about science: Enduring conflations and critical issues in research on nature of science in science education. International Journal of Science Education, volumen (34), número (3), pp. 353-374. Recuperado de: researchgate.net
  • Acevedo, J. (2017) Sobre leyes y teorías científicas. Iberoamérica Divulga. Recuperado de: researchgate.net
  • Bunge, M (2009) La ciencia. Su método y su filosofía. [Documento PDF] Recuperado de: der.unicen.edu.ar
  • Bunge, M. (2004) La investigación científica. Ciudad de México, México. Siglo Veintiuno Editores.
  • Klimovsky, G. (1997) Las desventuras del conocimiento científico. A-Z Editora. Recuperado de: departamentoesteticas.com
  • Matsumoto, D. [Ed.] (2009) The Cambridge Dictionary of Psychology. Cambridge University Press.
  • Rojas, C. (2001) Invitación a la filosofía de la ciencia. Humacao. Recuperado de: personal.us.es
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
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Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.