Inoculación del estrés en la infancia y la adolescencia

El entrenamiento en inoculación del estrés -EIE- ofrece un enfoque sistemático, pero flexible, centrado en las particularidades de cada caso.

El término estrés es una palabra que se utiliza de manera cotidiana y que generalmente se asocia a un estado de tensión física y psicológica. Algunas investigaciones han definido este fenómeno a partir del entorno que lo causa. Otras se centran en la respuesta fisiológica y mental que presenta el individuo ante una amenaza o desafío (Meichenbaum, 1987). La importancia de su estudio y tratamiento se ve reflejada en la creación de programas para su prevención y control (Leka, Griffiths, Cox, 2004). Es, sin lugar a dudas, un fenómeno cuya atención se considera tanto un asunto de salud pública, como una situación de interés personal. En este artículo se tratará una práctica llamada inoculación del estrés, tanto en la infancia, como en la adolescencia.

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Entrenamiento en inoculación del estrés

Una de las intervenciones que más destaca en el ámbito de la atención psicológica y terapéutica del estrés es el llamado EIE -Entrenamiento en inoculación del estrés-. Este, considera el estrés como un fenómeno transaccional. Es decir, situado en la relación de un individuo con el ambiente. Esto lo ha transformado en una alternativa práctica y flexible en el tratamiento de situaciones estresantes en muy diversos escenarios (Meichenbaum, 1987) (Serrano, 2016). Sus principios y métodos se han aplicado en muchos ámbitos. Además, ha sido adaptado a muy distintas poblaciones. En este sentido, varios han sido los trabajos de investigación e intervención clínica que han intentado aprovechar los principios del EIE en el tratamiento de niños y niños y adolescentes.

Características del EIE

El EIE no considera el estrés como un estímulo o una respuesta, sino como una relación dinámica y bidireccional entre la persona y su entorno. De tal forma, que el sujeto no es una víctima pasiva de los acontecimientos estresantes, sino que sus propios recursos y estrategias de afrontamiento contribuyen a definir la naturaleza del estrés. Al mismo tiempo, los distintos elementos que conforman la situación que presiona al individuo interactúan con él o ella, determinando el sentido que el cuadro pueda tomar. Por lo tanto, esta perspectiva no solo pretende brindar a las personas las habilidades de afrontamiento necesarias para resolver problemas concretos, sino que además analiza el entorno y la posibilidad de realizar cambios en aquellos factores ambientales que potencien la situación de estrés (Meichenbaum, 1987).

Una propiedad que destaca al EIE, es su flexibilidad en torno a su diseño, debido a que considera las particularidades tanto de la situación vivida como de la población a tratar adecuando las distintas estrategias que lo conforman a un problema concreto. El EIE combina elementos de enseñanza didáctica, discusión socrática, reestructuración cognitiva, resolución de problemas y entrenamiento en relajación, ensayos conductuales e imaginados, autorregistro, autoinstrucciones y auto reforzamiento, así como intentos de lograr cambios del entorno. Su objetivo es brindar a los individuos las estrategias necesarias para afrontar tanto los problemas actuales como los que pudiera encontrar en un futuro. De ahí el nombre de inoculación, que evoca a la inmunidad obtenida por una vacuna.

Fases del EIE

  • Fase de conceptualización: Su objetivo es preparar el escenario para las intervenciones posteriores, estableciendo una relación de trabajo en colaboración entre el paciente o pacientes y el terapeuta.
  • Fase de adquisición de habilidades de ensayo: Su objetivo es ayudar a los pacientes a desarrollar y consolidar una variedad de habilidades de afrontamiento intra e interpersonales. Las técnicas de adiestramiento específicas revisadas incluyen el adiestramiento en relajación, los procedimientos de reestructuración cognitiva, la resolución de problemas y el adiestramiento en auto instrucciones.
  • Fase de aplicación y consolidación: Su objetivo es ayudar a los pacientes para que practiquen sus habilidades de afrontamiento tanto en las sesiones de adiestramiento como en la vida real, así como prevenir recaídas.

(Meichenbaum, 1987).

Inoculación de estrés en el tratamiento de niños y adolescentes

A partir del esquema anterior, distintos terapeutas e investigadores han diseñado diferentes estrategias de intervención con el fin de enfrentar diversas problemáticas específicas. En este sentido, los psicólogos y psicólogas infantiles no han sido la excepción. Tomando ventaja de la flexibilidad de esta estrategia al adecuar el método tanto al nivel de maduración de los sujetos como a los conflictos específicos a los que los niños y adolescentes se ven enfrentados, los profesionales de la salud han obtenido evidencia consistente del éxito del EIE en el tratamiento de la población más joven.

El entrenamiento en inoculación del estrés en la clínica

Un ejemplo de la aplicación y éxito del EIE en el terreno de la atención clínica lo brindan las psicólogas Benedito y Botella de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. Ellas aplicaron este mismo enfoque para el tratamiento de un niño de 11 años que padecía ataques de asma.

El tratamiento consistió en 9 sesiones semanales en las que se siguieron las tres fases indicadas por Meichenbaum: educativa -conceptualización-, de adquisición y de aplicación:

  • Al principio, se le explicó al niño que el objetivo de los encuentros era enseñarle estrategias para controlar su ansiedad y los episodios de asma disminuyeran.
  • Posteriormente, se dedicaron cuatro sesiones a entrenar al menor en técnicas de relajación y en la jerarquización de estímulos estresantes, así como el diseño de una serie de pensamientos de afrontamiento.
  • Finalmente, se dedicaron las sesiones finales en realizar las técnicas aprendidas en escenarios imaginarios, de forma tal que el sujeto las incorporara cuando presintiera un ataque de asma.

Se hizo un seguimiento de las crisis asmáticas presentadas por el niño antes durante y después del tratamiento, encontrándose que al final del proceso y un mes después, ya no se presentaron dichos episodios (Benedito, Botella, 1991), lo que puso de relieve el éxito del EIE.

EIE en adolescentes

La efectividad del EIE en adolescentes y su aplicabilidad a nivel grupal también ha sido evaluada. Un ejemplo claro de ello es la investigación llevada a cabo por las investigadoras Zsuzsanna Szabo y Mihai Marian, quienes condujeron un trabajo con un grupo de jóvenes pertenecientes a escuelas de educación media superior en Rumania.

Para este estudio reunieron a 191 adolescentes de entre 15 y 17 años, a quienes dividieron en tres grupos:

  1. Control
  2. Consejería
  3. Entrenamiento de Inoculación de Estrés

Fases

  • Fase 1: Los tres grupos fueron evaluados psicométricamente en niveles de estrés, ansiedad y autoestima.
  • Fase 2: Cada grupo recibió un contenido distinto durante 10 semanas.
    • Grupo de control: Siguió el programa regular de educación cívica y discusiones éticas en clase.
    • Grupo de Asesoría: Sostuvieron discusiones grupales dirigidas por el profesorado en clase, el orientador escolar o el psicólogo sobre temas relacionados con el estrés escolar; ansiedad por desempeño, autoestima y autoayuda. Tras estas sesiones se formaron grupos donde se discutirían casos y problemas relacionados con los temas ya vistos.
    • Grupo de EIE: Se le sometió a entrenamiento en inoculación de estrés, conducida por el psicólogo o psicóloga escolar. En dicho proceso, se les hizo consientes de como pueden involucrarse en conductas para hacer frente a situaciones estresantes y resolver problemas.
  • Fase 3: Después de tres meses de haber terminado el semestre, se les evaluó nuevamente en las mismas dimensiones medidas en la Fase 1.

La comparación de ambas evaluaciones arrojó que los niveles de ansiedad y percepción del estrés bajaron en los grupos de asesoría y de EIE, siendo estos últimos los que presentaron los niveles más bajos en la fase final (Szabo, Marian, 2012). Estos resultados demuestran la efectividad de esta corriente como una forma de reducir los niveles de estrés, así como de brindar a los y las jóvenes herramientas adecuadas para hacer frente a los problemas.

Conclusiones

La inoculación del estrés declara ser una estrategia útil en el tratamiento de diversas problemáticas. Además, su enfoque sistemático, pero flexible y centrado en las particularidades de cada individuo, respaldarían, en teoría, su efectividad. Son los trabajos e investigaciones concretas como las presentadas anteriormente las que brindan solidez a su reputación; ofreciendo una alternativa viable en el trabajo de campo diario de los y las profesionales de la salud mental.

Referencias:

  • Benedito C., Botella C., (1991) Entrenamiento en Inoculación de Estrés en un Caso de Asma Infantil, Valencia, España, Análisis y Modificación de Conducta, volumen 17, número 55, pp. 839-851. Recuperado de: alfama.sim.ucm.es
  • Meichenbaum, D. (1987) Manual de inoculación de estrés, Barcelona, España, Ediciones Martínez Roca, S. A. +Recuperado de: es.scribd.com
  • Serrano, I., Delgado,J., Camino, M. (2016) Programa de inoculación de estrés para hacer frente a la ansiedad ante los exámenes: eficacia diferencial en función de la preocupación    o emocionalidad, Bogotá, Colombia, Avances en Psicología Latinoamericana, volumen 34, pp. 3-18. Recuperado de: revistas.urosario.edu.co
  • (2004) La organización del trabajo y el estrés (versión español), Francia, Organización Mundial de la Salud.
  • Szabo, Z., Marian, M. (2012) Stress Inoculation Training in Adolescents: Classroom Intervention Benefits. Nueva York, E.U.A., Journal of Cognitive and Behavioral Psychotherapies, volumen 12, número 2, pp, 175-188.
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.