Secuelas psicológicas del maltrato infantil

Las secuelas psicológicas del maltrato infantil pueden interferir significativamente en el desarrollo y en la calidad de vida de las víctimas.

El maltrato infantil es un problema a nivel mundial muy grave. Se define como los abusos y desatenciones de las que son objetos los menores de 18 años. Incluyen maltrato físico o psicológico, violencia sexual, desatención, negligencia y explotación. El maltrato infantil puede causar secuelas psicológicas, daños a la salud, en el desarrollo y en la dignidad del niño o niña, e incluso poner en riesgo su vida (OMS, 2019).

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Según los estudios internacionales, una cuarta parte de las personas adultas manifiestan haber sufrido violencia física en su infancia. Además, 1 de cada 5 mujeres -el 20%- y 1 de cada 13 hombres -el 7,69%- declaran haber sufrido abusos sexuales durante la infancia (OMS, 2019).

Secuelas físicas y psicológicas del maltrato infantil

El impacto que el maltrato infantil genera en la vida de quienes lo sufren puede tener efectos que duran toda su vida. Este fenómeno está asociado con trastornos del desarrollo específicos y padecimientos médicos como:

  • Trastornos del desarrollo cerebral temprano
  • Alteraciones en el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario
  • Enfermedades cardiovasculares

Además, las personas adultas que han experimentado violencia cuando eran niños o niñas son más susceptibles a trastornos conductuales, físicos y mentales como:

  • Transformarse en víctimas o perpetradores de actos de violencia
  • Trastornos del estado de ánimo
  • Consumo indebido de sustancias adictivas
  • Obesidad
  • Comportamientos sexuales de alto riesgo

En casos extremos, la violencia hacia los niños y niñas puede poner en riesgo su vida. Se calcula que cada año mueren por homicidio 41000 menores de 15 años. Desafortunadamente, esta cifra no representa la verdadera dimensión del problema, ya que muchas muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a accidentes (OMS, 2019).

Maltrato infantil y trastornos psicológicos

Las personas que han vivido violencia en su infancia son mas proclives a padecer trastornos psicológicos. Algunos desórdenes psiquiátricos específicos asociados a este fenómeno son:

  • Depresión
  • Distimia
  • Ansiedad generalizada
  • Trastorno de estrés postraumático
  • Trastorno antisocial de la personalidad
  • Abuso y dependencia del alcohol
  • Abuso y dependencia de sustancias

(Danese, Widom, 2020).

No obstante, la correspondencia que existe entre el maltrato infantil y los distintos desórdenes psicológicos, es mucho más compleja que una simple relación directa de causa y consecuencia. La presencia y magnitud de estos trastornos está sujeta a la experiencia subjetiva de cada una de las víctimas.

Un estudio llevado a cabo por el King’s College de Londres y la Universidad de la Ciudad de Nueva York, analizó el desarrollo de un grupo de 1200 personas, dentro de las cuales, algunas habían sido identificadas como víctimas de violencia durante su infancia. Al analizar los datos, los investigadores encontraron que aquellos que habían sufrido maltrato infantil, pero no lo recordaban, no tenían mayor riesgo de padecer algún padecimiento psiquiátrico, que aquellos que no experimentaron violencia. Por otro lado, aquellos sujetos que recordaban haber sufrido maltrato de niños tenían cerca del doble de posibilidades de desarrollar un desorden emocional, como depresión o ansiedad (Danese, Widom, 2020).

Estos resultados sugieren que la experiencia subjetiva de maltrato en la infancia juega un rol más importante en el desarrollo de trastornos emocionales en la adultez que el evento en sí mismo. Tales datos son de gran valor para el tratamiento y prevención de desórdenes psiquiátricos, ya que pueden influir tanto en la manera de intervenir terapéuticamente a las víctimas de violencia, como en el manejo de los casos de maltrato por parte de los distintos profesionales involucrados en los mismos.

Maltrato infantil y suicidio

Como ya se ha visto, existe una relación marcada entre el maltrato infantil y el padecimiento de desordenes psicológicos, mismos que pueden implicar un desarrollo deficiente de recursos cognitivos y emocionales para hacer frente a las adversidades diarias de la vida. La inestabilidad psicológica de las víctimas puede guiarles a conductas autodestructivas, y en casos extremos, a intentar quitarse la vida.

En un extenso estudio llevado a cabo por la Universidad de Manchester y la Universidad del Sur de Gales, consistente en 68 investigaciones realizadas por todo el mundo, se analizó el caso de 262,000 personas adultas que sufrieron maltrato en su infancia. Al analizar la relación que existía entre la violencia infantil experimentada por los sujetos y el suicidio se encontró lo siguiente:

  • Los intentos de suicidio son tres veces más frecuentes en personas que experimentaron abuso sexual infantil.
  • Es 2,5 veces más frecuente que una persona que sufrió violencia física en la infancia intente suicidarse.
  • Los intentos de suicidio son 2,5 veces más frecuentes en personas que vivieron violencia emocional o negligencia cuando niños.
  • Los niños y niñas que sufrieron múltiples abusos tienen cinco veces más probabilidades de intentar suicidarse cuando son adultos.
  • El riesgo de intentar suicidarse en víctimas de maltrato infantil, crece con la edad.
  • Las personas que no reciben atención por las secuelas psicológicas del maltrato infantil son quienes tienen mayor riesgo de intentar suicidarse.

(Angelakis, et.al 2019).

El trabajo anterior brinda evidencia concreta sobre la influencia que tiene la violencia hacia los niños con la generación de pensamientos suicidas. Información que tanto las autoridades, como los distintos profesionales de la salud mental deben tener presentes para el desarrollo de estrategias de atención y prevención del maltrato infantil.

Maltrato infantil y calidad de vida

Las secuelas psicológicas producidas por el maltrato infantil tienen efectos más allá de la dimensión de la salud metal. Estas influyen en la toma de decisiones cotidiana y en el estilo de vida adoptado por los adultos que vivieron violencia en su juventud.

En este sentido, la Universidad de Georgia realizó una investigación donde se analizaron los casos de más de 6.000 personas, con el fin de dimensionar los déficits en la calidad de vida de sujetos que experimentaron maltrato en la infancia. Según los resultados, existen diferencias significativas en la calidad de vida relacionada con la salud de personas que sufrieron maltrato infantil, de aquellas que no.

De esta forma, las personas que experimentaron abusos físicos, psicológicos o sexuales, serían más susceptibles a padecer trastornos psicológicos y conductuales que ponen directamente en riesgo su salud, como:

  • Trastornos de la conducta alimentaria
  • Consumo de tabaco
  • Abuso de sustancias
  • Comportamiento sexual de riesgo

(Universidad de Georgia, 2008).

A su vez, estos desordenes están relacionados a padecimientos médicos específicos que disminuyen la calidad de vida de las personas. Algunos más comunes son:

  • Enfermedades del corazón
  • Diabetes
  • Obesidad
  • Enfermedades de transmisión sexual
  • Adicciones

(Universidad de Georgia, 2008) (OMS, 2019).

Según la estimación de los investigadores, este riesgo equivaldría a perder dos años de calidad de vida. Dicha conclusión, ayuda a dimensionar la influencia que la vida psíquica tiene en la salud física de los afectados por este fenómeno.

Maltrato infantil y conducta antisocial

Además del gran impacto que el maltrato infantil tiene en el desarrollo físico y psicológico de las víctimas, existe una relación clara entre este y la adopción de conductas antisociales y delictivas durante la adolescencia y la adultez temprana.

En relación a esto, la organización sin ánimo de lucro, Child Trends publicó en el diario científico BioMed Central Public Health de 2019, un trabajo de investigación donde se analizó la relación que existe entre el maltrato infantil y la delincuencia juvenil. Para ello, utilizó los datos de 10.613 participantes, quienes estaban entre el séptimo y el doceavo grado escolar en los años 1994 y 1995. En dicha muestra, el 77% reportó haber experimentado al menos un tipo de violencia en la infancia. Por otro lado, el 32.5% de toda la población dijo haber cometido una ofensa no violenta y el 30% algún tipo de delito violento durante la adolescencia.

Al comparar los datos, los investigadores encontraron lo siguiente:

  • Los adolescentes que experimentaron maltrato eran más proclives a involucrarse en conductas violentas.
  • Igualmente, aquellos que fueron víctimas de violencia mostraron un incremento más rápido en el número de ofensas no violentas durante la adolescencia temprana.
  •  Las ofensas no violentas aumentaron en los últimos años de la adolescencia de todos los jóvenes, pero el escalonamiento y la gravedad de las ofensas correspondía a la frecuencia del maltrato sufrido.
  • Entre los niños y niñas que sufrieron maltrato, los varones mostraron una frecuencia significativamente alta de conductas antisociales no violentas.
  • En términos de la relación entre maltrato sufrido y conductas delictivas, no existieron diferencias por raza u orientación sexual.

(Lantos, et.al 2019).

Es indudable que existe una relación directa entre violencia infantil y conducta delictiva. Dimensión, que debe ser considerada por las y los profesionales responsables de prevenir y tartar este problema tan serio.

El o la profesional de la salud mental frente al maltrato infantil y sus secuelas psicológicas

Al analizar detenidamente una dimensión como el maltrato infantil, es posible darse cuenta por qué es considerado un problema a nivel mundial. Sus secuelas tienen un efecto devastador en el desarrollo individual y el futuro de quienes lo experimentan. Además, su frecuencia es tan alta, que es posible considerarlo casi como algo normal. En muy pocos fenómenos, el rol del profesional de la salud mental es tan claro y tan vasto. Su responsabilidad se extiende a muchas dimensiones:

  • La detección de casos y la obtención de las cifras reales de personas afectadas.
  • La sensibilización de las instituciones y público en general a la magnitud del problema.
  • El diseño de programas de prevención que ayuden a reducir el número de casos de violencia.
  • El estudio de los distintos tipos de violencia y las nuevas modalidades en las que esta se presenta.
  • La intervención oportuna a niños víctimas de maltrato y el tratamiento de adultos que lo hayan sufrido.

En suma, los y las profesionales de la salud mental enfrentan un problema que no tiene una solución fácil, rápida o única. Sin embargo, la existencia de numerosos trabajos sobre el tema y el interés mostrado por organismos internacionales, brindan la esperanza de que, si bien la erradicación del maltrato infantil está muy lejos, se va en el camino correcto.

Referencias:

  • Angelakis, I., Gillespie, E., Panagioti, M. (2019) Childhood maltreatment and adult suicidality: a comprehensive systematic review with meta-analysis. Psychological Medicine, DOI: 10.1017/S0033291718003823
  • Danese, A., Widom, C. (2020) Objective and subjective experiences of child maltreatment and their relationships with psychopathology. Nature Human Behaviour, DOI: 10.1038/s41562-020-0880-3
  • Lantos, H., Wilkinson, A., Winslow, H., McDaniel, T. (2019) Describing associations between child maltreatment frequency and the frequency and timing of subsequent delinquent or criminal behaviors across development: variation by sex, sexual orientation, and race. BMC Public Health, número 19, DOI: 10.1186/s12889-019-7655-7
  • Organización Mundial de la Salud (2019) Maltrato infantil: Datos y Cifras. OMS: Sitio Web Mundial, sitio: www.who.int
  • Universidad de Georgia. (2008) Child Maltreatment Victims Lose 2 Years Of Quality Of Life ScienceDaily.
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.