‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ entrevista a sus autores

El libro ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ desgrana la historicidad de los conductismos desde una mirada rigurosa y fundamentada.

Una Historia de las Ciencias de la Conducta (2020), que en escasos días celebra su primer aniversario, es la apuesta de un selecto grupo de personalidades de renombre académico internacional del ámbito de las ciencias de la conducta. Como producto de este proyecto de colaboración -nacido de las pasiones personales que todos procesan hacia los conductismos- nace este trabajo, que constituye una reflexión crítica sobre la vida y obra de Pavlov, Watson, Skinner y Vygotsky; autores imprescindibles para el desarrollo de la psicología científica.

‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ es un libro digital editado por la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina y distribuido de forma libre y gratuita, cortesía de los autores; a través del siguiente enlace de descarga. ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ pretende estimular la curiosidad, tanto de estudiantes, como de profesionales de la psicología; ofreciendo también una oportunidad al público generalista para disponer de un primer acercamiento a los conductismos, desde un abordaje riguroso y ampliamente fundamentado históricamente; remarcando -como no podía ser de otra forma- la importancia de los trabajos basados en el estudio de fuentes primarias.

Entre el ‘elenco’ artífice de ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’, encontramos al catedrático de formación investigativa e investigación psicológica y de la salud Pedro C. Martínez Suárez -coautor del capítulo de Skinner-. Martínez es Doctor en Psicología por la Universidad de Oviedo -España- y Vicerrector de investigación de la Universidad Católica de Cuenca -Ecuador-. Por otro lado, -asume la coautoría del trabajo de Watson- el psicólogo Alejandro Herrera Garduño, profesor universitario e investigador especializado en la historia y tecnología de la psicología, centrado en la investigación de la historia de los conductismos, todo ello desde la Universidad Hispana y Universidad Alva Edison en Puebla -México- y ALAPPONT -Perú-. La revisión de Pavlov está coescrita por una de las figuras colombianas más prometedoras del ámbito de la neuropsicología y la educación. El psicólogo Nicolás Parra-Bolaños es, entre otros, coordinador del Laboratorio de Neurociencias y Educación de la Asociación Educar para el Desarrollo Humano y director de investigaciones en diversas entidades internacionales. Junto a él, asume la coautoría del capítulo de Pavlov el profesor José Alejandro Aristizábal Cuellar, Doctor en Psicología Experimental por la Universidad de Jaén -España-, fundador del Laboratorio de Neurociencias Aplicadas Neuro-K e investigador en diversos proyectos de Universidades españolas e internacionales. Finalmente, el profesor Óscar Arístides Palacio, a cargo de la revisión de Vigotsky, es licenciado en Ciencias de la Educación con especialización en psicopedagogía y máster en neuropsicología clínica y presidente y director del Área de Neuropsicología del Instituto de Neuropsicología Aplicada a la Educación -Asociación Civil (INAE). Cabe destacar que en la participación del libro ‘Una historia de las ciencias de la Conducta’ -contribuyendo con el Premio Historiográfico a la Doctora Graciela Velázquez Delgado (Universidad de Guanajuato, México)-, cuenta con el Prólogo al Doctor Francisco J. Ruíz (Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Colombia), con el epílogo del profesor Andrés García García (Universidad de Sevilla & SAVECC España) y una esmerada contraportada redactada por el Doctor Richard W. Malott (Universidad de Western Michigan).

Profesor Nicolás Parra Bolaños: Coautor del capítulo sobre Pavlov en ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’

¿Por qué escogió abordar el trabajo de I. P. Pavlov en ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ cuando, precisamente, Pavlov no era Psicólogo de profesión? Por otro lado ¿Qué papel tiene para la psicología el rastreo bibliométrico en la revisión documental histórica?

Profesor Nicolás Parra-Bolaños: Se selecciona la obra y vida de Ivan Pavlov, debido a que sus aportaciones son inmensas para el nacimiento de la psicología como ciencia, pese a ser un fisiólogo. De no haber sido por él y sus alumnos, posiblemente, la psicología nunca hubiera llegado a ser lo que es en la actualidad. El rastreo bibliométrico es fundamental para la psicología del mismo modo que lo es para todas las ciencias. Estamos en la era de ‘los datos vacíos’, lo que se conoce como el big data. En esta era, los rastreos son utilizados por excelencia o antonomasia para llevar a cabo pesquisas muy rigurosas y precisas, en torno a la abundante literatura científica, desarrollada a través de los años, décadas e incluso de un siglo completo para la comprobación empírica de las afirmaciones que pueden realizarse por o sobre un autor o tema específico, así como para identificar vínculos temáticos interdisciplinarios.

La contribución de Iván Pavlov no solo se considera fundamental para los conductismos y para la psicología científica, sino que, algunos trabajos defienden una conexión directa con las neurociencias ¿Podría enunciarnos, con base a su experiencia, qué clase de relación se ha evidenciado entre las neurociencias y los conductismos?

Profesor Nicolás Parra Bolaños: Lo cierto es que las aportaciones de Pavlov no solo han influido en los conductismos, sino que han tenido una implicación fundacional para la psicología animal, comparada y también en las neurociencias; pasando de una profesión a una ciencia básica con posibilidades tecnológicas, además de ello como se explora en nuestro capítulo también se puede rastrear su influencia en la investigación en organismos sin sistema nervioso como son las plantas e inclusive en materia inorgánica como es el hidrogel. La lección de Pavlov es que los procesos de aprendizaje llevan consigo implicaciones fisiológicas y de otras características físico-químicas que son de suma importancia para justificar apropiadamente los procesos conductuales con la métrica de instrumentos y registros cuantificables.

Dr. José Alejandro Aristizábal Cuellar: Coautor del capítulo sobre Pavlov

En psicología, debemos comprobar experimentalmente las diversas hipótesis y formulaciones teóricas, pero ¿Qué sucede con la historicidad? ¿Cómo se realiza la comprobación documental de aquello que se afirma que históricamente sucedió?, ¿Qué papel asume el rastreo bibliométrico en la verificación y cotejo de hechos históricos?

Dr. José Alejandro Aristizábal Cuellar: La contrapregunta sería ¿Cómo comprobamos empíricamente las hipótesis en la línea histórica?, ¿Qué es la historicidad en la psicología?, ¿Cómo se realiza la comprobación documental de aquello que se afirma que históricamente sucedió? Y en este caso ¿qué papel asume el rastreo bibliométrico en la verificación y conteo de hechos históricos? Desde el punto de vista científico, lo que llamamos historicidad es justo de lo que hablamos de toda esa historia del comportamiento, lo que llamamos historicidad. Por otro lado, el desarrollo bibliométrico es una herramienta propia de las disciplinas científicas que se fundamenta: en este caso, en la búsqueda de comportamientos estadísticamente regulares a lo largo del tiempo, de diferentes elementos relacionados con la producción y consumo de información científica. En ella, se estudia cómo se consume esa información a lo largo del tiempo y se miden esos comportamientos, lo que permite identificar explicaciones y relaciones globales a los fenómenos observados; y se consigue, mediante la formulación de indicadores bibliométricos, como por ejemplo; productividad de los autores, citaciones, crecimiento exponencial del fenómeno estudiado, impacto, etc.

Si preguntamos a cualquier estudiante de psicología sobre conductismos y neurociencias, encontraremos relatos confrontados y dicotómicos, o cuanto menos, tremendamente alejados epistemológicamente. En su experiencia dentro del laboratorio ha logrado conciliar estas dos dimensiones, de forma que se infieran conexiones. ¿Cómo ha conseguido hacerlo? ¿Qué le diría a ese o esa típica estudiante que se encuentra ante este dilema?

Dr. José Alejandro Aristizábal Cuellar: Comenzando por el final, yo le diría que, desde el punto de vista tanto conductual como cognitivo, ya no se presenta esa confrontación epistemológica. De hecho, existen áreas de los conductismos que unen la idea de consciencia con los principios conductuales, abordando estas preguntas desde un punto de vista más integral; incluyendo las bases biológicas de esos procesos psicológicos o de la conducta, por mencionar algunas: la conducta verbal, la conducta de memorizar, la atención o el aprendizaje por procesamiento. De esta forma, estas áreas se ocupan de estudiar los mecanismos filogenéticos y ontogenéticos de dichos procesos; ofreciendo una explicación a todo el desarrollo humano, animal, de otros organismos en otros reinos e inclusive en elementos abióticos.

Tomando en consideración desde el nacimiento, hasta que el organismo muere, es posible explicar cómo se presentan aspectos disfuncionales, todo ello, realizando investigación básica sobre diferentes modelos que van desde animales hasta artificiales o computarizados los cuales permiten permitan generar un conocimiento científico en el campo experimental, por ejemplo; analizando el proceso de información, la aparición de estímulos y sus consecuencias en el sistema nervioso, así como en el resto del organismo. A su vez, se estudia cómo estos actos afectan al medio, para ello se puede estudiar a mamíferos -como ratones, palomas, diferentes especies de primates o cualquier otro ser vivo- hasta animales humanos. Esto nos permite analizar comportamientos más específicos en situaciones aplicadas, como las conductas de consumo, decisiones de compra, etc. Estudiamos cómo las personas, el resto de organismos y algunos elementos químicos aprenden y en unos casos perciben o procesan los estímulos, complementando el análisis de la conducta con otras herramientas tecnológicas, como la tomografía de acción computarizada, la respuesta galvánica de la piel, el análisis de ondas cerebrales, entre muchos otros. Desde el punto de vista científico, en ciencia básica y aplicada, no debiera presentarse una confrontación, debido a que hablar del comportamiento y hablar del procesamiento de la información es, en esencia, compatible o como sugieren algunos autores ‘equivalente’. Ambos conceptos se comprenden de forma similar, permitiendo realizar una observación más integral sin perder de vista la noción científica.

Profesor Alejandro Herrera Garduño: Coautor del capítulo sobre Watson en ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’

¿Por qué la historia debería tener un papel ponderante en la Psicología? En concreto sobre los conductismos ¿A dónde nos lleva el ejercicio y conocimiento de la historia, sin una reflexión documental del desarrollo histórico de los conductismos? ¿Tiene esa vocación dignificadora de la historicidad de la psicología un reflejo en ‘Una historia de las ciencias de la conducta’?

Profesor Alejandro Herrera Garduño: La historia es de suma importancia y constituye no solo un eje vertebrador, sino un completo facsímil de causa en ‘Una historia de las ciencias de la Conducta’. Cabe destacar que Marc Bloch, uno de los intelectuales franceses más destacados de la primera mitad del siglo XX y uno los grandes historiadores de la época, expresa la idea de que el oficio de historiador no debería ser juicioso, que el historiador tendría que esforzarse por explicar y describir, más que evaluar en términos normativos. Bloch observa que «la manía de realizar prejuicios» es un «enemigo satánico de la verdadera historia». Otro autor de renombre George Santayana, que sostiene la siguiente opinión: «El progreso, lejos de ser consistente en el cambio, depende de la retentividad (…) y cuando la experiencia no se retiene, como entre los salvajes, la infancia es perpetua. Quienes no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo». Esta reflexión sugiere un punto vital sobre el pasado, considerado como experiencia directa e inmediata. Otro autor, como Edwin G Boring, quien es psicólogo y a la vez historiador de la psicología experimental sostiene que un refinamiento sin conocimiento histórico no es refinamiento en absoluto, tomando en consideración lo antes dicho quedaría sostener que la visión histórica no tiene una finalidad Per se, parafraseando al gran Historiador Edmundo O’ Gorman en su dictum «No regañar a la historia, sino comprenderla y explicarla»

Los cuatro autores referidos anteriormente en sus ideas brindan ciertas sugerencias que muchas veces se pasan por alto, por ejemplo, al desarrollar premisas sobre el ejercicio actual de la Psicología y de cualquier disciplina, en muchos de los casos, los autores pueden asumir ciertas perspectivas que los autores originariamente no sostuvieron, reescribiendo, reinterpretando y en el peor de los casos, obviando argumentos e investigaciones originales. El ejercicio de la teoría psicológica nos lleva a ejecutar investigaciones con todo el rigor científico en los ámbitos experimentales, del mismo modo, no se debería relegar ese mismo rigor a un segundo plano en la investigación documental ya que ello incidirá en sesgos y métodos pseudocientíficos, hasta a casi de orden mitológico o de novela histórica.

Comúnmente, se ha estimado que la figura legitimada para defender la historia de la psicología debía ser precisamente un psicólogo o psicóloga. Pero, ¿Qué consideraciones generales debe tener esta persona para, al menos, trazar una aproximación fidedigna del pasado?

Profesor Alejandro Herrera Garduño: Es una sugerencia muy habitual. Tenemos casos particularmente brillantes como es el caso del Profesor José María Gondra Rezola (Universidad del Pais Vasco) o Ludy T. Benjamín (Universidad de Texas A&M), ambos siendo psicólogos cuentan con amplias nociones sobre la metodología de la Historia, la Historiografía y la Historiología. Dichos conocimientos y herramientas les han ayudado a investigar y redactar textos de manera informada, aportando datos valiosos y comprobables empíricamente de los eventos registrados del pasado, siguiendo esta línea como bien sostiene el Historiador Fernand Braudel, la Historia está hecha para pensarse y repensarse, es decir, asumir posturas dogmáticas de la verdad absoluta dentro de la historia es algo que ya no se tiene en consideración desde hace tiempo -sin caer en un Ad Novitatem-. Gracias al desarrollo de la disciplina conocida como Historia desde los 9 libros de la historia de Heródoto de Halicarnaso hasta nuestros días sabemos que las múltiples versiones ofrecen una visión más rica y fortalecen el alcance de mayores y mejores conclusiones aproximadas y parciales. En ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ he sostenido una actitud científica falible, al estilo del Pragmaticismo de Charles Sanders Peirce; y por supuesto, como no podría ser de otra forma, empleando como evidencia científica las fuentes primarias y otras herramientas como la bibliometría.

Dr. Pedro Martínez Suárez: Coautor del capítulo de Skinner

Hay quienes afirman que los autores de la psicología moderna han hecho justicia histórica con las obras de B. F. Skinner, ¿Considera que realmente ha habido un tratamiento histórico justo, proporcional y riguroso, o cree que se trata más bien de una hipotetización de los hechos?

Dr. Pedro Martínez Suárez: Creo que hemos sido muchos los que nos hemos aproximado, de forma relativamente exitosa, a la obra de B.F. Skinner, posiblemente porque cabalgamos a espaldas de gigantes que nos lo han enseñado bien. En mi caso, gracias a docentes como Marino Pérez Álvarez y más recientemente Pepe García Montes o Francisco J. Ruiz. Si uno sabe aprovechar lo mejor de sus maestros, hará una lectura sosegada del más grande de la Psicología experimental. Ahora bien, como probablemente sucede con Freud también, son autores de tan magna obra que han quedado muchas lagunas.

Expresiones como «el conductismo está muerto», promueven una falsa idea del conductismo, como una única entidad teórica indisoluble ¿Por qué es erróneo -o al menos impreciso- hablar del conductismo, en singular? ¿Han podido alentar, esos vacíos históricos de diversidad en los conductismos, la idea de una continuidad lineal?

Dr. Pedro Martínez Suárez: El conductismo, incluso el Watsoniano, está más vivo que nunca y se hace presente cada vez que alguien intenta explicar la conducta; independientemente de que nos guste o no, sea mainstream ideológico o no, esté de moda o no. Es más correcto hablar de conductismos, claro está. No es lo mismo el conductismo Watsoniano que el conductismo radical o el conductismo análitico o lógico / conductismo filosófico de Ryle, Quine o Carnap o bien el interconductismo de Kantor. Es notable una línea de continuidad evolutiva que existe incluso con el cognitivismo, basta leer a Edward C. Tolman o Clark L. Hull. En Psicología, todas las escuelas merodean en torno a su objeto de estudio y la naturaleza ontológica del mismo. El horror vacui es una tentación humana y leyendo, disfrutando a Alejandro Herrera, se aprende que con regularidad en los manuales de psicología más habituales no hay linealidad, ni tan siquiera en los orígenes de la psicología científica.

Profesor Óscar Arístides Palacio: Coautor del capítulo de Vigotsky en ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’

Si hablamos de conductismos, todo el mundo conoce a Pavlov, Watson y a Skinner. Algunas personas se preguntarán ¿Por qué la vida y obra de Lev Semiónovich Vigotsky protagonizan un capítulo de ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’?

Profesor Óscar Arístides Palacio:

En ‘Una historia de las Ciencias de la Conducta’, tratamos de mostrar una aproximación más fidedigna al verdadero Lev S. Vigotsky y no al producto sesgado y recortado que se difundió inicialmente de su obra. Su publicación más difundida, traducida erróneamente como ‘Pensamiento y Lenguaje’, fue censurada en su primera publicación en ruso en 1934. Aunque más tarde se reeditó, se eliminaron pasajes de la obra, notas y libros indicados en la bibliografía. En la traducción al inglés -de donde viene la edición que luego se hizo en castellano- se evita el sostén de la filosofía del materialismo histórico. En la llamada «Crisis de la Psicología», Vigotsky se acercó a los trabajos de Pavlov, de quien rescataría el concepto de reflejo condicionado.

En su obra ‘Psicología pedagógica’, Vigotsky brinda testimonio de la preeminencia de la reflexología, tanto en el campo intelectual, como en los otros ámbitos propios de la intersección de la investigación y la revolución cultural. Plantea cómo el estudio de los reflejos condicionados sería el fundamento central, constituyendo la base de la educación; incorporando la innovación de contemplar el lenguaje como una herramienta. Al enunciar a la conciencia como el objeto de la disciplina psicológica, Vigotsky rehabilita este concepto -desde una perspectiva monista-, impugnando el dualismo objeto/sujeto y logrando que la conciencia misma sea vista como aparato de respuesta, de acuerdo con la reflexología. Por ello y más incluir a Vigotsky en ‘Una historia de las ciencias de la conducta’ se debe a esta etapa reflexológica, donde se nutre de las investigaciones de Iván M. Sechenov -quien sienta las bases de lo que posteriormente vendrá a llamarse en Norteamérica “conductismo o conductismos” -según sea el caso-, que luego continuaría Vladimir Betjerev-, aplicando el concepto de reflejo en los humanos, antes que I. Pavlov.

Existe una tendencia creciente entre psicólogos y psicólogas y profesionales de la educación y la pedagogía a integrar los postulados de Vigotsky dentro del constructivismo, abandonando la postura ambientalista. ¿Cómo ha conseguido mantenerse fuera de esa tendencia hegemónica, manteniendo el enfoque ambientalista?

Profesor Óscar Arístides Palacio: Considero que esta tendencia de integrar los postulados de Vigotsky dentro del constructivismo, se genera en una falta de lectura de su vasta obra en psicología y pedagogía, que se genera en la falsa asociación a J. Piaget, al tomar en cuenta como un punto en común el considerar a los seres humanos, como una parte activa a la hora de tener capacidades para desarrollar sus propios conocimientos. Mientras Vigotsky, consideraba la influencia histórica-cultural en los aprendizajes, se lo interpreto que era en el entorno y el medio social, por errores de traducción. Mientras que Piaget, consideraba que las personas crean sus mapas mentales a partir de relacionarse con lo que les rodea. Si bien ambos consideran al medio ambiente, lo hacen desde perspectivas culturales totalmente distintas, consecuencias similares al “reflejo condicional” de Ivan P. Pavlov confundido con “reflejo condicionado” de John Dewey y de Edwin Burket Twitmyer relacionadas a una falta de búsqueda en fuentes primarias.

Pregunta colectiva a los autores de la obra ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’

Desde Mente y Ciencia nos dirigimos a estudiantes, profesionales y al público en general interesado en la divulgación de la psicología científica. A pesar del uso de un código accesible, de las limitaciones del formato y de, en definitiva, nuestra humilde aportación en el ámbito de la divulgación de la psicología científica y basada en la evidencia; hemos recibido varios mensajes de estudiantes de psicología -y profesionales- de diversos puntos de Latinoamérica, que denuncian serias dificultades para acceder a formación rigurosa en psicología científica en sus Universidades.

Desde vuestra posición privilegiada, en contacto directo con estudiantes y jóvenes investigadores e investigadoras. ¿Concuerdan estos testimonios con vuestra experiencia docente? ¿Cómo es posible que perduren a día de hoy los mitos sobre el conocimiento histórico de los conductismos y que esta desinformación permanezca enraizada en diversas Universidades del mundo? ¿Hace ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ justicia al respecto?

Doctor Pedro Martínez: Por un lado, existe una especie de leyenda negra de los conductismos, erróneamente asociados al positivismo, que he visto implícita también en autores consagrados. Tal vez, esta animadversión procede de la vinculación del mismo con la experimentación animal, así como por el rechazo del animal humano a considerarse parte de la fauna terrícola. Al arraigo de este fenómeno ha contribuido especialmente la religión. Mi experiencia me dice que, por algún avieso y esquivo motivo, en las facultades de Psicología no se ha explicado suficiente ciencia básica; se ha dado preferencia desproporcionada al Psicoanálisis y, en algunos casos en Latinoamérica, hemos estado impregnados de pseudociencias posmodernas. Por otro lado, las universidades son de todo menos dinámicas. Han permanecido, además, impermeables al sesudo análisis filosófico e histórico de la disciplina; y en Psicología y Psiquiatría ha predominado lo mediático sobre lo científico. No sin tener en cuenta que lo científico también tiene sus límites. En Psicología y Psiquiatría además, hemos tenido falencias metodológicas lapidarias.

Profesor Alejandro Herrera Garduño: Uno de los pequeños detalles que estimula esas conductas en el campo académico y fuera de él, se debe al sumo uso excesivo de fuentes secundarias y a su prevalencia aún llendo en contra de la evidencia documental. Desafortunadamente, la necesidad que se genera por la demanda tecnológica de la población limita el tiempo de inversión para el aprendizaje por medio de fuentes primarias. Esas dificultades se dan sobre todo por la escasa o, en ocasiones, nula inversión económica, de tiempo investigativo tanto de docentes e investigadores como de alumnos en la exploración respecto del pasado de nuestra disciplina. Afortunadamente, cada vez emergen más grupos de estudio underground que, a pesar de no estar apoyados, ni financiados por las mismas instituciones, se promueven entre estudiantes y profesionistas vocales el pensamiento crítico, de hecho nuestro libro ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ es uno de los primeros flancos en atacar esa vulnerabilidad de la disciplina que pretende estimular nuevos comportamientos con orientación hacia la ciencia no solo en el ámbito experimental y tecnológico sino también histórico.

Maestro Nicolás Parra-Bolaños: Con respecto a los mitos sobre los conductismos; no solo podemos venirlos datando dese los tiempos de Skinner y anteriores a él, sino que continúan presentes aún al día de hoy. Siguen acrecentando y prolongándose a través del tiempo, debido a que, tristemente, en las facultades de psicología -en el caso de las latinoamericanas- persiste una falta descomunal de formación, con términos y conceptos profundamente enraizados en epistemología, filosofía de la ciencia y, en este caso, en la historia de los diferentes tipos de conductismos. Libros como ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’ pueden contribuir a reducir esa brecha creciente entre psicólogos -que parecen realmente técnicos y no científicos-; gracias precisamente a la recuperación de un contenido fidedigno construido a partir de fuentes primarias. Iniciativas como este libro, que hemos publicado de forma libre y gratuita -para todo el público de habla hispana-, tienen el objetivo de contribuir a que no sigan saliendo psicólogos y psicólogas al mercado, con esas grandes falencias; solventándolas por medio de filosofía e historia.

Maestro Óscar Aristides Palacio: En Argentina, la desinformación permanece enraizada en nuestras Universidades. Excepto en la universidad Nacional de Córdoba, donde la Facultad de Psicología tiene una orientación conductista clásica; las demás Universidades, tanto públicas, como privadas, continúan formando psicoanalistas. El Dr. Jose Topf, PhD. en Psicología y profesor de la UBA y de la U.N. de Tucumán, ironizaba que se debía cambiar el nombre de Facultades de Psicología por el de Facultades de Psicoanálisis.

Como dice el Dr. Mario Bunge, continuamos con el mito psicoanalítico de que los conflictos humanos son el resultado de una «agresividad constitucional». Por otro lado, manifestaciones de la rebelión del varón contra su padre o «figura paterna» es un triste caso de psicologismo y no de biologismo. A decir verdad, Freud, Jung y Lacan subrayaron la autonomía del psicoanálisis con respecto a la biología. Según Bunge, la psicología científica, en particular, no es una rama de las humanidades. Desde sus comienzos en el siglo XIX, ha sido una ciencia experimental y matemática. Considerar la psicología como una Geisteswissenschoft ,a la par de con la biografía o la crítica literaria -como lo hizo Dilthey-, es condenarla al status de psicología lega. Esto solo está bien para los psicoanalistas. Así para Lacan, el psicoanálisis es «la práctica de la función simbólica», una especie de retórica, no una rama de la ciencia. La psicología propiamente dicha, desde luego, aborda el problema mente-cuerpo, que es tanto filosófico, como científico; pero lo hace de una manera científica. Tratarla como una disciplina autónoma consagrada al alma inmaterial, es atrasar el reloj y privar a las personas con diversos padecimientos y trastornos psicológicos de las terapias comportamentales, la psicofarmacología o la neurocirugía. Aquí permanece enraizado el desconocimiento de la psicología como una ciencia experimental, manteniéndos estancados en una postura freudiana o lacaniana, sin explorar el rico pasado de cada una de las propuestas científicas a luz de la evidencia documental.

Créditos y agradecimientos:

Entrevista realizada por Fran González y coordinada por el profesor Alejandro Herrera Garduño, coautor de ‘Una Historia de las Ciencias de la Conducta’. Agradecimiento especial a los coordinadores de la obra, así como a las asociaciones que se unieron para fortalecer el desarrollo del libro y a las y los divulgadores de la psicología científica.

Fran González
Fran González
Director y fundador de Mente y Ciencia. Graduado en Psicología por la Universitat Oberta de Catalunya (España). Máster en Psicología Social y Comunitaria. Experiencia docente y de consultoría en programas de intervención social, diseño de planes de sensibilización e investigación social aplicada.

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Fran González
Fran González
Director y fundador de Mente y Ciencia. Graduado en Psicología por la Universitat Oberta de Catalunya (España). Máster en Psicología Social y Comunitaria. Experiencia docente y de consultoría en programas de intervención social, diseño de planes de sensibilización e investigación social aplicada.