Alopecia y estrés: Relación con la caída del cabello

Aunque la relación entre alopecia y estrés sea principalmente circunstancial, el estrés puede ser considerado un desencadenante en la caída del cabello.

Desde hace algún tiempo, la dermatología comenzó a trabajar de la mano con la psicología para tratar la pérdida del cabello -alopecia-, no solo por las implicaciones emocionales que esta comporta, sino también porque en muchas ocasiones, las causas se atribuyen a factores psicológicos, como el estrés, la ansiedad, los malos hábitos, entre otros. A continuación, abordamos la alopecia secundaria al estrés desde una perspectiva psicológica.

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¿Qué es el estrés?

Antes de hablar de cómo influye en la alopecia, es fundamentar entender qué es el estrés. El estrés es una reacción fisiológica, en la que el organismo despliega y activa sistemas de defensa ante una situación. Por lo general, las situaciones que desencadenan respuestas de estrés, son aquellas que se perciben como amenazantes o altamente demandantes, o aquellas frente a las que el individuo siente no tener herramientas de afrontamiento. Cuando el estrés está presente de forma crónica y en altos niveles, se pueden presentar síntomas psicosomáticos como náuseas y alteraciones gastrointestinales, alteraciones en el sueño, alteraciones cognitivas, espasmos musculares, alopecia, entre otros (Mira y Vivantos, 2018).

El estrés como factor precipitante de la alopecia

Cuando una persona presenta picos de estrés, se liberan glucocorticoides y se modula la expresión de citosinas inflamatorias, lo cuales constituyen un factor de riesgo importante para el desarrollo de enfermedades autoinmunes (Salazar, Arias, Buendía-Eisman, 2014).

A pesar de que muchos autores consideran que la relación entre la alopecia y el estrés, es principalmente circunstancial, existen múltiples publicaciones en las que se afirma que el estrés psicosocial puede ser considerado como un desencadenante de la alopecia (Salazar, Arias, Buendía-Eisman, 2014).

En algunos estudios se ha concluido que los principales precipitantes psicológicos para la alopecia son la depresión, la ansiedad, eventos vitales estresantes y disfunciones familiares (Olguín, et al., 2013).

En cualquier caso, habría que diferenciar claramente entre la caída del cabello ocasional, como posible consecuencia del estrés, de la forma de alopecia más común en hombres -la alopecia androgenética– que, como su nombre indica, tiene un origen hormonal y genético.

Relación entre cerebro, folículo piloso y sustancia P

La sustancia P es un neuropéptido inmunomodulador, el cual desempeña un papel fundamental en los procesos de inflamación neurogénica. En un estudio publicado en el 2003, Arck y colaboradores (citado por Mira y Vivantos, 2018), presentaron el eje cerebro-folículo piloso dependiente de la sustancia P, el cual se basa en la activación del eje hipotalámico pituitario adrenal – HPA-, en presencia de situaciones estresantes, el cual funciona de la siguiente forma:

  • En situaciones de estrés, el eje HPA segrega la horma liberadora de corticotropia, la adrenocorticotropina y los glucocorticoides.
  • El aumento de la activación en el eje HPA, estimula la liberación de la sustancia P en las fibras nerviosas de la piel, en donde se encuentran los folículos pilosos.
  • La presencia de la sustancia P estimula la apoptosis de los queratinocitos del folículo piloso, lo cual genera una activación de macrófagos y mastocitos.
  • Finalmente, se liberan inhibidores de crecimiento capilar, como por ejemplo, el factor de necrosis tumoral alfa, proteasas, interleucina 1, entre otras.

Por lo tanto, lo que ocurre en este ciclo es una alteración del ciclo del folículo piloso, como consecuencia de factores estresantes; el ciclo de crecimiento capilar termina prematuramente, se activa la apoptosis y se generan eventos inflamatorios en el folículo piloso (Mira y Vivantos, 2018).

Alopecia areata

El cuero cabelludo puede ser sensible a muchos factores; enfermedades autoinmunes, medicamentos, cosméticos y condiciones ambientales que pueden alterar el ciclo vital del cabello, y acelerar su caída. La alopecia areata es una enfermedad autoinmune, que se caracteriza por la presencia de áreas alopécicas asintomáticas, en las que no se genera inflamación ni cicatrización. Asimismo, este tipo de alopecia, se considera un síndrome heterogéneo de múltiples causas, dentro de las que se encuentran factores genéticos, alteraciones en el sistema inmune, alteraciones hormonales, cambios en la dieta, y altos niveles de estrés (Salazar, Arias, Buendía-Eisman, 2014).

El efluvio telógeno

Otro tipo de alopecia es la que se conoce como efluvio genético, la cual puede ser causada por alteraciones en la tiroides, desnutrición, pérdida rápida de peso, hemorragias, parto, medicamentos, y estrés de origen psicológico o fisiológico. En este caso, la alopecia se presenta de una forma difusa, en donde la fibra capilar se desprende prematuramente, lo que se evidencia en una baja densidad capilar. Puede ocurrir a cualquier edad, aunque se reportan mayores casos en mujeres, con un curso crónico aunque intermitente (Mira y Vivantos, 2018).

Consecuencias psicológicas asociadas con la alopecia

El cabello es un componente fundamental en la identidad y la autoimagen. Por lo tanto, su pérdida puede ser desencadenante de sentimientos de enfado, disgusto, pérdida de la confianza, baja autoestima, preocupación y estrés. Asimismo, cuando la condición es severa o crónica, se presenta un alto riesgo de desarrollar distintos grados de ansiedad y depresión. En cualquier caso, la alopecia, sea por estrés o por otras causas, tiene un impacto negativo en la calidad de vida de las personas (Moreno, 2016).

Intervención psicológica en el tratamiento de la alopecia relacionada con estrés

Independientemente de la causa, son los especialistas en dermatología quienes lideran el tratamiento de la alopecia; sin embargo, se apoyan en diferentes especialidades, con fin de brindarle a los pacientes un tratamiento interdisciplinario, acorde con sus necesidades. En el caso de la alopecia relacionada con estrés, el papel del psicólogo es fundamental en varías áreas (Fernández-Rodríguez, Miralles, y Millana, 2019):

  • Entrenamiento en estrategias de afrontamiento y regulación emocional –con el fin de tratar la causa-.
  • Afrontamiento y tratamiento del malestar emocional –y comorbilidades psicológicas– asociadas a la pérdida del cabello.
  • Adherencia al tratamiento dermatológico y de demás especialidades.

Desde el enfoque cognitivo conductual, se propone una intervención transaccional orientada a las consecuencias emocionales de la alopecia. En este caso, se tienen en cuenta los factores de riesgo y los factores protectores del paciente, así como aquellos precipitantes del malestar emocional, estén o no relacionados directamente con la pérdida del cabello (Moreno, 2016).

Técnicas de intervención psicológicas en pacientes con alopecia a consecuencia del estrés

El objetivo principal de la intervención en pacientes que presentan alopecia, es incrementar las habilidades para hacer frente a este proceso y al estrés que lo acompaña. Esto se logra potenciando los factores protectores –como ausencia de enfermedad psiquiátrica previa, autoestima, flexibilidad cognitiva, apoyo familiar, ajuste en la pareja, red de apoyo, etc.- y buscando una disminución de los factores de riesgo –enfermedad psiquiátrica previa, malos hábitos, sobreprotección familiar, problemas de pareja, aislamiento, etc.- (Moreno, 2016).

Asimismo, para que la intervención sea eficaz, se debe contemplar el triple patrón de respuesta: factores de activación psicofisiológicos, esquemas cognitivos o de pensamiento, y factores de respuesta o conductuales. Dentro de las técnicas más usadas se encuentran (Moreno, 2016):

  • Entrenamiento en técnicas de relajación
  • Biofeedback
  • Psicoeducación individual y familiar
  • Terapia cognitivo conductual
  • Terapia narrativa
  • Entrenamiento en autocuidado y adherencia al tratamiento
  • Estrategias de prevención de respuesta
  • Desensibilización sistemática
  • Técnicas de exposición

Conclusión

Cómo podemos ver, la alopecia y el estrés pueden tener una relación en doble vía; pueden ser tanto la causa como la consecuencia. Es por esto que, como cualquier alteración orgánica, inicialmente debe ser tratada por el especialista en el área, pero posteriormente se requiere de una intervención interdisciplinaria que pueda tratar tanto las causas, como las repercusiones de la afección.

Referencias:

  • Fernández-Rodríguez, J. C., Miralles, F., y Millana, L. (2019). Alopecia areata y personalidad: estado de su relación a través de una revisión bibliográfica. Revista Iberoamericana de Ciencias de la Salud, 8 (15). Recuperado de: www.rics.org.mx
  • Mira, F. J. y Vivantos, F. (2018). Nuevas evidencias en la alopecia por strés: papel de los nutricosméticos con pasiflora. Rev. Argent. Dermatol. 99 (4). Recuperado de: www.scielo.org.ar
  • Moreno, A. (2016). La alopecia y sus consecuencias pricológicas. El papel de psicólogo. Más dermatol. 24, 19-23. Recuperado de: masdermatologia.com
  • Olguín, M. G., Del Campo, A. M., Rodríguez, M., y Peralta, M. L. (2013).Factores psicológicos asociados con la alopecia areata. Dermatol Rev Mex, 57, 171-177. Recuperado de: www.medigraphic.com
  • Salazar, M., Arias, S., y Buendía-Eisman, A. (2014). Concepto, epidemiología y etiopatogenia de la alopecia areata. Med Cutan Iber Lat Am, 42 (4-6), 81-90. Recuperado de: www.medigraphic.com
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.