Azúcar e hiperactividad o nerviosismo ¿Existe relación?

Desde hace décadas se ha relacionado el consumo de azúcar con el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad, pero ¿qué hay de cierto?

Un donut con el café de la mañana. El postre después del almuerzo. Una galleta con el té. Todos tienen en común el alto contenido en azúcar procesada, lo delicioso y el deseo de querer más. El alto consumo de azúcar ha sido asociado con diferentes patologías médicas, como la diabetes, la obesidad, esteatosis hepática y hasta el cáncer de páncreas e insuficiencia renal. Comúnmente, se ha relacionado el consumo de azúcar con alteraciones comportamentales como hiperactividad, agresividad, insomnio, entre otros. Pero, tal y como afirman algunas fuentes ¿Puede causar el consumo excesivo de azúcar un trastorno de por déficit de atención e hiperactividad -TDAH-?

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Función del azúcar en el organismo

El azúcar es fundamental para un adecuado funcionamiento del organismo, al igual que los demás grupos alimenticios. Su función básica es proporcionar energía a los diferentes órganos, para que estos, a su vez, cumplan adecuadamente con su labor a lo largo de la vida; acorde con las diferentes necesidades diarias del cuerpo (Partearroyo, Sánchez y Varela, 2013).

Por su parte, el cerebro consume el 20% de la energía procedente de la glucosa. Si este nivel disminuye, se desencadenan en el organismo señales de alarma como debilidad, disminución en las habilidades cognitivas y hasta pérdida del conocimiento (Mergenthaler, et al., 2013).

Asimismo, el consumo de azúcar es esencial para incrementar y reponer las reservas de glucógeno a nivel muscular y hepático (Partearroyo, Sánchez y Varela, 2013).

Finalmente, es fundamental tener en cuenta que consumir productos azucarados genera una sensación placentera, a cualquier edad. Para una adecuada nutrición, las dietas balanceadas, más allá de ser nutritivas, además deben ser deliciosas (Partearroyo, Sánchez y Varela, 2013).

Metabolismo de la glucosa

Como se mencionó anteriormente, la principal fuente de energía para el cerebro es la glucosa. Al metabolizarse la glucosa, se genera Trifosfato de Adenosina, o ATP por sus siglas en inglés; una molécula clave para el mantenimiento neuronal y la generación de neurotransmisores (Mergenthaler, et al., 2013).

Además, teniendo en cuenta que el cerebro requiere un flujo de nutrientes constante, este está en capacidad de regular la homeostasis y conducta de ingesta de la siguiente forma (Mergenthaler, et al., 2013):

  • Una red neuronal especializada en el hipotálamo y áreas sensoriales, integran y regulan la homeostasis energética y los niveles de glucosa en el organismo.
  • Esta red neuronal envía señales periféricas a diversas glándulas, cuando el nivel de glucosa decrece.
  • Las glándulas liberan hormonas como la insulina y el glucagón, los cuales median en la captación periférica de glucosa.
  • Estas señales regulan la conducta de ingesta y la saciedad.

¿El azúcar causa el Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad -TDAH-?

Las investigaciones sobre el impacto del azúcar en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad -TDAH- tienen varias décadas y los resultados son muy controvertidos, dudosos o con un nivel de evidencia francamente débil, hasta el punto de que gran parte de la comunidad científica ha descartado la hipótesis; considerándola incluso con un mito científico. El mecanismo por el cual se planteaba la hipótesis de que el consumo de azúcar estuviera relacionado con la hiperactividad; es que su ingesta se asocia con la liberación de dopamina en el núcleo estriado, área relacionada con el sistema de recompensa. A largo plazo, el consumo elevado de azúcar podría generar una desensibilización en los receptores dopaminérgicos, lo que incrementaría la necesidad de consumir altas cantidades de azúcar para alcanzar el mismo nivel de satisfacción. Esta alteración en el funcionamiento de la dopamina, secundaria al consumo de azúcar, según esta hipótesis, podría alterar los mecanismos de control en la corteza prefrontal, y por lo tanto relacionarse con la conducta hiperactiva (Del-Ponte, et al., 2019) –aunque no hay evidencias que apunten a su relación con el desarrollo de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad-.

Un reciente metanálisis, titulado Attention Deficit Hyperactivity Disorder: A systematic review and meta-analysis (2020) estudia la relación entre el consumo de azúcar y bebidas azucaradas con el riesgo de síntomas de TDAH. Sin embargo, el estudio aclara que no queda demostrada la relación, pues los productos azucarados contienen toda clase de ingredientes y excipientes -como los edulcorantes-, que podrían relacionarse con el TDAH, por lo que es necesario realizar estudios rigurosos que permitan inferir una relación de causalidad, empleando diseños metodológicos adecuados.

La hiperactividad como comportamiento y su relación con el azúcar

Aunque no se ha demostrado la propensión a desarrollar TDAH, ni un vínculo directo en personas con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad -TDAH-, eso no significa necesariamente que el consumo excesivo de azúcar sea inocuo y que este no afecte al comportamiento de los niños y niñas. Debido a los cambios que genera el azúcar en el funcionamiento cerebral, existe la hipótesis de que el exceso en su consumo podría generar comportamientos temporales como hiperactividad -entendiéndose como conducta hiperactiva, agitación y nerviosismo, no como TDAH-, impulsividad y fallos atencionales (Del-Ponte, et al., 2019).

Impacto en la salud cerebral de las bebidas azucaradas y bebidas ‘light’

Más allá de la hipótesis del comportamiento hiperactivo, a consecuencia del consumo de azúcar; varios estudios han encontrado que el consumo de azúcar en altas cantidades –principalmente a través de sodas o gaseosas– puede impactar en diferentes áreas (Wersching, Gardener, Sacco, 2017; Anjum, et al., 2018):

  • En niños y niñas y adolescentes se ha observado una disminución en las horas de sueño cuando consumen altas cantidades de refrescos azucarados.
  • Algunos estudios sugieren que, si la madre consume altas cantidades de azúcar cuando se encuentra embarazada, sus hijas o hijos tienen predisposición a obesidad, hiperactividad, alteraciones cognitivas, y otras enfermedades asociadas.
  • En personas adultas, el consumo excesivo de azúcar ha sido asociado con obesidad, síndrome metabólico, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedad coronaria e infartos.
  • En personas con trastornos de ansiedad, el azúcar podría desencadenar crisis.

Del mismo modo, al igual que en estudios anteriores, los hallazgos no son concluyentes, e invitan a realizar nuevas investigaciones específicas, pues algunos de estos trabajos cuentan con la dificultad añadida de integrar la variable de la percepción subjetiva de padres y madres.

¿Y si la conducta hiperactiva es una percepción subjetiva de los padres y madres?

Contar con el juicio subjetivo de padres y madres sobre el supuesto comportamiento hiperactivo de sus hijas e hijos -tras la ingesta de azúcar- ha resultado muy poco fiable. Un estudio demostró que la muestra de madres y padres estudiados percibían agitación y conducta hiperactiva en niños y niñas a los que se les había suministrado placebos, en vez de azúcar. Por otro lado, ya en 1995 se realizó un metaanálisis que, además de rechazar la posible relación entre azúcar e hiperactividad, concluyó lo siguiente (Wolraich, et al, 1995):

  • El reporte de los padres y madres, frente al comportamiento hiperactivo de sus hijas e hijos, era mayor que el observado durante los estudios.
  • Las creencias, expectativas y prejuicios sobre el efecto del consumo de azúcar de los padres y madres influyen significativmente en la percepción del comportamiento de sus hijas e hijos. Por ejemplo, las fiestas de cumpleaños por sí mismas, incrementan la excitación de niños y niñas, y es casualidad que en estas celebraciones se consuma azúcar.
  • Del mismo modo, la publicidad masiva que se ha hecho de una relación entre el consumo de azúcar y el comportamiento ‘hiperactivo’, ha predispuesto a los padres y madres a esperar un efecto adverso.

Conclusión

El azúcar es un componente fundamental para el adecuado funcionamiento del organismo. Sin embargo, la fuente y la cantidad que se consume de esta, determina si cumplirá con su función energética, o si, por el contrario, generará síntomas cognitivos y comportamentales como hiperactividad, ansiedad o insomnio. Aunque existen diversas líneas de investigación activas sobre los efectos del consumo excesivo de azúcar, los hallazgos no son nada concluyentes. Del mismo modo, aprovechamos para recordar que, tanto los carbohidratos (cereales, lácteos, legumbres, etc.) como las frutas, aportan niveles de azúcar saludables; mientras que, existen un amplísimo consenso en que otros alimentos, como las golosinas y los refrescos, contienen niveles demasiado elevados de azúcar, y consumirlos regularmente, puede ser nocivo para el organismo.

Referencias:

  • Anjum, et al. (2018). Sugar beverages and dietary sodas impacto in brain health: a mini literatura review. Cureus, 10 (6). Recuperado de: www.ncbi.nlm.nih.gov
  • Del-Ponte, et al. (2019). Sugar consumption and attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD): A birth cohort study. Journal of Affective disorders. 243, 290-296. Recuperado de: www.sciencedirect.com
  • Mergenthaler, P., Lindauer, U., Dienel, G. A., y Meisel, A. (2013). Sugar for the brain: the role of glucose in physiological and pathological brain function. Trends in neurosciences, 36 (10), 587-597. Recuperado de: www.sciencedirect.com
  • Partearroyo, T., Sánchez, E., y Varela, G. (2013). El azúcar en los distintos ciclos de la vida: desde la infancia hasta la vejez. Nutrición hospitalaria, 28 (4), 40-47. Recuperado de: scielo.isciii.es
  • Wersching, H., Gardener, H., y Sacco, R. L. (2017). Sugar-Sweetened and artificially sweetener beverages in relation to stroke and dementia. Stroke, 48 (5), 1129-1131. Recuperado de: www.ahajournals.org
  • Farsad-Naeimi, A., Asjodi, F., Omidian, M., Askari, M., Nouri, M., Pizarro, A. B., & Daneshzad, E. (2020). Sugar consumption, sugar sweetened beverages and Attention Deficit Hyperactivity Disorder: A systematic review and meta-analysis. Complementary Therapies in Medicine, 102512. doi.org/10.1016
  • Wolraich, M. L. et al. (1995). The effect of Sugar on Behavior or Cognition in Children. JAMA, 274 (20), 1617-1621. Recuperado de: jamanetwork.com
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.