Conducta sexual compulsiva o ‘TOC sexual’

Las personas que presentan conducta sexual compulsiva intentan utilizar el sexo como una estrategia para reducir su sufrimiento emocional.

La llamada conducta sexual compulsiva no es plenamente reconocida como un trastorno mental formal. En este sentido, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud, la considera una manifestación más del trastorno del control de los impulsos (Organización Mundial de la Salud, 2022). Por otro lado, la Asociación Americana de Psiquiatría rechazó su inclusión en su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), al considerar que se requiere más investigación sobre los elementos psicopatológicos que subyacen en el supuesto trastorno (Chiclana, 2020).

A pesar de esta falta de claridad, en la realidad clínica cotidiana, existen muchas personas que buscan ayuda profesional debido a que no pueden evitar repetir una conducta sexual determinada; lo que afecta distintas áreas de su vida de manera significativa. Por este motivo, el número de trabajos académicos y estadísticos sobre este fenómeno ha aumentado considerablemente en los últimos años. Además, han surgido distintos tipos de publicaciones, asociaciones y grupos de apoyo, orientados a dar una respuesta a este problema creciente (Chiclana, 2020).

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Considerando esta situación, es muy importante profundizar sobre las diferentes manifestaciones que caracterizan la conducta sexual compulsiva. Esto, con el fin de poder distinguir este fenómeno clínico más allá de los prejuicios morales y representaciones populares erróneas que suelen rodear a los temas relacionados con la sexualidad humana.

¿Qué es la conducta sexual compulsiva?

La conducta sexual compulsiva es un patrón persistente de incapacidad para controlar impulsos sexuales intensos y repetitivos que llevan a un comportamiento sexual repetitivo. En este sentido, las actividades sexuales repetitivas pueden convertirse en un punto central de la vida de la persona que la padece; lo que puede llevarla a descuidar su salud y su cuidado personal, así como otros intereses, actividades y responsabilidades (Organización Mundial de la Salud, 2022).

Este trastorno ha sido identificado con otros nombres más populares, como hipersexualidad patológica o adicción al sexo. No obstante, el término conducta sexual compulsiva es el mejor reconocido dentro de la comunidad profesional. Esta afección se distingue por que el sexo es utilizado como una estrategia de afrontamiento. De esta forma, la conducta repetitiva no es intrínsecamente de índole sexual, sino que con ella se trata de reducir la ansiedad o de escapar de un malestar interno. Así, la actividad sexual se convierte en un remedio para reducir el sufrimiento emocional (Chiclana, 2020). En otras palabras, lo que lleva a la búsqueda de la conducta sexual es más el alivio del malestar que la búsqueda del bienestar (Echeburúa, 2012).

Este tipo de comportamiento se caracteriza porque continúa a pesar de las posibles consecuencias adversas, o de la poca satisfacción obtenida por la conducta. Además, los intentos por frenar la conducta sexual repetitiva son infructuosos (Organización Mundial de la Salud, 2022). De esta forma, el problema no reside tanto en la intensidad del comportamiento, sino en la dificultad para controlarlo (García, 2021).

Manifestaciones de la conducta sexual compulsiva

Una de las principales dificultades para definir y clasificar la conducta sexual compulsiva, es el hecho de que esta puede adoptar múltiples formas; mismas que pueden ser consideradas como dimensiones patológicas por sí mismas. Algunas de las manifestaciones más importantes de este trastorno son:

  • Masturbación compulsiva.
  • Constantes encuentros sexuales breves consensuados con múltiples parejas, que son poco satisfactorios y que causan malestar significativo a nivel físico, personal, familiar, laboral, educativo o social.
  • Frecuentes encuentros sexuales con personas desconocidas.
  • Dependencia de la pornografía.
  • Dependencia del sexo telefónico.
  • Dependencia del cibersexo.

(Arango, 2008; Echeburúa, 2012).

Características del TOC sexual

Es importante señalar que la conducta sexual compulsiva, en todas sus manifestaciones, se caracteriza a partir de ciertos criterios específicos:

  • La conducta o conductas sexuales se convierten en el foco principal de la vida de la persona; descuidando otros intereses, actividades, responsabilidades o su propio cuidado personal.
  • Los esfuerzos por controlar o detener la conducta sexual son infructuosos.
  • El comportamiento sexual se repite sin tener en cuenta el riesgo de daño físico o emocional a sí mismo o a otros.
  • Se invierte una gran cantidad de tiempo en la preparación, participación y recuperación de la conducta sexual específica.
  • Las fantasías, impulsos y conductas son desarrolladas repetidamente como respuesta a estados de ánimo disfóricos.
  • Repetidamente desarrolla fantasías, impulsos y conductas sexuales como respuesta a eventos estresantes de la vida.
  • Frecuentemente se dedica a la conducta sexual más tiempo del previsto o de forma más intensa de la deseada.
  • Preocupación por la conducta sexual o las actividades rituales previas.
  • Necesidad por aumentar la intensidad, frecuencia, número de veces seguidas o riesgo de la conducta sexual para conseguir el efecto deseado.
  • Existen cambios psicofisiológicos demostrados, producidos al descontinuar la conducta sexual. Por lo que surge la necesidad de producir la misma conducta sexual para mejorar o evitar el síndrome de abstinencia.
  • Hay un deterioro personal en las áreas social, profesional o de otro tipo, asociado con la frecuencia e intensidad de estas fantasías, impulsos y conductas sexuales.
  • Importantes actividades sociales, ocupacionales o recreacionales son eliminadas o reducidas como consecuencia de la conducta sexual.

(Arango, 2008; Echeburúa, 2012; Chiclana, 2020).

Dificultades en el reconocimiento de la conducta sexual compulsiva

Los prejuicios que aun rodean la actividad sexual de todo tipo; la existencia de nuevas formas y medios de relacionarnos, ejercer y expresar nuestra sexualidad; y la popularización de términos como “adicción al sexo”, “donjuanismo” o “ninfomanía”, dificultan el reconocimiento de los verdaderos casos de conducta sexual compulsiva (Arango, 2008). En este sentido, es necesario aclarar que la masturbación, los encuentros sexuales casuales, el consumo esporádico de pornografía o la práctica de cibersexo, no son signos de una conducta sexual compulsiva por sí mismos. Por el contrario, el uso de estas conductas sexuales para regular las emociones, la incapacidad para detener dichos comportamientos, y el deterioro personal provocado por dichas prácticas, son los factores que determinan este patrón conductual como un trastorno compulsivo (Chiclana, 2020).

Por otro lado, la falta de consenso sobre el origen de este trastorno, también ha sido un obstáculo importante para su clasificación. Cabe señalar que mientras algunos investigadores consideran la conducta sexual compulsiva como un trastorno del control de los impulsos; otros y otras la relacionan mejor con el modelo de las adicciones. Además, existen profesionales que exploran la posibilidad de que este tipo de compulsión sea el producto de un proceso de condicionamiento; lo que la definiría como un patrón aprendido (Chiclana, 2020; García, 2021).

Factores que favorecen el desarrollo de la conducta sexual compulsiva

En la actualidad, las nuevas plataformas virtuales han abierto la puerta a diferentes formas de expresar nuestra sexualidad. Además, los avances tecnológicos han facilitado el acceso e intercambio de contenido erótico y pornográfico. No es posible afirmar que dichos factores son directamente responsables de un aumento de casos de conducta sexual compulsiva; sin embargo, sí son variables que pueden favorecer el desarrollo y mantenimiento de una adicción comportamental de este tipo, en aquellas personas susceptibles a ella (Chiclana, 2020).

Por otro lado, algunos investigadores han descubierto ciertos factores personales que se relacionarían con el desarrollo de este problema. Entre los más importantes, se encuentran los siguientes:

  • Ser una persona insegura y apegada.
  • Cruzar por problemas familiares, personales u ocupacionales.
  • Uso de sustancias prohibidas.
  • Falta de educación sexual.
  • Historia de abuso sexual a temprana edad.
  • Exposición temprana a la pornografía.
  • Habilidades sociales deficientes.
  • Introversión.
  • Baja autoestima.
  • Trastornos del rendimiento sexual.
  • Falta de un proyecto de vida.

(Chiclana, 2020).

De igual forma, existen ciertos trastornos psicológicos relacionados con el desarrollo de la conducta sexual compulsiva. Entre ellos se destacan los siguientes:

  • Depresión.
  • Ansiedad.
  • Trastorno obsesivo compulsivo.
  • Otros trastornos del control de los impulsos.
  • Dependencia de sustancias.
  • Hiperactividad.

(Echeburúa, 2012; García, 2021).

Consecuencias de la conducta sexual compulsiva

Dada la naturaleza de sus síntomas, la conducta sexual compulsiva puede afectar a quienes la padecen de muy distintas formas, dañando diferentes áreas de su vida. Entre las consecuencias más notables se encuentran las siguientes:

  • Afecta el desarrollo de la sexualidad, generando confusión sobre lo que es saludable y lo que no; creando expectativas poco realistas sobre las relaciones sexuales.
  • Disminuye la capacidad de las personas para regular sus impulsos sexuales al margen de las consecuencias asociadas.
  • Genera una especie de síndrome de abstinencia caracterizado por nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, dolores de cabeza, temblores e insomnio.
  • Consume los recursos de quienes la padecen, al dedicar demasiado tiempo y esfuerzo en consumar la conducta sexual repetitiva.
  • Conduce a una búsqueda compulsiva por el placer que nunca puede ser satisfecha.
  • Pone en riesgo relaciones personales importantes; como la pareja, la familia o los amigos.
  • En los casos de promiscuidad, expone a las personas a contraer enfermedades de transmisión sexual.
  • Favorece la práctica de conductas inadecuadas, o incluso ilegales, durante la persecución de la satisfacción sexual.
  • Conduce a sentimientos de culpa, soledad y frustración.

(Echeburúa, 2012; Chiclana, 2020).

Tratamiento de la conducta sexual compulsiva

Según los expertos en el tema, el tratamiento de la conducta sexual compulsiva debe realizarse desde una perspectiva integral y multidisciplinaria. De esta forma, el médico y el psiquiatra deben enfocarse en descartar patologías biológicas que pudieran explicar algunos de los síntomas manifestados. Además, se debe dar tratamiento a aquellos trastornos mentales asociados que requieran atención farmacológica (Chiclana, 2020).

Por otro lado, el enfoque psicoterapéutico deberá centrarse en el desarrollo de competencias necesarias para la integración de una sexualidad sana. Aunado a ello, se dará atención a aquellos rasgos personales que hagan a ciertas y ciertos pacientes más vulnerables al desarrollo de este tipo de comportamiento compulsivo (Chiclana, 2020).

De igual manera, la atención a esta afección debe considerar la promoción de un entorno favorable para el cuidado, respeto personal y defensa de la integridad de aquellas personas en recuperación y proceso de aprendizaje personal (Chiclana, 2020).

El tratamiento de la conducta sexual compulsiva es un área en la cual aún debe trabajarse mucho, ya que muchas personas que sufren de esta afección no reciben tratamiento; ya sea porque se niegan a hacerlo al considerar que no tienen ningún tipo de patología; o bien, porque no existen ni los centros especializados ni los profesionales debidamente entrenados para ello (Arango, 2008; García, 2021).

Referencias:

  • Arango, I. (2008) Sexualidad Humana. Ciudad de México, México. Manual Moderno. biblioteca.unipac.edu.mx
  • Chiclana, C. (2020). Conducta sexual compulsiva o adicción al sexo: viejos problemas con nombres nuevos. [Documento PDF].researchgate.net
  • Echeburúa, E. (2012). ¿Existe realmente la adicción al sexo? Adicciones, volumen (24), número (4), pp. 281-286.adicciones.es
  • García, A. (2021). Conducta sexual compulsiva: relación con factores de riesgo comunes y consumo de sustancias en jóvenes adultos. Máster en Adicciones. Universidad de Oviedo: Perspectiva Biopsicosocial. Curso académico 2020/2021. digibuo.uniovi.es
  • Organización Mundial de la Salud (2022). Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). International Classification of Diseases 11th Revision: versión en línea. icd.who.int
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.