«¡Ya no te quiero!» Cómo evitar el chantaje emocional en los niños

El chantaje emocional por parte de niños o niñas constituye una fuente de malestar significativo para el padre o la madre que lo sufre.

Los berrinches o pataletas de nuestros hijos e hijas nunca se presentan sin razón, pues dada la inmadurez emocional y cognitiva; es el recurso con el que cuentan para manifestar sus emociones, deseos y necesidades. Sin embargo, dependiendo de cómo manejen la situación sus progenitores, los niños y niñas pueden terminar aprendiendo diferentes estrategias que van en contra de la educación deseada y de su propio bienestar, como es el caso del chantaje emocional.

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El chantaje emocional en niños se da cuando el menor emplea verbalizaciones o actitudes; tales como amenazas, gestos irritados, silencios y reproches, que generan en sus padres malestar emocional como culpa, tristeza o angustia. Sus progenitores terminan cediendo ante las demandas de sus hijos; evitando así el temido momento tan desagradable que tendrá lugar si no satisfacen los deseos de su hijo o hija. Si te suena esta situación; seguramente tu hijo o hija ha conseguido tener el control sobre ti.

Cómo gestionar el chantaje emocional en niños

1. Actúa ante el primer indicio de chantaje emocional: Las teorías del aprendizaje nos dicen que cuando una conducta es reforzada, va a tender a repetirse. Si tu hijo o hija en algún momento intenta hacerte sentir culpable, triste, te genera angustia o algún malestar similar; es fundamental no ceder ante sus demandas, de este modo aprenderá que esa estrategia no funciona, pues por más que la use, no va a conseguir lo que quiere.

2. No hagas lo que no quieres que te hagan: Los niños y niñas están en proceso desarrollo; pero eso no significa que no dispongan de habilidades cognitivas. El hecho de que empleen estrategias para satisfacer sus deseos y que esas medidas sean tan eficaces; como el chantaje emocional, demuestra que no hay que menospreciar sus habilidades. Las niñas y niños aprenden más de lo que ven, que de lo que se les dice. Por ello, si sueles chantajear emocionalmente a tu hijo para que haga caso o cumpla con sus deberes, copiará este comportamiento contigo.

3. Se sensible ante las necesidades de tu hijo: En muchas ocasiones, los niños y niñas manifiestan sus necesidades o su malestar antes de la pataleta o el chantaje emocional. Puede que estas señales no fueran escuchadas. Cuando somos sensibles ante lo que nuestros hijos e hijas necesitan, podemos llegar a acuerdos y atenderlas de forma saludable (Henao, Ramírez y Ramírez, 2007; citado por, Cuervo, 2010).

4. Sé coherente en tu conduta y estilo de crianza: Torio, Peña y Caro (2008, citado por, Cuervo, 2010), encontraron que cuando no hay un estilo de crianza coherente; sino que los padres oscilan entre permisivos y autoritarios, los niños tienen mayores dificultades para comunicarse asertivamente. 

5. Enséñale responsabilidad y empatía: «Mi hija Lucía es mucho más responsable que mi hijo Andrés«. ¡Nadie nace responsable! La responsabilidad es una cualidad aprendida por medio de la educación. Muéstrale que además de las responsabilidades con sus cosas y consigo mismo o misma; también tiene una responsabilidad con los demás y con las emociones que genera a las demás personas. No hagas por él o ella las cosas que ya puede hacer y muéstrale cómo sus actos tienen consecuencias. De lo contrario, nunca aprenderá a valerse por sí mismo -de manera autónoma-, ni a comportarse en pro del bienestar de las demás personas; lo que le llevaría a utilizar estrategias inadecuadas contigo (Beyebach y Herrero de la Vega, 2013). 

6. Educación emocional, mucha educación emocional: Si un niño aprende a regular sus emociones, las entiende y sabe qué hacer con ellas; difícilmente va a encontrar como única salida la rabieta para enfrentarse a una negativa (Beyebach y Herrero de la Vega, 2013). 

7. Resuelve primero dificultades personales y de pareja, antes de tratar al niño o niña: muchas veces el malestar familiar; problemas de comunicación entre los padres y situaciones de tensión desencadenan en las niñas y niños comportamientos inapropiados (Estévez, Musitu y Herrero, 2005; citado por, Cuervo, 2010). Si estas situaciones se solucionan de manera oportuna y eficaz, posiblemente los comportamientos disruptivos de tus hijos o hijas disminuyan, o directamente no se presenten. 

8. Enséñales a resolver conflictos: Si un niño aprende diferentes estrategias para resolver conflictos; habilidades de comunicación asertiva y empatía, que le permita entender la posición del otro, difícilmente recurrirá al chantaje emocional (Richard de Minzi, 2004; citado por Cuervo, 2010). 

9. Como padre, madre o educador, debes aprender a decir ‘NO’, y mantenerlo: La palabra ‘no’ favorece el desarrollo cerebral; pues genera la necesidad de buscar alterativas y soluciones al problema que presenta al no obtener la respuesta deseada. Los padres tienen una oportunidad para acompañar este proceso de una forma adecuada. Si en lugar de esto, el ‘NO’ se convierte en un ‘tal vez’ o si nos explayamos en explicaciones que terminan volviéndose un ‘si’; las niñas y niños desarrollarán la tendencia a insistir, por diferentes medios, hasta que consigan lo deseado (Beyebach y Herrero de la Vega, 2013). 

10. Enséñale a esperar: En el arte de ser madres y padres, no solamente hay que aprender cuando decir ‘NO’; sino también hay que identificar qué necesidades o deseos deben ser atendidos de forma prioritaria. Muchas de las necesidades de los niños y niñas, por su bienestar físico y emocional, deben ser atendidas de forma rápida y oportuna. Sin embargo, existen muchas necesidades o deseos que no requieren de una respuesta rápida. Posponer estas demandas les enseñará que si esperan; en calma y sin agresividad, pueden obtener lo deseado. 

11. Evita minimizar y justificar las conductas inapropiadas: Hacerlo reforzará estos comportamientos (Beyebach y Herrero de la Vega, 2013); mientras que ayudarle a afrontar le permitirá hacerse cargo y reducir la frecuencia de esas conductas. 

12. Aprende a castigar: Cuando un niño o niña presenta una conducta inadecuada, debe haber consecuencias. Es sumamente importante estos castigos, ya sean positivos o negativos; deben ser inmediatos aplicados con tranquilidad, proporcionales, relacionados directamente con la falta y de corta duración. Los castigos extensos, que generen malestar físico o emocional, que no promuevan el aprendizaje o que no se relacionen en lo más mínimo con la conducta que queremos corregir; exacerbarán las conductas agresivas y disruptivas en los niños y niñas.

13. Construye CON tus hijos e hijas: Los niños y niñas están lejos de ser receptores pasivos; por el contrario, constantemente participan en su propio desarrollo en la medida que sus capacidades cognitivas, emocionales y físicas se lo permiten (Gregorio, 2017). Los padres y madres deben desarrollarse junto con los niños y niñas; adoptando estrategias para que la vida en casa sea satisfactoria y se lleguen a acuerdos.

¿Y si la situación no se resuelve?

Si los intentos de chantaje emocional por parte de los niños continúan -ya sean hijos o hijas, familiares o alumnado- debes buscar ayuda profesional. Los profesionales de la salud mental disponemos del conocimiento y la experiencia para detectar cuál es la problemática y construir contigo soluciones que favorezcan un adecuado clima familiar.

Referencias

Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.