¿Bebedor social o alcohólico? Los límites del consumo

La cuestión no es, si se es 'bebedor social' o alcohólico, pues el consumo patológico de alcohol no se define por el entorno o la compañía.

Es posible que las fiestas de fin de año sean la época en la que más alcohol se consume. Las celebraciones tradicionales, junto con el fin del año laboral, el inicio de las vacaciones y la posibilidad de reunirse con familia y amistades alentan el consumo. Evidentemente, existen otros periodos donde el consumo de alcohol se incrementa, como en las vacaciones de primavera y el verano. Por lo general, se ha popularizado la idea de que existen dos tipos de bebedor, el llamado ‘bebedor social’ y el alcohólico.

Según esta creencia, el ‘bebedor es social’ es quien consume alcohol en entornos sociales y nunca lo hace solo o sola; mientras que quien se considera alcohólico, es quien bebe en exceso, pudiendo hacerlo con o sin compañía, en solitario. Sin embargo, este abordaje del problema no es adecuado, pues lo que hace que el consumo de alcohol se considere patológico, no es la cantidad, el entorno, ni la compañía. A continuación, te mostramos qué dice la ciencia al respecto.

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¿’Bebedor social’ o alcohólico? Cuando el alcohol es un problema

De cuerdo con el Asociación Americana de Psiquiatría (2014), los trastornos relacionados con el alcohol, se clasifican en 3 tipos:

  • Trastorno por consumo de alcohol: Es la forma más compleja, pues constituye un deterioro significativo en las áreas de individuo, quien presenta un consumo frecuente en cantidades superiores, o durante un tiempo superior al previsto; dedicando tiempo a su compra o consumo, interfiriendo con otras actividades laborales, sociales, familiares, etc. Adicionalmente, la persona intenta constantemente, sin éxito, disminuir su consumo. Este podría ser, el comúnmente llamado alcoholismo.
  • Intoxicación por alcohol: Hace referencia a los cambios psicológicos y comportamentales, secundarios al consumo reciente de alcohol. Es en este momento, en el que se presentan comportamientos hipersexualizados o agresivos, cambios de humor y alteraciones en el juicio. Asimismo, se presenta sintomatología como alteración en el habla, perdida del equilibrio, alteraciones en memoria, y en casos graves, estupor o coma. Esto correspondería a la llamada ‘borrachera’ o ‘ebriedad’. Lo pueden presentar tanto el llamado ‘bebedor social’ como el ‘alcohólico’; cualquier persona que consuma alcohol, de hecho.
  • Abstinencia de alcohol: Malestar físico y emocional, tras suspender o reducir drásticamente el consumo de alcohol. Los síntomas incluyen insomnio, náuseas o vómitos, ansiedad, irritabilidad, entre otros.

Un ‘bebedor social’ puede ser alcohólico, y viceversa

Como pudimos observar, la compañía no es en sí mismo un factor relevante para determinar si el consumo de alcohol es saludable, o no. Cuando el consumo de alcohol genera algún tipo de afectación en las áreas vitales del individuo, se habla de un trastorno, incluso, si esto ocurre muy pocas veces y en ocasiones específicas. Por ejemplo, si una persona consumió alcohol con sus compañeros de oficina en la despedida de fin de año, y bajo el efecto de este gastó todo su dinero, estuvo envuelto en unas disputas, o al llegar a casa tuvo problemas con su pareja, podríamos hablar de un comportamiento alcohólico, aun cuando este se considere un ‘bebedor social’.

¿Por qué es tan común el consumo de alcohol?

El consumo de alcohol se asocia ampliamente con factores sociales y culturales -está socialmente bien visto y es una conducta aceptada, e incluso promovida por diversas culturas-. Sin embargo, las principales razones que llevan a alguien a beber, tienen que ver con la ‘ganancia’ que obtienen tras su consumo. Algunas personas beben para obtener un refuerzo positivo, como por ejemplo integrarse a un grupo; mientras que otros lo hacen para evitar un resultado negativo, por ejemplo, para diminuir la ansiedad -refuerzo negativo-. Algunos estudios han encontrado que algunas personas consumen alcohol para reducir la tensión, lo que ha llamado la atención debido a que se ha usado también para afrontar -sin éxito- sintomatología ansiosa y depresiva (Palacios, 2012).

Diversas investigaciones agrupan las causas del consumo de alcohol en tres grupos: por motivos sociales, para escapar o reducir emociones negativas -como sintomatología ansiosa o depresiva-, y por una aparente sensación de bienestar. Las personas que consumen alcohol por motivos sociales y de bienestar, están expuestas a un consumo en altas cantidades y con mayor frecuencia, por lo que podrían fácilmente pasar de ser ‘bebedores sociales’ a alcohólicos (Palacios, 2012).

Los riesgo del consumo de alcohol

Independientemente de si se considera ‘bebedor o bebedora social’, o si el consumo motiva un trastorno de carácter alcohólico, el consumo de alcohol es un factor de riesgo. A nivel mundial, se considera un problema de salud pública, dado que puede generar alteraciones tanto físicas como mentales. El consumo de alcohol, tanto para quien es ‘bebedor social’, como para el alcohólico, está asociado con el riesgo de desarrollar enfermedad hepática, gástrica y renal, así como un aumento en la probabilidad de provocar un accidente automovilístico o una muerte violenta. Adicionalmente, se puede asociar con más de 60 tipos de enfermedades y trastornos mentales, pues produce una alteración en el funcionamiento del sistema nervioso de la persona. Finalmente, quien consume alcohol, es susceptible a desarrollar dependencia, ya sea física -por alteración de sus circuitos neuronales- o psicológica -por incapacidad de afrontamiento sin estar bajo el efecto de la sustancia- (Solórzano-Torres, et al., 2016; Palacios, 2012).

Cómo podemos observar, adoptar la etiqueta de ‘bebedor social’ no excluye la posibilidad de que el consumo desencadene un trastorno alcohólico. Beber una vez al año de manera social, y poner la vida al revés puede considerarse alcoholismo, pues afecta de manera drástica las diversas áreas de funcionamiento del individuo. La recomendación es beber con moderación, por elección propia y no por influencia social, ni por evitar estados emocionales y; sobre todo, demorar al máximo el inicio del consumo de alcohol, pues cuanto más temprano se inicie, mayor riesgo hay. No se debe olvidar, que aunque el alcohol sea legal en muchos países, no deja de ser una sustancia psicoactiva.

Referencias:

  • Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM 5). Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría.
  • Palacios, J. R. (2012). Exploración de los motivos para consumir alcohol en adolescentes. Psicología Iberoamericana, 20 (1), 29-39. Recuperado de: www.redalyc.org
  • Solórzano-Torres, et al. (2016). La familia y los amigos como riesgo del consumo de alcohol en adolescentes. Revista Ciencia UNEMI, 9 (17), 85-91. Recuperado de: repositorio.unemi.edu.ec
Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.