Cafeína y atención, concentración y memoria

La cafeína, como estimulante del sistema nervioso central, puede incrementar los niveles de atención y facilitar otros procesos cognitivos.

Dentro de las sustancias estimulantes legales, una de las más conocidas y consumidas es la cafeína. Está presente en el café, algunos tipos de té, algunas bebidas gaseosas y, en mayores concentraciones, en bebidas energéticas o energizantes. El saber popular nos dice que la cafeína tiene efectos favorables en áreas cognitivas como la atención, la memoria, la velocidad de procesamiento, y por lo tanto, influye positivamente en nuestro desempeño; sin embargo, vamos a revisar la evidencia disponible, a la luz de las investigaciones científicas.

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Mecanismos de acción de la cafeína

La cafeína fue descrita por primera vez en 1819, por el químico alemán Fiedrich Ferdinan Runge, quien se encontraba estudiando la composición del café (Espinosa y Sobrino, 2017).

Esta sustancia es un alcaloide procedente de las trimetilxantinas, sintetizada a partir de la adenosina. Al ser similar a la adenosina, se une fácilmente a sus receptores, pero sin activarlos, lo que genera una acción antagonista (Espinosa y Sobrino, 2017).

La función principal de la adenosina –y por lo tanto aquella inhibida por la cafeína– incluye una reducción en la excitabilidad neuronal; es por esta razón que se considera un estimulante de las funciones cognitivas, pues genera un estado de hiperexitabilidad en la corteza, aumentando los tiempos de alerta, atención y capacidad cognitiva (Espinosa y Sobrino, 2017).

Adicionalmente, la cafeína facilita la trasmisión de dopamina, lo cual explica por qué tiene un alto potencial de abuso (Pardo, et. al, 2007).

Efectos de la cafeína en el organismo

Aunque principalmente se hace énfasis en el efecto de la cafeína a nivel estimulante de las funciones cognitivas incluida la atención, esta también tiene efectos en otros órganos (Pardo, et. al, 2007):

  • Sistema nervioso central: Genera una activación en el SNC, al aumentar la noradrenalina. Incrementa la alerta, atención, reduce la sensación de fatiga, incrementa el tiempo de esfuerzo cognitivo y mantiene el estado de vigilia. Tiene un efecto reforzante al interactuar con el sistema de recompensa. Adicionalmente, tiene un efecto analgésico potenciado por los inhibidores de serotonina.
  • Aparato respiratorio: La cafeína tiene un efecto broncodilatador, mejorando levemente la función respiratoria debido a un aumento en la capacidad de contracción del diafragma.
  • Sistema cardiovascular: Incrementa la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Se considera de bajo riesgo para enfermedades cardiacas a menos que se consuma en exceso.
  • Sistema musculoesquelético: Produce vasodilatación muscular, aumenta la respuesta de contracción y disminuye la fatiga, mejorando el rendimiento físico. De hecho, hasta el año 2004, su consumo se consideraba dopaje.
  • Fertilidad y embarazo: El consumo periódico de cafeína forma parte de los factores de riego de baja fertilidad en hombres y mujeres. Durante el embarazo, el consumo de grandes cantidades de cafeína aumenta el riesgo de aborto espontáneo, y en el último trimestre, podría disminuir el crecimiento fetal.

El efecto de la cafeína sobre la atención

Múltiples investigaciones han confirmado que la cafeína potencia la atención, debido a sus propiedades estimulantes del sistema nervioso central. Debido a esto, también genera una mejoría en las habilidades cognitivas y el estado de alerta. En un estudio realizado por López y colaboradores (2016; citado por García-González, et al., 2020), se concluyó que una dosis de entre 50 y 150 mg de cafeína, tenía efectos positivos sobre la atención, el nivel de alerta, la velocidad de reacción y las habilidades motoras, siendo especialmente efectiva en sujetos con algún nivel de fatiga.

Sin embargo, en una investigación realizada con estudiantes universitarios, en donde se realizaron mediciones con herramientas psicométricas, el desempeño no fue superior en las pruebas de atención, tras el consumo de cafeína.

Estos resultados resultan paradójicos a la luz de otras investigaciones como la de Renda y colaboradores (2015; citado por García-González, et al., 2020) o McLellan y colaboradores (2016; citado por García-González, et al., 2020), quienes afirman haber encontrado resultados positivos para atención, alerta, orientación, funciones ejecutivas, vigilancia y velocidad de reacción.

Adicionalmente, García-González y colaboradores (2020), encontraron un resultado positivo para actividades de vocabulario, razonamiento verbal, toma de decisiones, resolución de problemas, pensamiento creativo y memoria.

Efectos negativos del consumo de cafeína

Aunque se sugiere que el consumo de máximo recomendado de cafeína no debe superar los 450mg diarios, se estima que en países desarrollados como Estados Unidos, alrededor del 30% de la población supera los 500mg al día. El consumo excesivo de cafeína puede generar cambios fisiológicos asociados con trastornos crónicos o agudos, como depresión, fatiga y alteraciones en la atención, alteraciones cardiovasculares, insomnio, entre otros; incluso, puede llegar a generar dependencia, y por lo tanto, síndrome de abstinencia cuando se descontinúa su uso (Espinosa y Sobrino, 2017).

Debido a esto, en el año 2003, se aprobó una ley en Europa en la que se exige que las bebidas energéticas que tengan una concentración de cafeína mayor a 150mg/L, lo especifiquen en el envase, dado el alto impacto que puede tener en niños y mujeres en estado de embarazo (Pardo, et. al, 2007).

Reacciones adversas agudas

Una misma dosis de cafeína, puede generar reacciones diferentes entre individuos, sin embargo, ante el exceso de cafeína o baja tolerancia a ésta, se puede presentar (Pardo, et. al, 2007):

  • Taquicardia
  • Palpitaciones
  • Molestias gástricas
  • Nerviosismo
  • Insomnio
  • Temblor
  • Ansiedad
  • Incremento de síntomas psicóticos

Concusión

La cafeína, al ser un estimulante del sistema nervioso central, puede incrementar los niveles de atención, y facilitar los demás procesos cognitivos. En dosis bajas y moderadas, ha demostrado ser una sustancia beneficiosa tanto en el ámbito del funcionamiento cerebral, como de demás sistemas; incluso, algunas investigaciones sugieren que tiene capacidades preventivas para varios trastornos.

Sin embargo, en el polo opuesto, al ser una sustancia estimulante, si se consume en exceso, los efectos, lejos de ser un incremento en las habilidades cognitivas, pueden ser negativos tanto a nivel cognitivo, como físico y emocional. Como toda sustancia, debe consumirse con moderación, acorde con los niveles de tolerancia individuales, para así aprovechar sus beneficios y prevenir efectos negativos.

Referencias:

  • Espinosa, C. A., y Sobrino, F. E. (2017). Cafeína y cefalea: consideraciones especiales. Neurología, 32 (6), 394-398. Recuperado de: sciencedirect.com
  • García-González, et al., (2020). Efectos de la cafeína sobre el desempeño psicométrico en estudiantes de la Licenciatura en Nutrición. Lux Médica, 44, 13-20. Recuperado de: revistas.uaa.mx
  • Pardo, et. al. (2007). Cafeína: un nutriente, un fármaco, o una droga de abuso. Adicciones, 19 (3), 225-238. Recuperado de: redalyc.org

Sandra Correa
Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.

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Sandra Correa
Licenciada en Psicología por la Universidad El Bosque (Colombia). Máster en Neuropsicología clínica. Experiencia de trabajo como docente, neuropsicóloga y psicóloga clínica en diversas entidades y en centro propio. Redactora especializada en Neurociencias en Mente y Ciencia.