Multiculturalismo y diversidad cultural

El multiculturalismo asume la diversidad social y propone modelos de pluralismo cultural que preserven la identidad de las culturas.

En la actualidad, las sociedades del mundo se vuelven cada día más diversas. Los movimientos migratorios, los acuerdos económicos internacionales y los nuevos avances en comunicación e informática han facilitado el intercambio cultural entre las distintas comunidades del planeta. Esto significa que muchos países han tenido que aprender a vivir en la diversidad, implementando políticas que permitan la convivencia de grupos con diferentes creencias y costumbres en un mismo escenario. El primer paso para ello, es la aceptación de una realidad multicultural, y con ello, la consideración de regular la interacción de esta nueva sociedad a partir del multiculturalismo.

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Multiculturalidad y multiculturalismo

La multiculturalidad es la existencia de varios grupos culturales en un mismo contexto, ya sea este un país, una ciudad o una comunidad. La conceptualización se limita a describir una realidad sin generar juicios de valor. No obstante, su mero reconocimiento es una fase fundamental en el desarrollo de cualquier sociedad u organismo. Esto pone sobre la mesa la existencia de diferencias fundamentales en la población que requieren respuesta (Hernández, 2007).

Por su parte, el multiculturalismo es un concepto que va más allá de la descripción. Este posee un sentido normativo y constituye por sí mismo una postura hacia la diversidad cultural. Esto es, un proyecto de regulación de la convivencia entre culturas. Constituye un movimiento de modificación y creación de políticas públicas, basado en el reconocimiento de la identidad y la diferencia de los grupos minoritarios (Hernández, 2007).

Es necesario precisar que el multiculturalismo no es una doctrina con principios establecidos o un movimiento unificado. Este es mejor definido como un cuerpo de teorías e ideas que buscan un objetivo común: el reconocimiento de la diversidad cultural de los grupos comunitarios en el ámbito legislativo, político y público (Antonsich, 2016). Además, se manifiesta de manera distinta en cada país, ya que la diversidad toma una forma y una dimensión particulares en cada rincón del planeta.

Movimiento social

La convivencia de distintas culturas en un mismo entorno geográfico, está muy lejos de ser algo nuevo. Incluso es posible decir que este mismo fenómeno es el responsable de haber engendrado las diferentes civilizaciones que existen hoy en día. No obstante, el multiculturalismo como movimiento social, surge en la segunda mitad del siglo XX (Antonsich, 2016). Grupos minoritarios iniciaron la lucha por el reconocimiento de sus derechos ante la ley y la sociedad, así como el respeto por sus creencias y costumbres.

Como ya se ha mencionado, cada sociedad es distinta. Por ello, el multiculturalismo ha dado respuesta a diferentes necesidades, en virtud del contexto cultural al que se enfrenta. Aquí, algunos ejemplos:

  • En países desarrollados como Estados Unidos o Canadá, esta tendencia no se centra solamente en las diferencias de tipo étnico, sino que responde además a las demandas de otras minorías y grupos vulnerables, como la comunidad LGBT.
  • En muchos países de Europa, las políticas multiculturalistas reaccionan a los cambios ocasionados en la población y perfil cultural por los movimientos migratorios. Destacándose la creciente afluencia de inmigrantes provenientes de Asia y África.
  • Por su parte, en Latinoamérica uno de los rasgos que han caracterizado a la multiculturalidad ha sido la demanda por el reconocimiento tanto cultural como político de los grupos autóctonos de la región. Esto, sin ignorar la cuestión de la migración interestatal de los grupos indígenas o la migración hacia otros países, y las consecuencias culturales que estos procesos de movilización han traído consigo.
  • A su vez, países que han sufrido una reestructuración política, se ven obligados a alternar políticas nacionalistas que brinden cohesión e identidad a sus habitantes, y movimientos multiculturalistas que rescaten las tradiciones de las diferentes comunidades.

(Hernández, 2007).

Proyecto político

Las sociedades actuales deben enfrentar cada vez más a grupos minoritarios que exigen el reconocimiento de su identidad y un lugar para la expresión de su cultura. Por lo tanto, el multiculturalismo se presenta como una alternativa necesaria en el contexto pluricultural actual. Este refiere a modelos de sociedad que pueden servir como guía para establecer o modificar relaciones sociales, para diseñar y justificar políticas públicas, para tomar decisiones y para realizar acciones (Hernández, 2007).

El multiculturalismo asume la diversidad como un fenómeno que se da en el mundo y lo confronta con un proyecto de pluralismo cultural. Es decir, el reconocimiento de las distintas expresiones culturales como parte de una misma sociedad.

De esta forma, el multiculturalismo surgiría como una respuesta frente a un proceso aparentemente contrario: la asimilación. Es decir, el que el sujeto culturalmente diferente se integre por completo a la sociedad receptora, a riesgo de perder su identidad anterior. No obstante, en muchas de sus encarnaciones, el multiculturalismo no está en contra de la asimilación, siempre y cuando esta sea voluntaria y no impuesta. La asimilación sería así, una alternativa de integración en el extremo de un espectro de posibilidades en donde el individuo encontraría su propia identidad como parte de una comunidad y de una determinada cultura al mismo tiempo (Antonsich, 2016). En este sentido, el multiculturalismo no lucharía por una alternativa de integración definida, sino por la libertad de elegir la que se desee.

Críticas al multiculturalismo

Debido a que las ideas del multiculturalismo deben ser ajustadas para responder a contextos sociales reales, sus distintas expresiones han recibido numerosas críticas. Entre las más notables tenemos las siguientes:

  • Sus esfuerzos se centran aún alrededor de una relación entre minorías y una mayoría que representa la comunidad. Mientras que las diferencias son ahora definidas además por dimensiones más complejas como inequidad económica o ideología política.
  • Los multiculturalistas suelen enfocarse todavía en diferencias de raza, ignorando otras formas de diversidad como género, orientación sexual, diversidad funcional, habilidades diferentes o conflicto intergeneracional.
  • Las teorías multiculturalistas han descuidado el estudio de la identidad de la comunidad mayoritaria y de los factores externos a la convivencia con otras culturas que pueden influenciarla. Esto ha promovido el prejuicio de que son las personas de otras culturas y no fenómenos socioculturales externos los que pueden estar modificando su identidad nacional.
  • Conceptos y políticas multiculturalistas asumen que la identidad es algo estático y preestablecido, que definen a las personas de manera absoluta. Esto ha dado lugar a legislaciones que categorizan a los sujetos por su raza o credo.
  • Los movimientos multiculturalistas suelen incurrir, irónicamente, en deficiencias de representación, al considerar solo varones de avanzada edad para hablar por comunidades enteras.
  • En algunos países, el multiculturalismo parece haber facilitado la fragmentación social y provocado división social.
  • Las políticas multiculturalistas ha desviado la atención lejos de factores como la desigualdad socioeconómica.

(Antonsich, 2016) (Meer, et.al 2015)

Multiculturalismo e Interculturalismo

A la luz de las deficiencias que se le atribuyen al multiculturalismo han surgido movimientos alternos que intentan dar una respuesta a los dilemas que significa una sociedad cada vez más pluricultural. Una de las tendencias más importantes es el llamado interculturalismo.

Aunque algunos autores lo consideran un tipo de multiculturalismo, el interculturalismo se distingue de este, por centrar su atención en la interacción entre las diversas culturas en lugar de hacerlo en el reconocimiento de sus diferencias (Hernández, 2007).

Este movimiento está en consonancia con el multiculturalismo en tanto reconoce la existencia de una multiplicidad de culturas en una sociedad. No obstante, en lugar de enfocarse en defender las diferencias y preservar las expresiones culturales, busca crear puentes que permitan la convivencia de distintas comunidades, adoptando con ello, una postura mucho más práctica (Hernández, 2007).

Visto así, es posible observar dos respuestas distintas a la diversificación cultural que experimenta el mundo: Por un lado, se busca conseguir que cada grupo tenga un lugar propio dentro de la sociedad, a riesgo de tipificar a los individuos en categorías que los definen por solo un aspecto de su identidad total. O bien, se desarrollan estrategias que permitan la interacción y convivencia de estos mismos grupos a partir de lugares en común, pero con el riesgo de sacrificar parte de la identidad cultural que los define.

Ante esta disyuntiva, es necesario recordar que existe una gran distancia entre las apreciaciones teóricas y la práctica de dichos principios. Tomando en cuenta que tanto el multiculturalismo como el interculturalismo son proyectos políticos que responden a una realidad concreta. La elección de cualquier vía requiere analizar el contexto en que estas medidas serán aplicadas. Esto es, considerar a las personas supuestamente beneficiadas con las políticas a desarrollar por sobre el cumplimiento de cualquier ideal teórico.

Referencias:

  • Antonsich, M. (2016) Interculturalism versus multiculturalism – The Cantle-Modood debate, Ethnicities, volumen 16, número 3, p.p. 470-493, recuperado de Semati Scholar, DOI: www.semanticscholar.org
  • Hernández, M. (2007) Sobre los sentidos de “multiculturalismo” e “interculturalismo”. Ra Ximhai, volumen 3, número 2, p.p. 429-442, DOI: uaim.edu.mx
  • Meer, N., Mouritsen, P., Faas, D., de Witte, N. (2015) Examining ‘Postmulticultural’ and Civic Turns in the Netherlands, Britain, Germany, and Denmark. American Behavioral Scientist, DOI: 10.1177
R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.

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R. Mauricio Sánchez
R. Mauricio Sánchez
Licenciado en Psicología por la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEMex (México). Experiencia docente y en atención clínica en entidades privadas y públicas, como el Instituto de la Seguridad Social. Editor adjunto y redactor especializado en Psicología en Mente y Ciencia.